Edimburgo. Gran Bretaña.

Hace ya un mes que fui a Escocia y a día de hoy sigo diciendo que quiero volver. Es un ambiente tan diferente, tenebroso, tétrico y lúgubre por algunos rincones, que engancha. Dicen que cada lugar tiene su propio encanto y en Edimburgo reside en conocer la ciudad con alguien que te explique cada detalle escondido entre las callejuelas, los edificios y monumentos de la ciudad. Hay mil historias que escuchar, desde locas y divertidas a tétricas y espeluznantes, pasando por algunas curiosas e increíbles.

Una que recuerdo es la que trata sobre la Piedra de la Coronación o Piedra del Destino. Es una piedra que forma parte del conjunto de las joyas de la Corona y la cual se utiliza en la coronación de los Reyes. Fue robada en varias ocasiones y acabó en Inglaterra, que decidió cederla a Escocia como préstamo hasta una nueva coronación. Cuando la piedra, que siempre fue una posesión de Escocia, volvió a su lugar, que es el castillo de Edimburgo, se realizó con una marcha en la cual los gaiteros que acompañaban la pompa, lo hicieron al ritmo de los acordes de Boris Claudio 'Lalo' Schifrin, creador del tema principal de la banda sonora de Misión Imposible.

Otra que me resultó muy curiosa es el porqué de la existencia de un corazón realizado con adoquines que te encuentras en una de las calles principales de la ciudad. Representa el corazón de la Reina y se sitúa en lo que antiguamente fue una prisión. Hoy en día, la gente no camina por encima, como respeto y por la creencia de que si lo haces, nunca encontrarás el verdadero amor y otros, por cuestiones políticas, escupen. Y es cierto, si te paras y observas, te das cuenta de que es verdad. Yo, escupí, pero porque para los turistas significa que si lo haces, vuelves a la cuidad alguna vez más.

Pero a mí, las historias que me embelesaron de sobremanera fueron las  de ‘fantasmas’ que te cuenta el guía mientras paseas por los cementerios al caer la noche. Esos cementerios en los que las tumbas están en el suelo y las lápidas te llegan a la rodilla y que por el paso de los años, la erosión hace que en las piedras se formen siluetas, en ocasiones para el ojo humano, representativas de algo que nos resulta familiar, y donde la vegetación cubre gran parte del terreno, dándole un halo de misterio único e inquietante. Cementerios que parecen sumamente tranquilos por el día e invitan a pasear ‘entre los muertos’ y que al anochecer se convierten en un escenario de terror digno del séptimo arte. Y he de reconocer que, visitarlos cuando la gente decide que es hora de volver a casa, me resultó muy divertido porque la sugestión hace de las suyas y cuando estás allí crees que ves y oyes millones de cosas. De hecho, uno de esos cementerios fue la inspiración de J.K. Rowling en la creación de los escenarios, ambientes y posiblemente trama, de la saga de Harry Potter.

Y si tuviera que destacar algo de este viaje, sin duda, serían esas sensaciones que te da al conocer miles de cosas sobre asesinatos, muertes, prostitutas, tráfico de cadáveres y por supuesto fantasmas, que hacen de una simple ciudad, un total misterio.

Galería de fotos