Dinant. Bélgica.

A veces es difícil encontrar un sitio en el que poder apartarte y desconectarte del mundo. No siempre encuentras un escondrijo así. Sin embargo, he descubierto un lugar, en el que perderse es tan fácil como encontrarse, Dinant.

Es una pequeña ciudad situada entre las rocas de las Ardenas y las orillas del rio Mosa. Un lugar lleno de color y de vida, en el que puedes respirar paz y tranquilidad por cualquier rincón. Es conocida como la ‘hija de la Mosa’ por su situación geográfica, pero es famosa por ser el lugar donde nació Adolphe Sax, inventor del saxofón, lo que explica la existencia de numerosos saxofones que encuentras al recorrer sus calles.

Tiene una Ciudadela tras 408 peldaños que te permite ver que está rodeada por castillos, abadías, museos… Pero lo que más impresiona sin duda es la naturaleza que la caracteriza, y quizás sea eso lo que le de ese toque mágico que desprende. No todos los días puedes ver como un pueblo crece en la ladera de una montaña que es partida en dos por un río o sentarte en la orilla, tomar el sol y ver valles totalmente verdes.

Parece un lugar que no crece, pero que avanza, como si guardara con ahínco su estética frente a un crecimiento demográfico, respetando lo que la rodea como algo primordial, queriendo mantener un ambiente de calma perpetuo… Es simplemente el mejor sitio en el que olvidar y recordar mientras paseas bordeando el afluente y descubres millones de grandes pequeños detalles de un emplazamiento escondido en el corazón de la provincia de Namur.