Camino de Santiago.
El Camino de Santiago belga, porque sí, hay más camino fuera de España y Francia, algo que sinceramente, no sabría si repetir. Salir de Liège a pie para acabar, ocho horas después, en un pueblo a 19 kilómetros de distancia, pasando por Sart-Tilman, es algo que te replanteas. Pero he de reconocer, que el tiempo se pasa deprisa cuando no dejas de caminar. Cruzas la ciudad, para adentrarte en el campo y rodearte de naturaleza y cuando te das cuenta, vuelves a pisar de nuevo una zona edificada. Es sin duda, una de las mejores cosas que he hecho hasta ahora y no únicamente por el maravilloso paisaje que te ofrece.
Lo que más recuerdo de aquel camino, no fue sólo reencontrarte con la Madre Natura y caminar sobre un suelo húmedo resbalando a cada paso, sorteando algún que otro considerable desnivel del terreno, si no el hecho de que puedes desconectar totalmente del mundo. Yo personalmente, no pude evitar centrarme en cada cosa que deseo olvidar, haciendo que cada paso marcara un hecho y mientras avanzaba me daba cuenta que los iba dejando atrás. Fueron ochos horas exhaustivas de reflexión en las que mi cerebro funcionaba a una velocidad vertiginosa enlazando recuerdos, palabras y hechos, y buscando problemas, razones, excusas o soluciones. Todo para hallar algo de paz interior. Lo mejor de todo, es que se encuentra.
Ahora entiendo la razón de que haya gente que encuentre paz a través del dolor, yo la encontré a través del cansancio físico y emocional que arrastré durante todo el día. Quizás algo así no sirva de nada para con los demás, pero si con uno mismo. ¿Quién alguna vez no ha metido la pata, tanto como para pensar que no hay solución? ¿Quién no ha hecho daño a alguien alguna vez? ¿Quién no se arrepiente de algo que hizo o dijo? ¿Quién no se tropieza con la misma piedra dos o más veces? Todos somos humanos y nos equivocamos, el problema es que hay ocasiones en las que las consecuencias de nuestros actos van más allá de lo que podamos soportar. Y es, en casos como estos, en los que más que el perdón de una persona, necesitas el tuyo propio y en los que perderte por algún lugar recóndito del mundo te puede ayudar. Hay muchos caminos para llegar a este punto, yo lo alcancé con éste y sé que no lo hubiera logrado con cualquier otro. Así que, reflexionando una vez más podría decir que repetiría de nuevo semejante locura, sólo por el hecho de saber que después de todo te levantas y luchas.
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