Las Médulas, un paisaje fuera de lo común

¡Hola a todxs!

Hoy vengo a hablar de una pequeña excursión que hice el verano pasado, bastante distinta a ver simplemente una ciudad. Se trata de las Médulas de la provincia de León.

Lo primero de todo voy a explicaros qué es esto y qué tiene de especial.

Muchos no conoceréis este paisaje y es de los más curiososque he visto.  Primero os dejo una foto para que os hagáis una idea de lo que estoy hablando.

Las Médulas, un paisaje fuera de lo común

Ahora que ya sabéis lo que es os cuento cómo se ha formado. Estas pequeñas montañas son los restos de una explotación minera de oro y aunque es difícil de creer, pertenecen a la época del Imperio romano.

El paisaje me pareció increíble, cuesta creer que lleve tantísimo tiempo así y que se haya mantenido desde entonces. Se encuentra como ya he dicho en León, en el Bierzo. Para llegar hasta allí la única manera que conozco yo es en coche pues está en mitad de la montaña.

La montaña alrededor también es muy bonita, no hay árboles, es todo liso, pero muy verde.

Abaja hay un aparcamiento no muy grande en el que se deja el coche y el último tramo hasta ver estas vistas hay que hacerlo a pie. Es un camino muy corto, pero es una pendiente enorme hasta que llegas allí. Está muy inclinada y es algo dura, pero no es nada larga y si se va despacio, se consigue subir sin problema.

 Con un sprintfinal incluido, llegue hasta la parte alta de la montaña. Una vez arriba del todo hay un mirador de madera muy alargado desde el que te puedes asomar a ver todas las formaciones de las médulas.

Las vistas impresionan bastante, es muy curioso el contraste entre el color naranja de la roca y el verde de la vegetación. Es una zona bastante grande, y es increíble la historia que hay detrás y la cantidad de años que han pasado desde que se creó esta mina, por supuesto toda la vegetación es posterior. Llama la atención cómo las plantas se han hecho con el lugar y es muy interesante si te pones a pensar que todo eso lo ha causado el ser humano y no la naturaleza  y que tras cientos de años todavía siga igual.

Cuando fui lo hice sin tener mucho tiempo y por eso no bajamos, pero también es posible hacer rutas de senderismo y andar entre las médulas. Supongo que la experiencia tiene que ser totalmente distinta a verlo desde arriba porque estás metido dentro y no sabes realmente lo grandes que son las montañas. No creo que se vea todo como se hace desde el mirador, pero sí que se tiene que dar una sensación de andar por un laberinto.

A parte del mirador hay también una cueva original en el mismo sitio que se puede visitar. No recuerdo el precio (no era gratuita), pero sé que no costó casi nada. Para entrar te dan un casco pues es una cueva muy baja y es muy fácil darse con el techo al entrar o al salir (sí, a mi el casco me salvó de un golpe que me di nada más entrar). Cuando entras es un camino ancho pero muy bajo y totalmente naranja, de la misma piedra arenosa que las médulas, es casi barro.

Las Médulas, un paisaje fuera de lo común

No es un camino circular y acaba en un gran mirador que fue en realidad una parte de la mina que se quedó sin terminar. Esta zona es mucho más grande y se ven todas las médulas de una manera muy distinta a como se ven desde el mirador, pues se ven desde el otro lado. Es como estar más metido en ella, más parecido a la vista que se tendría en su momento.Impresiona saber que todo eso era antes una montaña que fue excavada, el hueco que dejaron es enorme.

Para volver hay que hacerlo por el mismo camino estrecho y casi a oscuras de la cueva. Para mí mereció la pena, las vistas están mucho mejor y estás dentro de la montaña, además el precio no es nada.

Hasta entonces no me había dado cuenta de lo arenosas que eran las paredes de la cueva, pero al salir aquí y volver a la luz del sol me di cuenta de que llevaba todas las piernas y las manos naranjas de haberme apoyado sin darme cuenta. De verdad que mancha muchísimo, hay que llevar cuidado con dónde te agarras o qué tocas o pondrás todo perdido cuando vuelvas al coche.

Para llegar de nuevo al coche hay que volver a bajar la gran pendiente, que ahora al ser cuesta abajo es un poco más resbaladiza por lo que hay que tener cuidado con dónde se pisa, sobre todo si ha llovido hace poco, pues estará más húmedo y será mucho más peligroso.

Las Médulas, un paisaje fuera de lo común

Cerca de este mirador hay bastantes cuevas también romanas creadas por el tipo de roca tan fina y moldeable. Aunque no me dio tiempo a visitarlas os cuento que algunas son gratuitas y otras son de pago con una visita guiada, pero de nuevo es un precio casi simbólico. No están al lado del mirador ni de la zona que se puede recorrer andando, sino que también hay que acercarse en coche y tienen unos horarios específicos. En verano cerraban cerca de la siete o las ocho y por eso cuando pude acercarme ya estaban cerradas.

Aunque las médulas es el principal atractivo de la zona, de camino a ellas a una pequeña zona muy curiosa. Te lo anuncian en mitad de la carretera como la ciudad de los cuentos y es una pequeña carretera llena de casas decoradas con duendes y muñecos de cuentos de hadas. Tan solo hay que desviarse un poco y es cuanto menos curioso de ver. Tiene también un bar que es donde está casi todo lo que se puede ver, pues el resto son casas de alquiler vacacional (es, al fin y al cabo, un reclamo turístico). Fue divertido de ver, los niños estaban muy emocionados.

Además, muy cerca de las médulas está Ponferrada, uno de los sitios más conocidos de la zona. El castillo de Ponferrada es lo más característico y bonito de la ciudad, también merece la pena visitarlo, es enorme por dentro y se puede subir a las murallas.

Las Médulas, un paisaje fuera de lo común

Por último, he de decir que, aunque no había visto un paisaje como este antes, Madrid tiene también una zona muy parecida, las Cárcavas, casi un desierto. Pero el origen no tiene nada que ver, está formado únicamente por la erosión de la lluvia, por eso la historia detrás de las médulas me pareció mucho más curiosa, además de que el paisaje es mucho más bonito por la vegetación que hay entre medias, casi una selva.

Sé que es una excursión peculiar y que no es lo que nos imaginamos al ir a visitar una ciudad o una zona, pero es un paisaje casi único, al menos en la península, es totalmente distinto a cualquier cosa que hayáis visto antes y para mí merece la pena darle una oportunidad, acercarse al mirador y dar una vuelta entre ellas.

Espero que en algún momento lo visitéis y lo disfrutéis.

¡Gracias por leerme!


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