Light Night

A principios de octubre tiene lugar la primera celebración 'tradicional' de la zona, la que para mí siempre será una fiesta a la que le tengo un cariño especial: la Light Night. 

Se trata de una celebración que tiene lugar durante un par de noches (considerando noche desde que oscurece hasta las diez u once) en las que, como el propio nombre indica, la luz es la protagonista. Desde espectáculos de luces a desfiles o actividades propias de un campamento de verano, es la ocasión perfecta de sentirse un poco niño otra vez. Y es que si combinamos todas estas actividades con la ilusión propia del estudiante erasmus aún casi recién llegado y un ambiente casi navideño (sí, ya a principios de octubre), está casi asegurado que sea una experiencia para recordar. (Antes de nada aclarar lo del ambiente navideño para que no penséis que soy una exagerada y pierda toda credibilidad: en Leeds a principios de octubre, al menos por la noche, ya hace el frío que podría hacer perfectamente en España en pleno diciembre y, para mí, una noche de frío en la que los niños van por las calles con molinillos de luces y lazos luminosos de Minnie Mouse y las calles están abarrotadas, suena a Navidad, concretamente a la cabalgata de Reyes. Todo esto sin olvidar las luces de Navidad porque al parecer aprovechan para poner las de todos los acontecimientos a la vez y, aunque no las enciendan, ir encontrándote muñecos de nieve adornando las farolas para mí es Navidad total.)

Para comenzar ya con un relato un poco más ordenado empezaré por la noche del jueves. Básicamente la mayor diferencia con el viernes, que es cuando más instalaciones pueden visitarse, son los desfiles. He de decir que aún no me orientaba mucho así que encontramos uno un poco de casualidad a base de seguir a la gente. Se trata de un desfile bastante curioso en el que hay muchísima gente con unas especies de linternas con forma de peces además de bandas de música y gente disfrazada. Personalmente me impresionaron bastante no porque fueran nada del otro mundo sino porque estaba detrás de un montón de gente y entonces solo se veía las linternas moviéndose como si de peces de verdad se tratara por lo que, por una vez,estar en última fila resultó ser probablemente mejor que estar en la primera. Aparte de este desfile nos encontramos con una especie de maratón en la que la gente iba disfrazada, con luces de neón por todas partes y más ropa fosforita que en la sección de running del Decathlon, bastante curioso también y, para mí, digno de admirar con el frío que hacía.

En cuanto a las instalaciones, lo más sencillo de encontrar eran fachadas de edificios en los que se hacían proyecciones, desde burbujas o una repentina cascada hasta la historia completa de un fénix que acabé viendo al menos tres veces. Aunque supongo que cada año cambiará, este año la temática eran los cuatro elementos por lo que cada una de las proyecciones representaba uno de ellos, algo que nos llevó un rato averiguar. 

Otro imprescindible es la visita al Trinity a ver las luces de su techo. Personalmente me decepcionó un poco este porque en los vídeos y las fotos que había visto parecía bastante más de lo que realmente era pero está rodeado de otras intalaciones para ver por lo que una visita rápida merece la pena y en algunos momentos las luces iban acompañadas por cantantes en directos, haciéndolo más entretenido. 

En cuanto a instalaciones de exterior había varias pequeñas de luces en árboles o cuadros hechos con luces que, sin ser nada del otro mundo, son bonitas para ver y curiosas. Destacaría de entre ellas una especie de pared para pintar con luz (con catastróficos resultados en mi caso pero había gente que dibujaba cosas bastante guays) y, sobre todo, una especie de dientes de león gigantes hechos con vasos de plástico. Lo sé, dicho así suena cutre pero es la foto postureo de la noche por excelencia y están muy logrados, hasta el punto de que tardé unos diez minutos en darme cuenta de cómo estaban hechos.

Ya en cuanto a actividades en el interior de edificios concretos destacaría los edificios de la Universidad. Yo solo fui al Parkinson Building pero al parecer había actividades en muchos más. Aun así, ni siquiera yendo solo a este pudimos participar en todas las actividades porque había muchas, muchísimas: desde una especie de teatro sobre los amores de Cupido y Psique a la creación de tu propio ambientador con plantitas (tipo granja escuela total), un molinillo de viento (que nunca llegó a funcionar del todo porque nada más salir a la calle le cayó un montón de lluvia encima) o un plato decorado con lanas y rotuladores al más puro estilo Art Attack en versión para bajo presupuesto. 

También se podía acceder al Leeds City Museum, donde había una especie de estancia en la que todo parecía fosforito, a una iglesia a la que a día de  hoy no tendría ni idea de cómo volver pero en la que había figuras luminosas de diferentes edificios representativos y, para mí uno de los lugares más impresionantes, la catedral de Leeds: con música en directo de fondo, entrar y ver todo el altar lleno de velitas es simplemente algo que hay que ver, no ya solo por la cantidad que había sino por el hecho de ser los propios visitantes los que las encendían. Puede parecer una tontería pero me impresionó mucho el poder encender mi propia vela y participar en algo así, tan sorprendente.

Probablemente me olvide de algún lugar más que pude visitar antes de que ese extraño horario de los ingleses me lo impidiera pero creo que he conseguido transmitir la idea de la gran cantidad de cosas que se pueden hacer durante la Light Night, probablemente incluso con un excesivo entusiasmo. Simplemente es un acontecimiento al que merece la pena ir aunque solo sea por la curiosidad, por ver las calles llenas a las diez de la noche (algo no muy habitual) o por ver puestos de comida con carteles tan curiosos como el letrero de 'Spanish Churros' rodeado de dibujos de cactus y sombreros mexicanos. Porque a veces no solo aprendes sobre la cultura de otros países sino sobre la idea que estos tienen sobre el tuyo, ofreciéndote así un buen tema a tratar en las comidas familiares a la vuelta que es algo que, aunque parezca que no, es muy necesario.


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