Capítulo 2. Un fin de semana pasando frío. ¡Furgoexperience! Islas Canarias
Capítulo 2. Un fin de semana pasando frío
¡Seguimos con las aventuras! Un fin de semana de puente, decidimos irnos con unos amigos con furgoneta y casetas a pasar un fin de semana en el monte, precisamente en Llanos de la Pez y Bailico. Como para poder quedarnos de acampada tenemos que sacar permiso en el Cabildo de Gran Canaria, pues sacamos dichos permisos.
Te recuerdo que para sacar los permisos de acampada tienes que solicitarlos en ésta página:
Copia y pega este enlace del Cabildo de Gran Canaria en tu navegador:
http://cabildo.grancanaria.com/-/oiac-tramites-acampadas-albergues-y-areas-recreativas
Y luego tienes que acceder a un enlace a mitad de página dónde te dice: Formulario de solicitud de acampada
Es imprescindible que saques el permiso, ya que los agentes forestales pasan todos los días y si no tienes dicho permiso, te pueden multar, por lo que tanto tu y como yo, no queremos eso, queremos disfrutar de la naturaleza. Una vez que los solicites mediante ese formulario, 3 días después tendrás que recogerlo en las oficinas del Cabildo. No obstante, también puedes solicitarlo llamando por teléfono.
Pues bien, decidimos ir para arriba y hacer un asadero en horario nocturno, ya que la zona está preparada para hacer barbacoas, en época de invierno, ya que en verano es frecuente que haya algún incendio, por lo que cierran las barbacoas. Compramos toda la carne y llevamos todos los artilugios necesarios para la fiesta. Nos dirigimos hacia el centro de la isla en torno a las cinco de la tarde. La ruta más cercana para subir hasta Llanos de la Pez y Bailico es la siguiente. Primero tienes que pasar por Tafira, luego Santa Brígida, San Mateo, Cueva Grande, y pasando Cueva Grande, coges dirección Ayacata, y antes de llegar al Roque Nublo, ahí estarás. Nosotros, valientes, viendo desde San Mateo que las nubes en el cielo estaban negras, amenazando que iba a caer una buena, pero esperanzazados que íbamos a estar por encima de las nubes, seguimos subiendo. Llegamos al lugar donde nos ibamos a quedar, nos bajamos y el clima estaba agradable, lloviznaba algo, poca cosa, pero se podía hacer un buen asadero rico para calentar el cuerpo. Así que entre todos, nos pusimos a armar las casetas de los que se quedaban en ellas y a hacer el fuego. ¡Madre mia! La noche se nos echaba encima y allí ya no se veía nada. El uso de linternas era imprescindible. Saltando para calentar el cuerpo y comiendo pan con ali-oli y papas arrugadas con mojo picón es lo que nos calentaba el cuerpo hasta que empezó a salir la carne del fuego. Justo ahí, la llovizna que estaba cayendo durante horas antes, se atenuó. Empezaron a caer gotones que se acumulaban en los pinos. ¡Pero nosotros valientes! ¡Como los cerditos valientes! Comiendo, hablando y riendo.
Cuando llegó la hora de irnos a dormir, ya hacía tal frío, que los dedos de los pies no los sentía. Estaban entumecidos. Los que tenían furgoneta para quedarse nos quedamos en ella, mientras que los que se quedaban en caseta se metían dentro de ella.
La noche la pasamos bien fría, pues estábamos cerca a un grado centígrado. Ya puedes imaginar la cantidad de mantas que había en el furgón.
Debido al frío, pasamos la noche algo incómodos, y las continuas gotas que caían en la parte exterior del techo pues incomodaban, al golpear continuamente y transmitir el sonido a través de la chapa.
Cuando nos levantamos por la mañana, aquello era un desierto, pues los otros amigos lo habían pasado mal en las casetas de campañas que incluso se inundaron de agua, y decidieron marcharse o irse a dormir al coche en plena madrugada. Te aconsejo que lleves una caseta que se arme rápido, tipo de las que se venden en Decathon, las de dos segundos, porque en caso de que el clima se ponga malo, puedas armar la caseta rápido y evitar un desastre entre agua y pinocha.
Nosotros seguimos la aventura ese día y decidimos irnos del lugar porque no se podía aguantar, por lo que nos fuimos al sur de la isla. Decidimos ir un mirador que está entre el parador de Tejeda y el cruce en el que puedes coger cuatro direcciones, Telde, San Mateo, Ayacata o el parador de Tejeda. En ese mirador, nos paramos un rato para sacar semejantes vistas. El Roque Bentayga resalta entre todo lo demás, con el Teide al fondo, en la isla de Tenerife.
Después de estar un rato observando cómo las nubes pasaban a nuestro alrededor, decidimos tirar para el sur por Ayacata, siguiendo luego para Santa Lucía y Fataga. Como teníamos hambre nos paramos en el mirador de Fataga, para picar algo suave. Teníamos unas latas de conservas en la nevera, junto con guacamole, nachos y una pequeña ensalada, así que las abrimos y nos pusimos a picar, con vistas a las dunas de Maspalomas. En la imagen no se aprecia bien, pero lo que se ve al fondo del barranco, que divide el mar y la tierra, eso son las dunas de Maspalomas.
Este mirador es muy frecuentado por turistas, e incluso, hay una barandilla de esas en la que la gente pone candados y ese tipo de cosas con sus parejas. ¡Más de uno/a estará buscando la llave! Y otros/as no por supuesto.
Después del mirador bajamos hasta los alrededores de Arguineguín, justo en un camping. Teníamos la playa al lado, pudimos disfrutar del sol después de una noche para olvidar.
Nuestros amigos que llevaban furgoneta, Kevin y Erika, tienen una Mercedes Vito, se lo tenían bien montado. Buena gente.
Estaban estrenando las nuevas modificaciones que le habían hecho. ¡De lujo! Como dice un canario, ¡Ños que bien se lo montan Kevin y Erika! Con su mesa dentro de la furgoneta y todo. Como buenos vecinos que fueron ese día, nos invitaron a su comedor acogedor y cuando terminamos de comer nos dimos un paseo por el pueblo de Arguineguín, por el interior de su puerto y su playa, la playa de Las Marañuelas.
Una siesta furgonetera fue lo que hicimos después de comer para calmar la barriga para después ir hasta el muelle de Mogán y dar un pequeño paseo.
En Mogán nos dimos un paseo por el puerto. Si te leíste el capítulo uno, ya te hable un poco del pueblo de Mogán. Que está algo alejado del muelle y te puedo decir que mucha gente de la isla desconoce dicho pueblo, creyendo que Mogán es simplemente el muelle.
Pues bien, paseando por el muelle de Mogán podrás ver lo bonito que es por sus casas y por el ambiente que hay.
Justo al lado del muelle, está la playa de Mogán. Es una pequeña playa de aguas tranquilas. En ella podrás alquilar un kayak, patín u otras actividades acuáticas. La zona de piedras que está justo en frente de la playa también es un buen lugar para ponerte a coger sol.
Después de un fin de semana de jugar mucho a las cartas, a un juego de quitar palos por colores, creo que se llama Jenga, unos cuantos buenos baños en la playa, y unas bebidas de Appletiser con algo alcohólico que Kevin le metía, llegó el día de marcharnos y como despedida, sacamos esta foto de recuerdo.
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