La Rochelle: la perla del Atlántico francés

La Rochelle es ese tipo de ciudades en las que, nada más entrar, ya respiras su ambiente y te haces una idea general de lo que puede darte -además de despejarte de tópicos-  el tiempo que pasarás en ella. Es un destino discreto de Francia, pero que guarda maravillosos paisajes y lugares donde poder perderte. Sin duda, es un lugar que no puede faltar en una ruta por el país de los vinos.

En mi caso, yo entré una última noche de agosto a la ciudad y, creyendo que haría un frío cortante debido a su proximidad al océano, lo que allí noté fue un calor húmedo en lo que al parecer fue uno de los veranos más calurosos que se recuerdan. Pobre de mí al pensar que sería las noches serían una especie de Siberia a la francesa. Nunca me sentí tan cebolla hasta el momento en el que tuve que quitarme tantas capas de ropa.

Para llegar a esta ciudad-puerto, tomé como destino de aterrizaje Nantes, y eso a pesar de que La Rochelle tiene aeropuerto, pero dispone de pocos vuelos y éstos suelen ser caros. Desde allí tuve que coger el tren hacia el sur, el cual no duró en exceso, pero sí que una película larga estilo "Gladiator" la puedes ver.

Una vez llegué a mi destino, salí de la estación de trenes, la cual está compuesta por uno de los edificios más majestuosos y bellos de La Rochelle: un gran edificio de bella arquitectura palaciega, con una torre central y un reloj en lo alto que invitan a hacer una foto desde el momento en que la ves.

Yo iba a estudiar un Erasmus de 6 meses allí y no sabía muy bien adónde ir, pero mi tutor estudiantil (hay un tutor estudiante y otro profesor), vino sin previo aviso a recogerme a la estación aquella calurosa noche, algo que me sorprendió gratamente, ya que es algo que creía que estaba exento de sus labores. Éste fue el mismo que me ayudó una barbaridad a conseguir una habitación en residencia, así como con el papeleo de la universidad y adecuarme bien a ella, sacándome a conocer la ciudad y presentándome a sus amigos. Así que, sin lugar a dudas, la Universidad de La Rochelle tiene un gran programa para estudiantes extranjeros, en el que te asignan a dos tutores que te ayudan en todo lo que pueden y, además, te ofrecen clases gratuitas de francés según tu nivel en el idioma. Dicho programa es simplemente envidiable.

Pero dejemos de hablar de mí y hablemos más sobre esta curiosa ciudad enclavada en la costa atlántica aquitana, y todo lo que me ofreció y quisiera compartir.

ORGANIZACIÓN DE LA CIUDAD

La Rochelle puede parecer a simple vista una gran ciudad con puntos lejanos unos de otros, pero lo cierto es que ello se debe a la forma de su construcción. La ciudad en sí está conformada por un largo pasillo norte-sur, separadas sus diversas partes por puentes que interconectan los espacios divididos por el agua. Especialmente, se puede remarcar una gran diferencia entre la mitad sur universitaria y la mitad norte del centro de ciudad, ambas divididas por un gran puente levadizo. Aparte de ésto, está la gran zona oeste, la zona más residencial y más pudiente de la ciudad.

En mi caso y debido a que fui estudiante, me gustaría empezar por mis experiencias y recomendaciones en la zona sur.

MITAD SUR - UNIVERSIDAD Y RESIDENCIAS

En la parte universitaria se encuentran, no solo las diversas facultades de las que dispone la universidad y que llegan casi a la altura de la playa sur, sino que hay una amplia gama de residencias de todos los tamaños, colores, tipos y precios para cualquier estudiante nacional o extranjero que quiera beneficiarse de ellos. Y para quienes son más de apartamento, existen diversos edificios con muchos de ellos alquilables, aunque con un precio que a priori puede parecer de escándalo.

La zona principal del sur es un gran aparcamiento rodeado de diferentes lugares turísticos o universitarios, como son hoteles, restaurantes o un McDonald's (el cual es el más caro que he encontrado nunca, pero es lugar de encuentro debido al Wi-Fi gratuito). Coronando el aparcamiento está la sede principal de la universidad, llamado "Technoforum", lo que en España se conoce como "rectorado". Otro gran edificio a su alrededor es el Cinèma CGR, el cual tiene precios de descuento para estudiantes.

En la esquina noreste del aparcamiento interesa también saber que el restaurante "Le Manzio" hace descuentos a universitarios mostrando también la tarjeta estudiantil, con el que se puede obtener un buen menú entre tres pizzas diferentes o bien dos de pasta, con un postre que suele ser el del día. Este restaurante me ha salvado en más de una ocasión en la que quería comer rico, pero no abusar de la comida rápida o precocinada.

La otra zona remarcable es la zona más al sur, a partir de un lago llamado "Lac de la Sole" y que es un paraje maravilloso para sentarse a leer o hacer algo de deporte a su alrededor. Si continuamos hacia el sur, me gustaría recomendar un pequeño establecimiento en el que hacen unas de las mejores pizzas que he podido probar. Éste tiene un nombre tan español como es "Francisco" (en Rond Point de l'Europe). Se llama así, tal suena. Y casi que podían haberle puesto "Paco" y ya iría con una sonrisa siempre. En él las pizzas tienen buen precio y, sobre todo, sobre las 8 (hay que recordar que en Francia lo normal es cenar entre las 7 y las 8), se sirven a un menor precio, por ello lo habitual es cogerse 2 entre 2-3 personas, ya os digo que no defraudan.

Además, la parte que toca con el pueblo inmediato del sur dispone de un Carrefour, siempre socorrido, y, en frente, el gimnasio de la universidad, con lo que no está muy lejos para el que quiera ejercitarse. Y, si se es más de correr el paseo de la playa, que carece de arena, es un lugar maravilloso para correr, sobre todo al amanecer o al atardecer... Es alucinante ver los barcos en el horizonte mientras te mueves por aquellos parajes.

Antes de ir con la parte norte me gustaría remarcar un lugar que es también una de las señas de identidad de la ciudad, pero que se encuentra a caballo entre la estación la zona sur: el Aquarium de La Rochelle. De los mismos que construyeron el Oceanigraphic de Valencia (que sigue siendo el más grande de Europa), es un aquarium lleno de animales de lo más variopinto y ya impresiona el recorrido nada más entrar en un ascensor que te hace tener la sensación de sumergirte en las profundidades del océano. El precio no es caro si eres estudiante (11€), además de que para los Erasmus la universidad da una entrada gratis en tu primera visita. Sin duda relaja mucho entrar y pasarse la tarde viendo sus salas de peces de colores, tortugas laúd, tiburones y morenas.

MITAD NORTE - PUERTO Y CENTRO CIUDAD

Al ir del norte al sur por el puente levadizo, lo primero que te da la bienvenida son las dos enormes torres de la Chaîne y de San Nicolás, que dan paso al puerto interior de la ciudad y que son el símbolo por excelencia de La Rochelle, completando la estampa con la puntiaguda y bella torres de La Lanterne, a unos metros al oeste de la Chaîne.

En esta primera parte se pueden ver diversos restaurantes y edificios de aspecto marinero y de diferentes colores que contrastan con el resto de zonas. Uno de sus restaurantes es el "Venezia", un restaurante que no tiene tampoco malos precios para comer alguna vez, además de tener buenas vistas del puerto y el paseo.

Al mirar los puertos interiores podemos ver la gran cantidad de barcos que en ellos se hayan, en su mayoría de pequeño calado, además de tener una vista de los dos faros interiores de la ciudad junto a los paseos, las terrazas y La Grosse Horloge al fondo, un monumento muy representativo de la ciudad que muestra la puerta de entrada a su interior a través de una gran torre con un reloj en su cúspide, que posee un gran arco de paso en su base para permitir la entrada.

Si cruzamos La Grosse Horloge, encontraremos la Rue du Palais, que es la calle a la que nos conducirá a la plaza principal de La Rochelle: la Plaza de Verdún, donde se encuentra un tíovivo, el cuartel de la policía y enfrente su majestuosa catedral. Uno de los lugares que he de recomendar de este lugar es el "Café de la Paix", que se encuentra en el lateral de dicha plaza y que es una antigua cafetería con un gran decorado y un precioso ambiente, donde tomar un buen café en buena compañía mientras disfrutas de los muros y paredes de este lugar. Para mí se convirtió en uno de mis sitios favoritos de la ciudad.

Al dirigirme al este pude ver el mercado, donde los sábados por la mañana están repletos de puestos por las calles y puedes comprar todo tipo de alimento. Si se es de buen comer y sano, éste es el mejor sitio. Además, allí se vende también la especialidad de la zona: las hostras. Éstas puedes bien comprarlas aquí o tomarlas en uno de los restaurantes del puerto viejo, donde merecen la pena a pesar de su excesivo precio.

Y para quien le gusten las compras de ropa y demás... Yo me volví loco para encontrar tiendas con precios baratos, pero en realidad es que brillan por su ausencia. La zona al este de La Grosse Horloge se compone de estas calles de tiendas de ropa, junto al ayuntamiento (el cuál sigue reparándose tras el incendio de hace dos años), pero que sigue siendo un muy bonito edificio.

Esta parte de la ciudad se completa con la zona de salidas, esas que todo español que se precie pregunta al poco tiempo de llegar. Pues bien... la mayoría de discotecas están alrededor de una plaza en la Rue des Templiers, con discotecas como Le White Rabbit, Le Piano Pub, la Terrasse o Les mauvais garçons, que están repletos siempre, sobre todo de Erasmus, ya que la universidad tiene un amplio programa para estudiantes extranjeros. Además la música no suele estar mal e incluso ponen ritmos latinos o canciones españolas (la cara que se me quedó al escuchar "Legalización" de Ska-P en Le Piano fue épica).

Y para los amantes del vino, un buen sitio, cruzando el puente del este, es: "La Guignette", una antigua bodega que, a pesar de su apariencia... vamos a llamarla "rústica", tiene un ambiente agradable y las copas no están mal. Y si en cambio se es más de cerveza e irlandés, algo más al sureste está The general Humbert's, un pub amplio a lo largo en el que poder tomar buenas jarras mientras disfrutas de partidos de rugby o fútbol, o bien pasas bailando sus noches de discoteca. Yo tengo buenos recuerdos de todos aquellos lugares con gente de todo tipo y de todas las nacionalidades que se puedan imaginar. Éstos son además en los que más se aprende el idioma.

ZONA OESTE - PARQUES Y ZONA RESIDENCIAL

Para relajarse siempre tuve tiempo para pasear por las calles de la zona residencial, una zona donde está el gran paseo de la playa y un enorme paseo verde, con el Parc Charruyer en su lado norte en el que pude ver sus diversos animales. Siempre es agradeble pasear por uno de los dos sitios.

El parque es el más grande que te puedes encontrar en la ciudad y va de norte a sur también. Adentrándome en él pude diferenciar las partes  que la componen. En primer lugar tuve la parte de los animales que están puestos en un curioso recorrido que te va guiando por las zonas donde, mientras caminas al lado del riachuelo artificial, puedes encontrar cisnes, patos, loros... Los cisnes no son solo los que nos imaginamos siempre, sino que allí pude ver cisnes negros con pico rojo, algo muy curioso para fascinarse. Los loros están puestos en grandes jaulas o escaparates, y en un pequeño pasaje se pueden encontrar gallinas y gallos, junto a los patos por igual. Si se continúa el recorrido también se puede tener la suerte de ver a alguna nutria roedora (llamada también coipú), todo esto mientras se puede observar construcciones de madera en los pequeños islotes del riachuelo, que representan a personas realizando labores artesanales como la de leñador o maderedo. E incluso, si te adentras más en el parque, puedes disfrutar de la vista de unos burros gigantes y lanudos (aún no sé de dónde habrán salido) y un poco más lejos, de algunos ponis. A partir de ahí comienza el otro recorrido del parque, que he de decir es maravilloso.

Esta zona es también la zona del casino, pero si no quieres perder mucho dinero es mejor no entrar... Ya conozco de alguno que entró con 20€, ganó 100€ y perdió después todo. A lo que sí que recomiendo es a asistir a uno de los partidos de rugby del equipo de la ciudad, el "Stade Rochelais", que está en primera división francesa y compite también en Europa, con lo que casi siempre se puede ver un buen resultado del equipo local, eso sí... cuando vi la de golpes que reciben y que hacen como si nada, me impresioné mucho. Es decir... que si tienes problemas cardiacos, quizá es preferible elegir ir a tomar algo a las terrazas del puerto. Pero para quienes les guste el deporte, la adrenalina y un buen ambiente, éste es su sitio. Además, al descanso siempre se puede ir a comprar dentro del estadio un buen bocata de lomo o chorizo, junto a patatas fritas, para el que le entre el hambre a mitad del encuentro.