Odisea en Creta (Parte I): la mudanza más surrealista de la historia
En realidad, todo empezó mucho antes incluso de saber que iba a viajar a Creta. Durante el invierno de 2017 estuve viviendo en Sofía, Bulgaria, trabajando en atención al cliente de TripAdvisor. Llevaba ahí ya varios meses y la experiencia se me estaba empezando a quedar un poco pequeña y quería más. La verdad es que no me podía quejar porque estaba en un ambiente intercultural fantástico, con compañeros de trabajo geniales, pagándome mi propio alquiler en un piso del centro precioso y todo estaba bien.
Pero algo cambió, probablemente por el hecho de haber conocido en Sofía a tantos viajeros y de haber sabido de tantas historias increíbles, quise continuar con la mía. La idea: mudarme a Grecia. Así que me puse a buscar ofertas de trabajo y adivinad qué: nada. Bueno, algo sí había, en call centers era donde más ofertas encontraba, pero no quería pasar de un call center a otro, así que no me interesaban esas ofertas. El caso es que volví a Valencia una semana o así y me puse a hablar con Beba, una amiga mía a quien le encanta Grecia, por cierto. Le estuve contando que me apetecía cambiar un poco y que había pensado en irme a Grecia pero que aún no lo tenía claro, porque tendría que irme con trabajo y todo el tema. Y ella, muy seria, al contrario de insistirme en aguantar un poco más en Bulgaria me dijo: oye, ¿y si nos vamos las dos?
Así que en esa conversación empezamos a imaginarlo todo. Tendríamos que buscar un trabajo con buenas condiciones, tendría que ser algún sitio donde pudiéramos trabajar las dos, a ser posible juntas, donde pudiéramos disfrutar del verano, que estaba a punto de llegar, y donde estuviéramos bien ubicadas. Durante un mes o mes y medio estuvimos buscando trabajo sin parar, enviando correo a hoteles, hostales, restaurantes y cualquier sitio que se nos ocurriera. En más de una ocasión estuvimos a punto de rendirnos, pero cuando menos lo pensábamos recibíamos una contestación y, aunque fuera negativa o no pintara muy bien, nos animábamos a seguir con la búsqueda.
Al final teníamos dos opciones, la de trabajar como camareras en un hotel de Chania que llevaba una familia y donde tendríamos que trabajar todos los días de la semana o la de trabajar también de camareras en un hotel de cinco estrellas también en Chania donde podíamos descansar un día a la semana. Vale, sé y sabía ya entonces que ambas opciones serían sacrificadas pero realmente queríamos hacerlo y la opción estaba clara, ¿no? Pues eso hicimos, aceptamos la oferta del hotel de cinco estrellas, firmamos un contrato y compramos los vuelos. Me despedí del trabajo y un mes más tarde estaría en Atenas, con una alegría infinita en el corazón por poder estar ahí.
De mi experiencia en Bulgaria hablaré en otra entrada porque, si bien esta experiencia en Grecia fue probablementel a mayor locura de mi vida y por eso se merece una entrada entera, mi experiencia en Bulgaria, por todo lo que allí aprendí, también la merece.
Llegué a Atenas por la mañana, un día después que mi amiga, que ya estaba llegando a Creta, y mi vuelo a Chania saldría por la noche, así que tenía todo el día para visitar la ciudad de la diosa Atenea. Fue un día muy intenso porquea penas acababa de dejar mi vida en Bulgaria y tenía muchos sentimientos encontrados. Estaba tan cansada por la mudanza, la despedida del día anterior y los nervios de irme y de llegar que solo pude darme una vuelta por Plaka y visitar la ciudad desde un bus turístico, donde al rato de estar sentada me encontré dando cabotazos y a punto de quedarme dormida. Por eso me fui directamente al aeropuerto después de terminar el recorrido del autobús, pensando que a lo mejor allí podría dormir un poco.
Pues bueno, aquí empieza la verdadera historia, cuando nada más llegar al aeropuerto recibo la noticia de que nos han cancelado el contrato. Y yo, en mi mente inocente, pensaba ¿pero cómo puede ser? ¡Tenemos un contrato! ¡No puedes cancelar un contrato! La mujer que me llamó se disculpaba todo el tiempo y me decía que "afortunadamente" nos había encontrado otro hotel en Skaleta, un pueblo de Rethymno. Le llamé a mi amiga para contárselo y no dábamos crédito, estábamos muy frustradas y decepcionadas porque prácticamente nos habían estafado y nuestros planes habían cambiado totalmente: ya no era un hotel de cinco estrellas, Skaleta está bastante lejos de las ciudades principales de Creta y sobre todo de Chania, donde ya nos habíamos hecho ilusiones de quedarnos y donde además Beba tenía amigos. Pensamos en no contestar de momento y pensarlo mejor durante el día siguiente, cuando ya estaríamos juntas y podríamos analizar la situación con más claridad.
Pero, ay, que ahí no quedó todo. Resulta que el hostal que había reservado para esa noche era lo peor. Según Beba, había visto cómo la gente de la calle podía entrar tranquilamente hasta las habitaciones sin tener llave, ni tener que decir su nombre, su número de reserva, ni nada. A la pobre le entró una crisis de ansiedad y me llamó muy afectada por todo lo que se había encontrado al llegar allí. Me puse a buscar hostales pero, claro, ya no nos fiábamos, así que ella misma fue quien se puso a buscar. Resulta que le dio tan fuerte que una mujer la vio y le preguntó qué le pasaba, mi amiga le explicó toda la odisea y ella le comentó que era dueña del hostal de lujo que estaba en frente de ese hostal y que le quedaba una habitación libre para esa noche, que nos la dejaba un poquito más baratas a nosotras si la queríamos. Creo recordar que nos costó 30 € a cada una, la verdad se nos salía un poco del presupuesto, pero lo habíamos pasado tan mal que preferimos quedarnos ahí. Cuado nos vimos por fin nos abrazamos y no sabíamos si reír o ponernos a llorar, pero mañana lo solucionaríamos todo.
Por fin juntas
Aún nos quedaba energía para dar un paseo
Después de un paseíto y una copita con vistas al puerto de Chania, volvimos al hostal y durmimos como troncos en esa súper habitación increíble en pleno centro de Chania, donde también desayunamos y los dueños nos trataron genial.
La calle de nuestro hostal desde el balcón
Por supuesto, nada más desayunar nos pusimos a pensar qué íbamos a hacer con nuestros contratos. Así que llamamos a la agencia del trabajo, al hotel con el que teníamos el contrato, al nuevo hotel, etc. y, al final, lo único que sacamos en claro fue que o aceptábamos el cambio o nos rendíamos. Yo no me quería rendir porque acababa de dejar mi vida en Bulgaria, así que aceptamos. Pero nos hicimos un poco las interesantes y exigimos unos días para "poder mudarnos". Ahora lo cuento muy rápido pero no fue tan fácil. Nos llevó un día tomar esa decisión y estuvimos todo el día con la incertidumbre de no saber qué hacer. Por cierto, muy importante, hay que tener en cuenta que estábamos allí para vivir y que yo acababa de dejar mi piso en Sofía, con lo cual, imaginad el volumen de nuestro equipaje. Yo llevaba una maleta enorme, otra maleta mediana y una mochila de acampada y Beba prácticamente llevaba los mismos bultos que yo, solo que su mochila de acampada era algo más ligera. El tema del equipaje era un problema añadido.
Durante ese día, entre que tomábamos una decisión y no, nos fuimos a recorrer la ciudad. Estábamos abandonadas a la mano de Dios, de verdad, pero teníamos una actitud positiva todo el tiempo, ¡estábamos en Creta! Y en una de las calles donde nos tomamos un café vimos un local de alquiler de motos. Pasamos a preguntar y decidimos, por comodidad y porque era bastante barato, alquilar una moto. Les dimos nuestros carnés de conducir y vieron que solo teníamos el carné de coche, por lo que no podíamos conducir moto a pesar de ser conductoras desde hacía años. Por lo visto, cambiaron la ley en Grecia unos años antes y desde entonces es necesario tener el carné de moto para poder conducir una. Como nos quedamos despagadas el señor se lo pensó mejor y nos dijo: también podéis alquilar un quad que os dejo a la mitad de precio. Entonces nos miramos. Analizamos en nuestras mentes lo surrealista de la situación y a carcajada limpia aceptamos y nos llevamos el quad. Estábamos perdidas. Pero lo teníamos todo.
Aunque loca, la idea del quad fue muy acertada porque pudimos visitar las playas y alrededores de Chania. Sin duda, lo amortizamos muchísimo. Lo tuvimos con nosotras un día entero, o sea, 24 horas, hasta que nos fuimos a Skaleta.
Playa de Seitan Limani
Mientras explorábamos las playas pudimos dejar las maletas en el hostal. Pero teníamos que encontrar otro sitio donde quedarnos esa noche porque, claro, la habitación de la noche anterior no era una opción. Nos pusimos a investigar caminando por las calles de Chania y al final encontramos un hostal un poco cuchitril pero bien de precio y cerca del hostal donde habíamos dormido la noche anterior. Ese dato era importante porque con lo que pesaban las maletas no íbamos a poder irnos muy lejos.
Así que imaginad qué risa cuando nos fuimos de un hostal a otro con las maletas a cuestas, con el sol en la espalda y con el cachondeo de que nos habían cancelado el contrato, preguntando en varios restaurantes si buscaban camareras para ese verano. Hasta a la gente con la que nos cruzábamos se le contagiaba la risa y los locales, también sonriendo, nos preguntaban que qué hacíamos con tanto peso y nosotras, que no sabíamos ni qué responder, solo nos mirábamos, nos volvíamos a reír y les contestábamos: long story!
Prácticamente, lo único que hicimos al día siguiente de mudarnos de hostal fue devolver el quad y coger el bus a Rethymno. Las maletas fueron un incordio absoluto en ese trayecto. Encima, no bastaba con coger solo un bus sino que tuvimos que coger dos buses hasta llegar al hotel. Por supuesto, nos perdimos. El conductor nos decía que por aquí, Google Maps que por allá y nosotras pues a la aventura, qué sabíamos.
Por si fuera poco, en el bus se sentó a mi lado un señor que nos hacía preguntas, pero no entendíamos; luego me di cuenta de que hablaba albanés y, con lo poco que sabía yo de albanés y lo poco que sabía Beba de griego, pudimos comunicarnos un poco. El hombre era un poco raro y al principio nos reíamos por la situación y porque lo entendíamos y eso nos resultaba gracioso (las dos de camino a un hotel en el quinto pino de Creta y hablando sandeces en griego y albanés con un desconocido). Al hombre le entusiasmó que supiera algo de albanés y quiso saber más de nuestro viaje; pero luego, por lo visto se tomó confianzas y, en un ataque de risa que le entró, me soltó un manotazo en la espalda, totalmente sin venir a cuento (¿me explica alguien lo absurdo de la situación?). Ahí ya tomamos distancia y, si bien me pidió perdón, ya empezábamos a cambiar la risa por la seriedad.
Para que os hagáis una idea del trayecto que tuvimos que hacer. Skaleta está pasando Rethymno y Creta no es una isla precisamente pequeña.
En la siguiente entrada os contaré lo que pasó cuando llegamos al hotel donde trabajaríamos. Os prometo que la historia no ha hecho más que empezar.
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Comentarios (2 comentarios)
Alonso Alonso hace 5 años
Hola! He leído tu post y me he quedado con las ganas de saber más sobre la odisea griega! Yo he estado en Creta dos veces, la primera viajé sola y conocí gente allí a la que visité un par de meses después. Estaba viviendo en Londres hasta ahora, pero hice un poco como tú y lo dejé todo para mudarme a Creta en mayo. Voy sin trabajo ni alquiler ni nada, y mi plan es quedarme todo el verano allí. Me gustaría saber si al final encontrasteis algo, y sitio para vivir y si tienes alguna recomendación para buscar alojamiento o trabajo, ya que vía online es un poco complicado, como ya has comentado. Un saludo y espero que todo haya ido bien!
Alicia Pereira Lacomba hace 5 años
Hola! Uf, son muchas cosas las que me gustaría comentarte. Mi experiencia está por completar, cuando tenga un poquito de tiempo escribiré la tercera parte. La verdad es que todo aquello nació por un impulso, supongo que igual que te ha pasado a ti. Mi recomendación es que empieces YA a buscar trabajo. Si estás abierta a todo puedes hacer como nosotras, que nos fuimos a un hotel. La verdad no pagan mucho, pero teniendo en cuenta que no tienes que pagar alojamiento pues ya ahorras un montón. Lo mejor es buscar el correo de cada hotel que veas y escribirles directamente porque en internet muchas veces no publican las ofertas. Si quieres puedo buscar la agencia que nos contrató en un principio que, aunque al final nos canceló el contrato inicial, por lo menos no nos quedamos sin trabajo. También hay muchas ofertas de Customer Support, lo cual es más cómodo aunque algo más aburrido (eso sí, creo que hay más en Atenas que en Creta).
Creta es una pasada, si estás pensando quedarte para el verano, la verdad no hay mejor lugar al que ir. Aunque los horarios son duros. Busca en Grecia en general, a ver qué ofertas hay, porque una vez allí te puedes mover con bastante facilidad. La verdad es que todavía ha sido la mejor experiencia de mi vida y por eso te animo a que sigas adelante con tu idea. Pero por otra parte ten cuidado de no quedarte sin trabajo porque Creta, y Grecia en general, no es nada barata (como igual ya sabrás). Escríbeme para cualquier cosa que necesites, me encantará ayudarte. Un abrazo y mucho ánimo!