Experiencia en Jena, Alemania

¿Cómo funciona el Servicio de Voluntariado Europeo (SVE)?

Después de acabar la carrera, quise hacer un año de voluntariado en el extranjero, más concretamente en Alemania. Lo escogí a través del Servicio de Voluntariado Europeo. El SVE (rebautizado hace un año como Cuerpo Europeo de Solidaridad) forma parte del programa Erasmus+, dedicado a la juventud. Su objetivo es muy similar al del Servicio Cívico de Francia. Sin embargo, no funciona de la misma manera.

En primer lugar, es obligatorio irse de voluntariado a un país diferente al de origen. La mayoría de proyectos están en Europa, pero también hay algunos fuera.

Por otro lado, las ayudas no son siempre las mismas. Es decisión de cada organización de acogida decidir la forma en la que satisfará las necesidades de los voluntarios. Las organizaciones de acogida cubren el alojamiento, la comida y el transporte. A esto se suma el dinero de bolsillo, que también lo calcula la organización. En Jena, la ciudad alemana que elegí para mi voluntariado europeo, hay una organización coordinadora que se encarga de los diferentes proyectos. Su objetivo es reducir la carga de trabajo de las organizaciones de acogida. Aquí los voluntarios vivimos en dos casas contiguas, divididas en varios apartamentos. No tenemos que pagar ni el alquiler ni los gastos. En cuanto a la comida, recibimos unos 240 € al mes más 150 € para gastos personales. Desde mi proyecto también me han prestado una bicicleta y me pagan el bono mensual de transporte. En términos económicos, creo que el SVE es muy beneficioso para quien lo hace.

Cada proyecto está organizado de una manera diferente. Yo trabajo cinco días a la semana, entre 32 y 35 horas, y tengo derecho a dos días de vacaciones al mes, que son acumulables. Acudo a un centro de juventud, como la mayoría de los voluntarios de Jena. El SVE ofrece la oportunidad de aprender más sobre el mundo laboral, sobre todo de sectores que no conocemos tanto. A la vez, se descubren países y culturas.

La ciudad

Jena está en el estado de Turingia, en la antigua Alemania del Este (RDA). Es una ciudad mediana, tiene algo más de 100 000 habitantes y muchos de ellos son estudiantes. Es conocida, entre otras cosas, por su condición de bastión del Romanticismo alemán en el s. XIX, por la batalla de Jena que ganó Napoleón I y también por su desarrollo de la industria óptica.

Me gusta mucho vivir en Jena (sobre todo ahora que va haciendo más calor). El centro de la ciudad es bastante pequeño, pero tiene mucho encanto. Pueden verse, por ejemplo, restos de la muralla, recuerdos de la antigua ciudad medieval. Las calles y las fachadas de las casas son coloridas, lo que también aporta una atmósfera acogedora. Uno de los puntos de referencia de la ciudad es la enorme torre de cristal. Pagando la entrada se puede subir y, desde allí, se obtiene una vista impresionante de Jena y sus alrededores.

Otra de las características que contribuye al encanto de Jena es que está rodeada de colinas. Gracias a ellas, la ciudad está como enmarcada en un entorno verde. Si a uno le gusta andar, las colinas ofrecen vistas increíbles. Para los apasionados de la naturaleza, además de las colinas que rodean la ciudad, también hay un gran parque (Paradies Park) al lado de la ribera del Saale. Es el lugar perfecto para dar un paseo o para tomar el sol.

El transporte

La ciudad no es muy grande, es muy fácil ir andando de un lado a otro, al menos en el centro de la ciudad y sus alrededores. A los alemanes también les gusta mucho ir en bici, que, sin duda, es más rápido. La red de tranvías también es eficaz si quieres desplazarte a lugares o barrios un poco más alejados. El billete es algo caro, cuesta 2 €.

Sorprendentemente, Jena tiene cuatro estaciones diferentes (Jena Paradies, Jena West, Saalbahnhof y Jena Göschwitz). La estación de autobuses, donde operan muchas líneas de Flixbus, también facilita desplazarse por Alemania. El aeropuerto más cercano es el de Erfurt-Weimar, pero ofrece muy pocos destinos. Para viajar en avión la mejor forma es, en mi opinión, coger el autobús hasta Berlín, ya que sus dos aeropuertos ofrecen muchas más combinaciones, la mayoría de las veces a un precio más bajo.

El clima

El clima en Jena es muy suave. El invierno puede ser bastante frío, pero nada que no pueda soportarse. Me ha decepcionado que solo nevara dos veces este invierno y que la nieve no durara más de dos horas. En mi opinión, lo más importante (e inquietante) que hay que saber sobre el clima de Jena es que, a pesar de tener una supuesta protección contra el viento, éste llega helado y sopla muy fuerte. Desde primavera y hasta otoño las temperaturas pueden cambiar inesperadamente y subir muy rápido. No dudes en traer ropa ligera si vienes en verano.

Mi alojamiento

Como voluntaria europea no tuve que preocuparme por encontrar alojamiento, ya que nuestra organización coordinadora de Jena se hizo cargo. Todos los voluntarios europeos de la ciudad viven en dos casas contiguas, divididas en varios apartamentos. Yo me quedo en el primer piso con dos compañeros de Rusia y de Turquía. El apartamento está totalmente amueblado (cocina, baño y dormitorios) y dispone de todo lo necesario (sábanas, vajilla, aspiradora, etc. ). Cada uno de nosotros tiene su propia habitación y compartimos la cocina y el baño. Personalmente, tengo el privilegio de dormir en una cama doble, mientras que mis dos compañeros de habitación tienen que conformarse con una cama individual.

También tenemos un bonito patio trasero y un jardín donde podemos organizar barbacoas (una actividad típica alemana, incluso cuando el tiempo no es especialmente bueno), y que también hemos empezado a preparar para poder plantar flores y verduras. En la planta baja de una de las dos casas también hay una sala especialmente acondicionada para nosotros. Así, hay muchos lugares para pasar tiempo con otros voluntarios u otras personas.

La cocina alemana

Contrariamente a lo que se pueda pensar, la cocina alemana tiene mucho que ofrecer. Sin embargo, si se quieren probar los platos tradicionales, es mejor no ser vegetariano o vegano. Alemania es, de hecho, la tierra de las "Wurst" (salchichas), y están presentes en toda su gastronomía.

Aquí en Turingia los alemanes están particularmente orgullosos de su Bratwurst (cada región tiene una salchicha tradicional). Aunque no me gustan mucho los embutidos, debo admitir que su Bratwurst está muy, muy buena. El otro orgullo de la región, la Klösse, me deja bastante perpleja, incluso decepcionada. Es una especialidad en forma de bolitas hechas con patata, con una consistencia muy esponjosa, similar a la de la quenelle francesa. Es mejor estar preparado para su textura si alguna vez quieres probarla. E, indudablemente, ¡otro de los atractivos de Alemania son sus cervezas! Es posible degustar muchas clases diferentes y los alemanes se toman este arte muy en serio. Personalmente, mi cerveza favorita es la Weissbier, que me parece muy ligera y sabrosa.

Sin embargo, si quieres probar cosas nuevas, Jena tiene un montón de pequeños restaurantes que, sin duda, te satisfarán: desde la cocina alemana pasando por la india, la turca o la italiana. ¡Todo lo que necesitas!

La vida social

Durante el servicio de voluntariado europeo no hay tanta fiesta como en un semestre Erasmus, pero Jena sigue ofreciendo posibilidades para aquellos que no se conforman con las noches de voluntariado o con las de Netflix & chill. La calle "Wagnergasse" y las adyacentes son muy populares entre los estudiantes por sus bares. Si se tiene hambre, la caseta de patatas fritas "Fritz Mitte", situada al lado, también tiene mucha fama. Personalmente, recomiendo las patatas fritas de boniato. En cuanto al baile, las discotecas más famosas son Kassablanca y Rosenkeller, ambas situadas en el centro de la ciudad. Si necesitas sol y buscas un ambiente más latino, el Havana Club es para ti.

También se puede participar en las actividades y eventos organizados por la Erasmus Social Network (ESN) en Jena. Por ejemplo, organizan semanalmente "Stammtisch", una oportunidad para que los estudiantes extranjeros (y cualquier otra persona que quiera unirse) hablen y tomen algo juntos. También organizan fiestas y otros eventos durante todo el año.

El idioma

Como voluntarios europeos, se espera que asistamos a un curso de idiomas, ya sea a la llegada o a lo largo de nuestra estancia. A través de nuestra organización coordinadora fuimos a un curso de alemán durante nuestro primer mes, cuatro horas cada mañana. Gracias al programa Erasmus, también tenemos acceso a la plataforma Online Linguistic Support (OLS), que nos permite practicar desde casa. También puedes matricularte en cursos de alemán en la Universidad de Jena o en la Volkshochschule, que ofrece cursos para todos los niveles.

Es posible realizar voluntariado europeo sin conocer la lengua del país. Sin embargo, siempre es útil tener algunos conocimientos básicos para poder comunicarse, ya sea en el trabajo o en la vida diaria.

Consejos para los que quieran vivir en Jena

Aprende a montar bien en bicicleta, te ayudará. Yo, después de más de 6 meses, sigo aprendiendo.

Trata de aprender alemán y háblalo todo lo que puedas. Esto hará tu vida infinitamente más fácil, y te permitirá disfrutar de tu año de una manera más profunda, por no mencionar la satisfacción personal que obtendrás al final de tu servicio voluntario.

Disfruta. Prueba cosas nuevas. Viaja. Aprende.