Descubriendo Jeju Island
¡Hola a todos, viajeros! En esta primera entrada sobre experiencias en mi blog de Erasmusu, vengo a hablaros de una auténtica maravilla de sitio: la isla de Jeju. ¡Acompañame en mi visita a este increíble rincón de Corea si quieres saber más sobre mi viaje!
El pasado mes de noviembre tuve la increíble oportunidad de visitar la Isla de Jeju, situada al sur de la península de Corea. Es considerada por la UNESCO como una de las 7 maravillas naturales del mundo, y con razón. Los paisajes son impresionantes en toda la isla, y el contraste que hay entre ellos la hace todavía más interesante.
En esta entrada os voy a contar el itinerario que mis amigas y yo seguimos durante estos tres días de viaje durante el segundo fin de semana de noviembre. Si alguna vez viajas por Corea, la isla de Jeju es sin duda un destino obligatorio.
Día 1: las cascadas y el acantilado
Durante nuestro primer día completo en Jeju, decidimos visitar dos de las cascadas más importantes de la isla: la cascada de Cheonjiyeon y la de Jeongbang. Ambas eran realmente bonitas, pero la segunda me gustó especialmente porque es la única cascada de Asia que acaba directamente en el océano. Aún así, en la cascada de Cheonjiyeon tuve la suerte de ver un enorme arcoiris que se formó cuando salió el sol y le dio un toque de cuento de hadas.
Después de visitar las dos cascadas, nos dirijimos a los acantilados de Jusangjeolli. Este paisaje fue sin duda mi favorito de todo el viaje porque no se parecía a nada que hubiese visto antes. Estos acantilados se formaron a partir de roca volcánica cuando el volcán de la isla, Hallasan, del que os hablo más adelante, erupcionó, y eso hace que las columnas tengan forma de cubos o hexágonos.
Para terminar el día, decidimos ir a ver el atardecer a una playa del norte de la isla. Por poco no llegamos a tiempo, porque atardecía bastante pronto, pero tuvimos la suerte de llegar a la playa cuando el sol estaba empezando a ponerse. Fue un atardecer precioso porque, auque el cielo estaba bastante nublado, pudimos ver cómo la luz del sol se filtraba por las nubes.
Día 2: Hallasan
El segundo día de nuestro viaje fue sin duda el más cansado y duro de todos, y estaría recordándolo toda una semana más no sólo por las increíbles vistas, sino por las agujetas en los gemelos, que me duraron más de lo que esperaba.
Esa mañana madrugamos bastante porque habíamos leído que se tardaban unas 4 horas de media en llegar a la cima de la montaña, y para que te dejasen pasar tenías que llegar al refugio antes de las 12.30 de la mañana.
La montaña de Hallasan, que es realmente un volcán inactivo, es el punto más alto de todo Corea del Sur, y llega casi a los 2000 metros de altura. Sin duda es una de las rutas de senderismo más cansadas que he hecho porque había mucha gente, y además porque el último trecho era todo escaleras. Lo bueno de esa ruta (y en general, de todas las de Corea) es que están muy bien preparadas, con escalones e incluso barandillas en ocasiones, así que incluso el más inexperto montañero puede llegar al pico perfectamente.
Más o menos a la mitad del camino había una especie de plataforma que hacía las veces de observatorio y donde se veían unas vistas maravillosas. Sin embargo, nada se comparaba a la euforia que sentimos cuando llegamos hasta la cima del volcán, donde se puede ver el cráter y, en un día poco nublado, hasta la península de Corea.
La bajada se hizo bastante más amena que la subida pero a la vez eterna, porque el sol ya se empezaba a poner y sobre todo en el último trecho hacía bastante frío. Después de tantas horas de caminata estabamos agotadas y sólo nos apetecía cenar, pero aún así se notaba en nuestras caras lo orgullosas y agradecidas que estábamos de habernos decidido a subir la montaña.
Día 3: Seongsan Ilchulbong y la isla de Udo
El tercer día no tuvimos que madrugar tanto como el anterior, pero aún así decidimos levantarnos medianamente pronto para poder aprovechar el día. Nada más terminar de desayunar cogimos el autobús hasta Seongsan Ilchulbog. También conocido como el pico del amanecer debido a que es uno de los mejores sitios de la isla para ver la salida del sol, se trata de un monte en forma de cono. Como si no hubiésemos tenido suficiente senderismo el día anterior, nos pusimos a subir hasta la parte de arriba del monte, pero en comparación con lo que habías sufrido en Hallasan, esto no fue más que un pequeño paseo.
Estuvimos un rato en la cima haciendo fotos y disfrutando de las vistas, y después de comer nos dirijimos a la parte de playa que hay justo al lado del monte para ver cómo trabajaban las Haenyeo, que son mujeres coreanas que pescan moluscos y son consideradas parte del patrimonio intangible de la UNESCO. Durante el breve show que hacen, cantaron una canción típica antes de sumergirse en el agua e hicieron un baile con los instrumentos que utilizan para pescar.
Para terminar el día, decidimos coger el ferry hasta la isla de Udo, conocida por la muy buena calidad de sus cacahuetes. Allí alquilamos unas bicicletas y dimos un paseo por la isla, pero desafortunadamente no nos dio tiempo a mucho más porque teníamos que coger el último ferry de vuelta a Jeju. Eso sí el helado de cacahuete no pudo faltar entre nuestras cosas que hacer.
Transporte
Quizás la única pega que puede ponerse a la isla de Jeju es que todas las atracciones naturales están bastante separadas unas de otras, por lo que para llegar de un extremo a otro de la isla hay que coger el autobús. Es cierto que hay bastantes líneas, y en general los distintos puntos y zonas están muy bien conectados, pero aún así, es importante tener en cuenta que tendrás que pasar bastante tiempo en el autobús para poder llegar de un sitio a otro.
Lo bueno es que los taxis son medianamente baratos, así que si viajas con un grupo siempre podéis moveros en taxi para visitar la isla.
Este viaje ha sido sin duda uno de mis favoritos en mucho tiempo porque he podido estar en pleno contacto con la naturaleza, y eso es algo que echo mucho de menos viviendo en una ciudad tan moderna como Seúl. Además, fue un priviligeio que nos hiciese tan buen tiempo porque pudimos ver todos los paisajes en su máximo esplendor. Sin lugar a dudas creo que la isla de Jeju es un lugar de obligada visita si alguna vez vienes a Corea o alrededores.
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