Ioannina y Meteora, la clave de la Grecia del noroeste

Si algo me llamó la atención de Grecia es su reparto demográfico; en total en el país viven al rededor de unos diez mil habitantes, pero ya solo el cuarenta por ciento viven en Atenas, la capital. Del resto, el veinte por ciento viven en la segunda ciudad más grande del país: Tesalónica y lo demás se reparte por el territorio en general. Por ello, Ioannina, a pesar de sus tan solo 65000 habitantes constituye el centro comercial, administrativo y cultural más importante del noroeste griego. Además, la zona de Meteora, que está a una hora de Ioannina, fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 1988 y es una de las principales atracciones turísticas del país, de ahí el título de esta publicación.

Ioannina

El centro de Ioannina es muy pequeño y se puede visitar en menos de un día. Por lo que más es conocida esta ciudad es por estar rodeada por el lago Pamvotida, el más grande del noroeste griego.Para poder verlo desde la ciudad, podéis pasear por la calle Dionisiou Filosofou, que es el paseo que pasa paralelamente al mismo. Además, en las dos puntas de esta calle que se encuentran en la punta de esta salida de tierra al lago (que es donde se encuentra la zona Acrópolis de la ciudad) están las dos mezquitas que se ven desde el paseo: la mezquita Tzami Aslan Pasa y la Fetiche Tzami, construidas durante el imperio Otomano.

Asimismo, estas se encuentran dentro del castillo de la ciudad, el castillo de Ioannina, del que hoy en día solo quedan sus restos y la muralla que lo rodea. Si paseáis alrededor de la misma, os encontraréis con algunas de sus puertas principales por las que se acceden a la parte antigua de la ciudad, en la que hay mayormente calles peatonales y casas pequeñas con fachadas de colores. Dentro de la misma, también se encuentran algunas mezquitas y laIç Kale Acropolis,la parte alta de la ciudad, construida durante la época bizantina con el fin de servir como una residencia para los emperadores del reino.

Fuera de esta parte alta de la ciudad, también se encuentra el centro histórico de Ioannina, que no tiene grandes monumentos ni sitios de especial interés, simplemente callejuelas similares a las del Acrópolis por donde se puede callejear sin estar pendiente del tráfico. La calle principal de esta zona es la calle Anexartisias.

Meteora

Meteora no es el nombre de ninguna ciudad ni población, sino que es un sustantivo griego que literalmente en español significa “que cae del cielo” y cuyo nombre completo es Meteora Monastiria, es decir, monasterios que caen del cielo.Estos están situados en la zona de Kalambaka, justo encima del pequeño pueblo de Kastraki. Los monasterios fueron construidos en el siglo XI, por ermitaños que decían que desde estos monasterios podrían estar más cerca de Dios. Más tarde, durante el siglo XIV, los monasterios se utilizaron como refugio durante las guerras con los turcos y los albaneses y con los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.

Nosotros dormimos en Ioannina y partimos al día siguiente a Meteora, ya que no había muchas opciones donde alojarse cerca (era temporada baja) y la ruta en coche es de tan solo una hora y media.

La ruta por los monasterios de Meteora es muy fácil de seguir y no tiene pérdida, ya que es solo una carretera la que te lleva por los mismos, desde el primero hasta el último. Nosotros llegamos hasta el pueblo de Kastraki y empezamos a ascender hacia la ruta por la carretera principal, desde la cual ya se empiezan a ver las imponentes formaciones rocosas.

La primera parada que hicimos fue en la curva que está justo debajo del Monasterio de Roussanou, justo en la curva de la carretera. Seguramente, este punto sea el mirador más bajo de Meteora, pero igualmente merece la pena ya que se puede ver todo el valle de Trikala, las formaciones rocosas a ambos lados y el Monasterio de San Nicolás al fondo, un de los más pequeños. Además, desde aquí también se puede acceder al monasterio de Roussanou por una rampa de piedra que da justo a la carretera.

Si seguimos subiendo por la carretera principal, el siguiente monasterio con el que nos encontraremos es el Monasterio Varlaam, personalmente el más pintoresco.Esto se debe a que, para llegar al mismo, hay que cruzar un puente levadizo que se encuentra entre dos formaciones rocosas y se eleva a gran altura. Además, una vez pasado este puente, hay que subir por unas escaleras de madera que rodean la roca donde está el monasterio, no apta para gente con vértigo.

El monasterio que está justo al lado del Monasterio Varlaam es el Monasterio del Gran Meteoro, el más grande de todos y también curioso por la forma de llegar al mismo, ya que hay que atravesar unas escaleras de piedra que te llevan a una pequeña puerta excavada en la propia piedra donde se sostiene el monasterio por donde cabe una persona como máximo.

Bajando por la misma carretera principal, se encuentra el mirador por excelencia de Meteora, Εξέδρα Παρατήρησης, desde el cual se pueden ver todas las formaciones rocosas y casi todos los monasterios, sobre todo el del Roussanou al frente. A unos segundos de este mirador se encuentra otro similar en el que creo que no merece tanto la pena pasarse ya que es casi la misma vista que el anterior pero un poco más desde lejos.

El siguiente monasterio es el de la Santísima Trinidad. Para llegar hasta él, podéis aparcar el coche en el aparcamiento e ir andando por la pasarela de piedra que va en zig zag hasta llegar al mismo. El último monasterio es el Monasterio de San Esteban, distinguible por sus pequeñas torres rojas. También es uno de los más grandes y la vista es algo más diferente a los demás ya que desde el aparcamiento se puede observar la llanura que hay detrás de las formaciones rocosas, la cual corresponde a un antiguo caudal de un río que desembocaba en el golfo de Tesalónica.Hoy en día, en este monasterio se resguardan una hermandad de mujeres que lleva viviendo ahí desde el siglo XX y durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeado por los nazis.

Finalmente, os recomiendo que organicéis vuestra ruta por Meteora para que os cuadre con el atardecer; fue uno de los mejores que recuerdo.

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