El mundo es un pañuelo

Ayer, después de decidir no ir en el coche, porque me daba poca seguridad, me monté en un tren, que llegaría con bastante antelación a Munich para coger el avión sin problemas.

Oh sorpresa, hubo un accidente o algo así y estuvimos parados un buen rato, por lo que llegué a Munich con el tiempo pegadísimo, así que me cogí un taxi directo para evitarme más trenes.

No sé si el taxista me dio más vuelta de la debida, si el tráfico era exagerado o qué se yo, llegué al check in 10 minutos después de que cerraran. Solución, que me recolocaran en el siguiente avión con destino a Madrid. Pero eso no iba a salirme gratis ni mucho menos. Sólo por el cambio de check in, en Lufthansa hay que pagar 50€. Pero además en mi caso, tenía que pagar una compensación, porque mi vuelo era más barato.

Total, la bromita me salió por algo más que otro billete nuevo.

Eso sí, mientras esperaba en la puerta de embarque, apareció un viejo compañero mío de facultad en Salamanca, el típico con el que te llevas bien, pero no hay una amistad muy muy grande, asique habíamos perdido la pista el uno del otro. Fue una gran sorpresa enterarme de que vive en Munich, asique hemos decidido retomar el contacto y vendrá a esquiar a los Alpes el año que viene.

Moraleja: nunca se es demasiado precavido.

Moraleja 2: no hay mal que por bien no venga (ésta me gusta más)