Niebla

A veinticinco kilómetros de Huelva capital por la A-49 sentido Sevilla encontramos el maravilloso pueblo de Niebla, famoso en Huelva por su maravilloso castillo; sin embargo, este pueblo tiene mucho más que eso, ya que se le considera una de los pueblos más antiguos de todo el mundo. Voy a contaros un poco de su historia antes de enseñaros lo que se puede visitar en el pueblo.

Historia

No sabemos a ciencia cierta en que época nace Niebla, pero se piensa que origen se encuentra en el Neolítico, centrándose en concreto en la conocida ruta de los Bermejales, donde se encontraron restos de asentamientos del Neolítico. De épocas posteriores también se encontraron restos, de la época del bronce con los asentamientos de los pueblos del mediterráneo. Después se asentaron los orientales, que trabajaban en las minas de Rio tinto, convirtiendo a Niebla en una ciudad muy principal económicamente debido a sus metales. Posteriormente llegaron los cartagineses y conquistaron la ciudad y después de ellos los romanos, quienes reformaron toda la ciudad. En esos tiempos Niebla comenzó a tener su moneda propia y se empezó a llamae Ilipla. Durante toda su época romana la ciudad experimentó un gran esplendor y así continuó cuando llegaron los visigodos. Después llegó la época musulmana y se conviritó en una de las principales ciudades y una de las más bonitas de Al-Andalus. En el siglo trece ocurre algo que destacará para siempre en la historia de la ciudad, con la conquista de Alfonso X se usará la pólvora para la guerra por primera vez en toda Europa. Esto sólo llevará a la ciudad al declive hasta que se cede a Juan Alonso de Guzman, a quien se nombró como el primer conde de Niebla. El conde sólo conseguirá hundir más a la ciudad en la pobreza. Además, el terremoto de Lisboa afectó a la ciudad, destruyendo gran parte de ella.

En el año 1982 se declaró a la ciudad Conjunto Monumental Histórico-Artístico.

Qué ver

No debemos perdernos la visita a la Iglesia de Santa María, antigua mezquita del siglo nueve, de estilo árabe. En la época romana era un templo de culto a la diosa Minerva, posteriormente, con la llegada de los visigodos se conviritió en una catedral. Después de ellos, los árabes la convierten en mezquita y finalmente se considera una iglesia cristiana.

Otra iglesia de estilo árabe es la de San Martín, del siglo once, que podemos visitar en dos partes por separado. De un lado encontramos la puerta principal, de la cual ya no quedan las naves y del otro lado tenemos el campanario y una pequeña capillita, donde le deven devoción al Señor atado a la columna.

Otra cosa que no debemos dejar de ver es la muralla de la época musulmana que cercaba la ciudad entre los siglos nueve y once. Con la construcción de esta muralla se pretendía defender a al ciudad de tantas batallas que estaban sufriendo a manos de los castellanos. Para su fabricación se utilizó arena del río, de ahí su color rojo. La muralla cuenta con siete puertas, cincuenta torres y más de dos kilómetros de muros.

Otro de los monumentos que más destacan es el puente y el acueducto romano. El acueducto está a las afueras del pueblo y de él sólo quedan ya dos arcos. El puente romano se utilizaba para cruzar el Río Tinto y todavía se conserva en su forma original. Atrae a muchos turistas por la curiosidad de ver el río de color rojo, a causa de las minas.

También debemos visitar el hospital de Nuestra Señora de los Ángeles, de la época medieval del siglo dieciseis. Antes de ser un hospital fue una vivienda y un colegio y hasta una cárcel. Es admirable tanto por fuera como por dentro. En la capilla encontramos unas bonitas pinturas de la Virgen de los Ángeles, San Lorenzo y San Miguel.

Por último, lo que hace famoso hoy en día a este pueblo es el Castillo de Niebla, que en su día fue el Alcázar de la ciudad en época cristiana. Se puede visitar todos los días y es muy común que los niños vayan de excursión con el colegio para visitarlo. En su interior hay varios patios y lo que más destacaba en su época era una gran torre que dicen era tan alta como la Giralda de Sevilla; sin embargo se perdió en el terremoto de Lisboa, así que no podemos disfrutar de ella.