El Campo- Beas

El verdadero encanto de Huelva no reside en su capital, sino en sus pueblos.

Hoy voy a hablaros de Beas, un pueblo simple y no muy conocido, salvo por su Belén viviente, que atrae a multitud de personas todos los años de todas partes de España.

Este año es la 43º edición de este Belén viviente, en el que participan más de un centenar de personas de todo el pueblo, en su mayría niños.

Este proyecto se lleva a cabo gracias a las monjas de la orden de Nuestra Señora de los Clarines.

En el Belén se representan tradicionales escenas íblicas. Podemos observar muchos oficios y modos de vida de la época, para ver como se ganaban la vida entonces,  con herramientas y utensilios antiguos para hacer más real la representación. También hay muebles, instrumentos para pescar o para arar la tierra...

Y, lo más divertido para los niños que van a verlo es que los animales son de verdad, así que pueden entretenerse tocando a los burritos, las ovejas o las gallinas.

Por lo que he leido este año hay bastantes novedades, como un gran castillo que se puede ver desde un puente romano. También han modificaso muchas escenas para hacer un homenaje a Huelva, introduciendo una pequeña tierra de recolecta de aceitunas. Además, podremos seguir disfrutando de la gran variedad de animales de distintas especies que convierten al Belén en un gran entretenimiento para pasar una tarde navideña.

Aunque Beas no sea un pueblo muy conocido tiene unas zonas verdes preciosas fuera del pueblo en sí. Desde el Restaurante El Olivo, un restaurante con una comida increible a muy buen precio, hasta la urbanización La Bomba Chica, donde tengo una monísima casita en el campo, hay un camino para hacer senderismo andando o en bici. Podemos ir admirando la vegetación del camino y las diferentes especies de aves y otros animales que se encuentran a su paso, como conejos o ciervos.

También hay zonas para hacer picnic o barbacoa, un perfecto plan para pasar el domingo si no tienes casa en el campo o la playa.

Yo ahora tengo esta casa que os contaba, pero hace años, antes de que mis padres la compraran, nos encantaba ir a hacer barbacoa en mitad del campo por ahí perdidos.

Ahora hacemos la barbacoa en la parcela de nuestra casa, que también tiene sus ventajas claro, pero me sigue gustando pasear y perderme por medio del campo.

El pasado verano hubo un gran incendio que acabó con muchos kilómetros de vegetación y casi llegó a las casas, que los bomberos salvaron de milagro.

Pero antes del incendio, la zona estaba preciosa en cualquier época del año. Aunque más bonita en invierno y primavera, que se podía llegar hasta una cascada con un riachuelo.

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