¡Llevadme de vuelta a Finlandia!

Parte 1

Para mí ir a visitar Finlandia y especialmente Helsinki era un sueño de adolescente. Así que a finales de abril decidí con una amiga mía que era hora de comprar los billetes para ir... Aterrizar en Helsinki fue una experiencia única. Imagina la vista desde el avión... ¡Este país tiene 187. 888 lagos!

Estuvimos en una zona tranquila y segura llamada Huopalahti. Y pronto estuvimos deambulando por el centro. La primera cosa en la que me fijé fue ¡la seguridad de los medios de transporte! Trenes, tranvías, carriles de bicicleta y unos pocos coches. Los fineses saben muy bien como respetar y mantener la belleza de su ciudad.

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La estación central de trenes en Kluuvi nos impresionó con su arquitectura. Este es, de hecho, el corazón de Helsinki. Pasamos por el Museo Contemporáneo Art Kiasma y el Museo de arte Ateneum. En algunos lugares puedes ver edificios antiguos con grandes arquitecturas.

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Llegamos a la clásica atracción turística de Helsinki, ¡la Catedral!

Es una catedral evangélica luterana que fue construida entre 1830-1852. La diferencia entre las clásicas iglesias europeas es la sencillez, el color blanco y la serenidad que rezuma la bonita combinación como un todo con el resto de Helsinki.

Y desde la Catedral hasta el puerto de Helsinki mirando los grandes barcos, los candados de amor en el pequeño puente y la vista de la ciudad...

Parte 2

Escribiendo estas palabras la nostalgia viene a mí de manera natural... ¡Este país tiene algo mágico que no puedes olvidar!

La próxima parada fue la isla de Suomenlinna (el Castillo de Finlandia). Históricamente, la isla fue una fortificación marina y hoy es una atracción turística con 800 habitantes y es un Patrimonio Mundial declarado por la Unesco. Lo que fue realmente encantador son las pequeñas casas fortificadas que me recordaron a las casas de los Hobbits y parecía un sueño en ese día nublado.

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Después de un descanso en nuestro apartamento fuimos a tomar algo. Helsinki es una ciudad activa de noche si sabes dónde ir. Los nativos siempre están dispuestos a sugerirte sitios agradables. Normalmente, los bares tienen un estilo rock-metal. Visitamos los bares de Tavastia, Corono y Loose.

Toda la ciudad de Helsinki tiene una ambiente juvenil, un intenso aura. Con muchos estudiantes, residentes que les encanta caminar por la naturaleza, las cosas simples de la vida. Domina la organización, la creatividad, la tranquilidad. ¡Qué inspiración!

Los fineses son gente muy agradable. Bastante tímidos al principio, pero después de un tiempo te muestran cuán amigables son (especialmente después de beber otra cerveza). Tengo los mejores recuerdos de todas las persona que conocí. También es interesante que ellos son los mayores consumidores de café en el mundo, aman las saunas, a menudo comen pulla (es un tipo de pan dulce con canela y azúcar) y salmiaki (es un licor salado que puedes encontrar de muchas variedades), tienen un idioma muy bonito y ¡son los creadores de los Moomins!

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El último pero el lugar más bonito que visitamos fue la isla de Seurasaari. ¡Allí es como si estuvieras en un cuento de hadas! Zapatos de madera, molinos de viento, el inmenso puente, la puesta de sol... un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza. La isla es un oasis en el medio de la ciudad y en el museo la tradicional manera de vivir finlandesa está expuesta en las cabañas, las granjas y mansiones de hace cuatro siglos atrás.

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Finalmente, nuestro viaje llegaba a su fin y ahora teníamos que volver a casa. Creo que el recuerdo que capturé cuando abandoné Finlandia fue cuando el sol emergía del mar helado. Lo que ví, escuché y sentí fue un fuerte sentimiento de satisfacción y tranquilidad. ¡Eso es lo mágico de los viajes que te hace no tener límites y vivir intensamente cada momento!

Hasta el próximo destino, me despido...