El conejo ha vuelto

Ya ha pasado una semana después del chasco que me disteis al no seguir en el concurso del BBVA y me dije que nunca más escribiría en esta web por el enfado PERO, no vale la pena enfadarse por el concurso. Si tiene tongo que les vaya bien a la gente que lo gana pero dudo que dure para siempre y si no lo tiene pues muy bien pero sugiero que den más explicaciones el jurado. El motivo para seguir escribiendo es mi gente, les gustaba dedicar un rato de su tiempo para leer mi experiencia. Incluso he recibido un mail de la madre de mi compañera Ingrid para que siguiera escribiendo. Ahora me pongo sentimental y veo que el cariño de la gente vale más que los 1000€, 500€ o los embutidos ibéricos. Así que voy a seguir escribiendo pero a mi ritmo y sin competitividad.

Cada día es una nuevo capítulo en la serie Un Conejo en Hasselt. Me siento muy agradecido por todo lo que estoy viviendo. He visitado ciudades preciosas que nunca imaginaba como Gante, Maastricht, Brujas y mañana Amberes. No me imaginaba que existieran ciudades tan antiguas y bonitas. Calles cubiertas de ladrillos de piedra, caballos con carros, tren vías, catedrales infinitas, bares muy auténticos con buena música…

Ahora en Hasselt el día a día es:

Maaaaaamaaaaaaa ya me he lavado la ropa por primera vez. Me ha costado unos 5€ entre el lavado y el secado. La lavadora industrial de 16k son 8€ pero compartido con Ingrid 4€ por cabeza. Hemos ido con las bicicletas “xino xano” hasta la lavandería y muy bien. Nos hemos sentido como en una película americana donde nadie se habla solo limpia y lee. Una máquina vending con diferentes detergentes y suavizantes, una mesa enorme para doblar la ropa y alguna silla para esperar. Todo muy gratificante, oler la ropa limpia recién sacada de la lavadora, mirar el centrifugado que parece que tenga que salir la ropa volando, observar a la gente como dobla la ropa, hablar de cuando seremos mayores y tengamos que limpiar la ropa de toda la familia...

Os dejo con alguna foto: