Ángeles de lila

Perdón por escribir tan mal ayer, es duro cuando uno esta tan cansado.

Ayer me quedé en que el tren se esfumó delante nuestras narices y que nos tuvimos que esperar al próximo. Pero la cosa no acaba aquí.

Dentro del tren nos sentamos en el primer sitio que encontramos. Había poca gente, un hombre que parecía vagabundo por las pintas que llevaba y un hombre de negocios. El vagón tenía unos asientos muy cómodos y anchos o sea, muy bonitos pero a la vez muy caros. Al rato pasa el revisor y nos dice que tenemos que pagar 6, 50€ porque nosotros tenemos un peaje de segunda clase. Intentamos negociar pero el hombre súper serio no quiso cambiar de opinión y nos hizo pagar. Aquí hay que reflexionar otra vez sobre el tema de las apariencias. El hombre vestido como un vagabundo viajaba en primera clase y nos engañó al pensar que estábamos en el lugar adecuado.

Llegamos a Hasselt y el frío es aún más fuerte. Preguntamos a unas cinco personas si sabían dónde estaba nuestra residencia Studho pero ninguna nos supo responder. Aquí vimos que no todos los belgas hablan inglés. Nos dirigimos a la estación de buses para preguntar en información. Una chica muy simpática (primer ángel) nos atendió y nos dio un mapa con el sitio marcado y el bus que teníamos que coger. En toda la área de Hasselt el bus es gratis y después de pagar trenes en primera clase, aviones, bocadillos y tentempiés, sienta genial para la moral y el bolsillo.

Nos dirigimos a uno de los buses y otra vez nos cierra en los morros y casi nos atropella. Nos lo tomamos con tranquilidad y esperamos al próximo. Se abren las puertas y de entre la gente aparecen 2 personas con un traje lila (segundo y tercer ángel) y nos atienden genial. Creo que son como policías que se dedican a ayudar a la gente y a mantener el orden. Ya sabemos todo lo que pasaría si en España tuviéramos buses gratis… Durante todo el trayecto nos hicieron como de guía turístico y nos dijeron en que parada teníamos que bajar.

Llegamos a la residencia, firmamos los papeles, nos dan las llaves de la habilitación, nos explican las normas, nos enseñan la cocina, baños, patios, etc… Es aquí cuando de repente nos damos cuenta que ya hemos llegado.

Mi primera sensación al llegar es muy rara ya que todo el trayecto te deja tan cansado que no te deja asimilarlo bien. No sabes bien bien qué haces aquí, el por qué as venido y esas cosas. Hablamos de que los belgas tienen muy buena pronunciación y de que el trayecto ha sido divertido dentro de todos los problemas/anécdotas.

Para combatir el hambre nos vamos al súper;Spar; y nos morimos de dolor al ver los precios. Decidimos hacer una compra mínima para cenar con dos pizzas, cacahuetes, agua y patatas para el día siguiente ir al Aldi.

En la cocina de la residencia metemos las pizzas en los horno/microondas con las manos y abrimos la bolsa de patatas. Conocemos a un grupito de chicas de república checa y las acribillamos a preguntas típicas.

El uats jour neim?

jau ol ar yu?

wer ar yu from?

etc, etc, etc…

La verdad es que la aventura ha empezado muy bien. Creo que me faltaran un par de días más para darme cuenta de dónde me he metido y de entender el propósito de mi estancia aquí.

¡Buenas noches!


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