American cities
Ya tengo dos meses y medio en Estados Unidos. Si han leído al menos los títulos de mis últimas entradas se habrán dado cuenta de que los últimos días he estado en Orlando, pero la mayor parte el tiempo la pasé en Greensboro. Greensboro es una ciudad de North Carolina, está a una hora de Raleigh, que es la capital de NC; a media hora de Winston-Salem (si, lo de las brujas fue aquí) y a una hora de muchas ciudades que están creciendo en este estado que es principalmente campestre: Chapel Hill, Cary, Wilson...
Vivir en Greensboro, o en cualquiera de las ciudades que acabo de mencionarles, no es para nada de pelíucula. No es glamoroso, ni emocionante, ni particular. Estas ciudades crecieron única y exclusivamente para alojar gente, son como ciudades-hoteles. Tienen casas, colegios, supermercados, farmacias, comisaría, hospitales... todo lo necesario para que una comunidad pueda sobrevivir. Si en cualquier terreno baldío vas y pones un hospital, una farmacia, un par de tiendas, un colegio y unas casas... ya tendrías una réplica de Greensboro. Y resulta que esta es la verdadera vida americana. Ya les he hablado de NY y de Orlando, y cómo cada una de ellas se caracteriza por cosas distintas, cómo ha crecido desde diferentes orígenes y que, por eso mismo, sería muy difícil repetirlas. Sería imposible tener otra NY o querer repetir la receta de loq ue se consigue en la Florida. Pero Greensboro, Cary, Chapel Hill... y tantas ciudades americanas de esas que no son muy conocidas... son todas iguales.
Vivir en Greensboro y visitar las ciudades aledañas me hacía pensar en las primeras líenas de Ana Karenina: "todas las familias felices son iguales entre sí, pero las familias infelices lo son cada una a su manera". Sí, porque en estas ciudades todo está en orden, todo funciona bien... por eso a muchos venzolanos con familia les gusta estos sitios: pueden alcanzar una estabilidad nacida de la repetición. Luego del caos que es Venezuela, muchos buscan eso precisamente. Algo que funcione, que no te sorprenda. Todas esas ciudades del interior de Estados Unidos, esas que no son las grandes ciudades de las películas, son iguales, todas funcionan exactamente de la misma manera. Tal vez por eso la gente de Estados Unidos se muda tan fácil de una ciudad a otra, porque al final es lo mismo, no estarían alterando mucho su rutina. Pienso entonces en Venezuela, donde mudarse de Valencia a Puerto la Cruz, o de Maracay a Barquisimeto, o de Maracaibo a San Felipe, sería casi un proceso emigratorio, es que te volverías casi un extranjero en la nueva ciudad. Y de pueblo en pueblo es lo mismo! Porque Zaraza es completamente distinta a Guanare. Creo que mi país clasificaría dentro del grupo de familias infelices que lo son cada una a su manera, porque todas las ciudades en Venezuela son tan disfuncionales que cada una lo es de formas distintas. Cada ciudad es un país a la semana, es un cuerpo vivo que muta, que cambia, que respira por sí mismo.
Pero Greensboro no. Monotonía, es lo que me viene a la mente cuando pienso en esa ciudad. Te levantas, te montas en tu carro -o en tu uber, como en mi caso- vas a tu trabajo, vuelves de tu trabajo. Sabes que tus hijos van a volver de colegio a cierta hora, si eres afortunado, los puedes llevar a actividades extracurriculares, y uno que otro fin podrás hacer algo diferente en el Downtown, si es que te queda tiempo luego de hacer el mercado de la semana en Walmart. Y repito: para mí, esta es la verdadera vida americana. Lo que nos muestran en las películas es NY, es California, es Florida, Boston, Washington... cada una de ellas diferente a su manera, cosmopolitan, culturales. ¿Tienen algo en común estas ciudades? Supongo que, como les dije, tendrán la forma, el esqueleto americano como las cadenas comerciales o ciertas normas de tránsito y ciudadanía, pero su contenido es substancialmente diferente y por eso es que queremos y a verlas, porque queremos descubrirlas. El otro extremo que nos presentan en las películas son los pueblos pequeñitos, donde todos se conocen y eso es lo que permite tener un hilo conductor -como Gilmore Girls- pero la mayoría de ciudades americanas no son así: casi todas tienen un tamaño suficientemente grande como para tener que ir en carro a todos lados, y para que la gente no se conozca. Y todos viven como aislados! Cada uno en su carro, en su casa, en su cubículo. Ni siquiera existe el sistema de transporte como para que conozcas gente en la parada o hables con otros ciudadanos. No, no. Cada quien vive su vida y ya está. Y supongo que eso es lo que le gusta a muchos.
Es tan serio lo de la monotonía en este tipo de ciudades que muchas de ellas son conocidas únicamente por las universidades que las representan -ya les hablaré de la cultura universitaria aquí- por los diferentes deportistas que hayan podido salir de allí. Tal vez nunca habían escuchado de Chapel Hill, pero sí que les suena la Universidad de Duke. Buies Creek, donde queda Campbell University. Las ciudades son todas tan parecidas que sólo se pueden diferenciar con las universidades famosas que queden allí. Y creánme que lo de las universidades aquí es una locura.
La gente en Greensboro es muy amable, tal vez a diferencia de las grandes ciudades donde todos son muy importantes o están muy ocupados para ayudarte... pero es que esa monotonía, esa repetición, esa producción en serie... no me convence a mí. No estoy segura de que lo vaya a querer ni siquiera cuando sea una adulta con familia y todo. Pero es que siendo adulto debe ser peor! Siendo jóven al menos tienes la fuerza y la libertad para buscar aventuras, de adulto es más difícil: si la aventura no está ahí al alcance de la mano, puede que no la encuentres nunca. Tendremos que llevar un avión de latinos para que le den un poco de vida a estas ciudades.
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