Pasó a modo de relámpago

Pasó a modo de relámpago

Cuatro años en una de las ciudades con más encanto de Andalucía, Granada. Lo que vengo a expresar es que ya ha pasado una de las etapas más esperada de la vida, es decir, 4 años de vida universitaria. Siento la necesidad de hablar un poco de  esos años en los que se vive con auténtica intensidad, te dedicas a disfrutar de todo lo que nos regala la vida, en estos años defines tus prioridades y  además experimentas cada día.

Al principio todo eran miedos, inseguridades contractadas con ganas e inquietudes de descubrir esa nueva vida de la que tanto te habían hablado. ¿Cuántas veces habéis escuchado la siguiente frase de la etapa universitaria es la mejor de la vida? Pues ya ves, en reiteradas ocasiones. La verdad que ha sido la mejor, tanto que ha pasado a modo de destello, los días se esfumaron en el tiempo y en un abrir y cerrar de ojos es como si despertases y todo lo que has vivido fuese un sueño del que no quieres despertar.

Para mí hoy y siempre Granada será sinónimo de reencuentros, de risas hasta el amanecer, de atardeceres en el Albaicín, de amigos para toda la vida, de una de vinny y para casa, de tardes/noches por Pedro Antonio, de unas tapas por la Plaza de Toros, de alhambras en aparejadores, de mudanzas, de largas horas de Bio y Mae West, de cafelitos y de desayunos en la facultad de Ciencias del trabajo que enganchan con la cañita, no importa si es con la del almuerzo o la de la cena. Granada es un vamos de tapas al medio día y  acabar viendo el amanecer.

Granada es pura magia, es arte por cada esquina, es la belleza hecha ciudad. 

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