Còmo empezò mi segundo Erasmus

Publicado por flag-it Claudia Sambi — hace 7 años

Blog: Una segunda España
Etiquetas: flag-es Blog Erasmus Granada, Granada, España

Prácticamente, eso es lo que pasa cuando te dicen que tienes la posibilidad de seguir con tu Erasmus después de haberte graduado.

 

Todos los que han vivido la experiencia Erasmus saben qué significa ser estudiante Erasmus, y seguro que aquel período es algo que van a recordar a lo largo de toda su vida; personalmente, ha sido una experiencia que me ha permitido crecer como persona, me ha cambiado, ha cambiado mi manera de pensar, mi manera de vivir, convivir y compartir cada momento de mi vida con los que me rodean. 

Y también el regreso a mi país después del Erasmus me ha permitido entender la importancia de todo lo que damos para descontado cuando vivimos en casa y en un ambiente que es lo en el que crecimos, la familia, los amigos y los lugares de una vida.

Lo que me trastornó más la primera vez que salí de casa para mi primer Erasmus en Santiago de Compostela en 2015 fue el hecho que estaba sola: no sabía bien donde, me interesaba alejarme de casa, cortar un poco con aquel ambiente, ver y vivir algo diferente, pero no me esperaba toda aquella tristeza y morriña, como se dice en Galicia. Estaba sola en un lugar desconocido y nuevo, y las primeras dos/tres semanas fueron las peores, pero eso es exactamente lo que me convenció a salir otra vez para un segundo Erasmus: ya sobreviví una vez, nada va a ser peor.

 

Así empiezas tu tercer curso, la graduación se acerca, tienes que terminar los últimos exámenes, empezar a pensar en el trabajo de tesis, pero siempre te acuerdas cómo habías vivido aquel periodo, dónde estabas hace un año, qué estabas haciendo, con quién estabas... Te cuentan de este proyecto, Erasmus Traineeship, vas a trabajar al extranjero, te dan más dinero, y ya empiezas a pensar a tu futuro: no sabes bien que hacer de tu vida, no sabes si vas a encontrar trabajo, no sabes si quieres algo para ganar dinero para hacerte independiente o algo que te guste realmente, que sea lo para el que has estudiado, tienes muchísimas dudas y ninguna certidumbre...

Me gradué en octubre, pero ya en agosto sabía lo que iba a pasar: entrar en aquella facultad con acceso limitado era casi imposible, pero la delusión por la confirmación de esto fue algo importante aunque triste, como una confirmación del hecho que tenía que irme otra vez de casa. No que el hecho de irse de casa sea un peso o algo negativo para mí, pero no pensaba que la segunda vez todo habría sido difícil de esta manera: ahora es algo diferente, lo que estoy dejando aquí es diferente, la manera en la que lo estoy dejando es diferente.

La consciencia de la salida ha llegado mucho más antes, y con ella han empezado los llantos que tuve que esconder a la mayoría; sólo una amiga podía comprender totalmente lo que estaba pasando, y ha sido con ella que he compartido casi todos en los últimos dos años. Esta amistad ha sido el testimonio del hecho por el que una grande familia Erasmus existe realmente.

 

Por lo tanto ahora me encuentro en frente de mis maletas abiertas y llenas sólo en parte, intentando seleccionar la ropa y los trozos de vida que quiero llevarme en Granada.

No veo la ora de llegar allí, en una de la ciudad que me encantó más de España, para empezar este nuevo trabajo, para aprender más de todo, para conocer a nueva gente, porqué estar en casa sin hacer nada se ha vuelto en una tortura.

 

Faltan solo siete días, pero la verdad es que quiero actuar como si mi salida sea algo mucho más lejano.. 

 


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