Gante

Aprovechando mi cercanía al aeropuerto de Manchester y sus buenos precios, quería hacer un viajito, ya que yendo desde España iba a ser mucho más caro. Fui preguntando a varios posibles compañeros de viaje, pero por una cosa o por otra nadie podía. Así que pensé que la vida son dos días y que esperando a que los demás se decidieran, iba a perder mucho tiempo para al final no poder irme de viaje. Fue entonces cuando me decidí a irme sola a un pequeño tour por Bélgica de tres días. El vuelo me costó alrededor de los 40 euros ida y vuelta desde Manchester hasta Charleroi (Bruselas).

Los días antes de irme estaba bastante nerviosa, porque siempre he tenido muy poca orientación, y entre eso y que no sé francés, no sabía cómo iba a terminar todo.

El día llegó y cogí el avión muy temprano. Llegué a Charleroi y desde allí cogí un autobus que iba hasta Gante, que era donde había reservado mi hotel. Creo recordar que el autobus me costó alrededor de 15 o 20 euros,  pero estaba justo a la salida del aeropuerto y el personal era bastante simpático (quizás porque me vieron un poco perdida), así que entre eso y que había más de una hora de camino, no fue tan caro.

En Gante el autobus paraba en la estación, que está a unos 25 minutos del centro. Desde allí salen más autobuses y tranvías con dirección al centro, pero no quería arriesgarme, así que me fui andando y admirando la ciudad. Todo el camino estaba lleno de las típicas casas altas con miles de ventanas, cientos de bicicletas aparcadas y panaderías con muy buena pinta, pero nada comparado con lo que vi al llegar a Korenmarkt, la plaza del mercado y es la entrada al centro de la ciudad, rodeada de edificios, el ayuntamiento, iglesias, torres y castillos monumentales. Desde allí me dirigí al hotel a dejar mis cosas, comer corriendo y salir a ver cosas, porque fui en enero y se hacía de noche muy temprano.

Korenmarkt

En el hotel me dieron un mapa y gracias a él y a que el centro de Gante es pequeño, pude verlo prácticamente todo en ese día. Primero entré en la catedral de San Bavón, donde aún tenían puesto el portal de Belén. La catedral era gigantesca, al igual que el órgano, y el portal retrataba a muchas naciones celebrando la navidad. Muy bonito y gratuito. Allí dentro, en un ala de la catedral, está el políptico del Cordero Místico, pero la verdad es que no lo vi porque valía 7 euros la entrada.

Portal de Belén en la Catedral de San Bavón

Después subí a la torre Belfort, que aunque es bastante alta y hay que subir muchísimos escalones, ofrece una vista magnífica de la ciudad. Además, si sois estudiantes o menores de 25 años  (creo) la entrada es reducida, a unos 2 o 3 euros.

Vista desde la Torre Belfort

A parte, merece la pena pasear por los distintos puentes que cruzan el río Lys, desde donde se observan más de estos pintorescos edificios, decorados con flores; visitar la iglesia de San Nicolás y el castillo de los Condes de Gante, entre otros.

Río Lys

Obligatorio recorrer las distintas plazas y las bonitas callejuelas. Las más famosas son la Plaza del Viernes y la Plaza Sint-Veerleplein, además de Warregaren Straat, que es la calle de los grafittis, aunque yo solo pude verla entre rejas porque estaba en obras. Para mí, lo más bonito fue poder pasear tranquilamente viendo esa ciudad tan bonita, sentarme en Korenmarkt y pensar: "qué suerte tengo".

La gente fue muy agradable, en todo momento me respondieron a mis dudas muy amablemente, me indicaron direcciones (en inglés) y cómo usar el tranvía.  Además, vi mucho ambiente estudiantil.

Una cosa que me llamó mucho la atención fue que no había prácticamente tiendas de souvenirs, y las que vi eran muy caras. Y si vais como yo, daos prisa porque a las 18:00 cierran todas las atracciones turísticas, aunque eso suele ocurrir en todas las ciudades europeas, menos en España. Como consejo para este tipo de viajes con poco tiempo y sin un gran presupuesto, lo mejor es ir comiendo sándwiches o cosas ya preparadas para no tener que parar mucho y poder aprovechar más. 

Eso sí, al ir sola, a las 19:00 de la tarde, que ya era de noche, ya estaba buscando el hotel y descansando de todo el día,  porque tampoco tenía a nadie con quién charlar (hahaha). 

Al día siguiente, después de volver de Brujas, aproveché para dar una vuelta por la ciudad de noche y verlo todo iluminado, que también merece la pena.

A mí, personalmente, me encantó la ciudad y la recomiendo a todo el mundo, tanto para el solitario como al acompañado.

PD: es todo bastante caro, y supermercados como Carrefour también.

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