Madeira: una joya tropical en el Atlántico
Hoy os traigo una entrada sobre un sitio al que planeamos ir muy in extremis y que resultó ser uno de los viajes más especiales de mi vida: Madeira. Madeira es un archipiélago y región portuguesa, cuya capital es Funchal, formada por dos islas habitadas: Madeira y Porto Santo, además de otras tres islas más pequeñas y no habitadas: las Ilhas Desertas. Estas islas son todas de origen volcánico y, debido a su ubicación, gozan de un clima estable y caluroso durante prácticamente todo el año.
Personalmente, creo que Madeira es una isla fácil de visitar, lo cual propició que me encantase tanto este viaje y lo disfrutase tanto. Con fácil de visitar me refiero a fácil de recorrer en coche; es la mejor forma de ver la isla ya que, a pesar de que hay transporte a los sitios más destacables, siempre hay algún rincón más que ver cerca y a los que no se puede acceder en autobús. Dicho esto, pienso que es un buen destino por diversas razones:
1. Es generalmente económica: tanto comer, cenar, comprar en el supermercado, como tomar algo está bien de precio.
2. Las distancias no son enormes: si te alojas en Funchal o alrededores puedes acceder a todos los puntos de interés de forma fácil y sin perder mucho tiempo en la carretera, además de que no hay peajes.
3. Hay muchísimas cosas para ver, y quiero recalcar “muchísimas”. Nosotros estuvimos una semana y no nos dio tiempo a visitar todo lo que teníamos en mente: en cualquier lugar te encuentras con alguna levada, algún mirador o alguna cascada que merece la pena ver. Creo que si se quiere visitar bien la isla y conocer todos sus rincones, el viaje tendría que durar por lo menos 2 semanas.
4. Ofrece una gran variedad de escenarios. En Madeira puedes encontrarte tanto paisajes de montaña, como de bosque, como de playa, así como miradores, cascadas, rutas, acantilados y ciudades.
Para visitar la isla, cogimos un apartamento en Caniço, una pequeña ciudad cerca de Funchal y a partir de ahí nos desplazamos por toda la isla. Para señalar los puntos más destacables que visitamos, los voy a clasificar por su ubicación en la isla, por lo tanto:
- Sureste
- Caniço
- Funchal
- Câmara de Lobos
- Centro
- Curral das Freiras
- Suroeste
- Jardim do mar
- Prazeres
- Noroeste
- Porto Moniz
- Ribeira da Janela
- Seixal
- Sao Vicente
- Noreste
- Santana
- Faial
- Caniçal
- Ponta de Sao Lorenzo
Sureste
Caniço
Caniço es una pequeña ciudad dentro de la región de Nogueira en la cual no hay un centro definido, como una plaza con una iglesia o algo por el estilo, simplemente hay una agrupación de casas y establecimientos en una calle principal. No obstante, creo que es un lugar muy práctico para alojarte en tu viaje a Madeira ya que estás cerca del aeropuerto, cerca de Funchal y hay mucho sitio para aparcar. Debido a su tamaño, no hay mucho que visitar, no obstante, como ya dije antes, en Madeira puedes encontrarte cosas para ver en casi todos los sitios.
Aquí en Caniço destacaría a Ponta do Garajau, una pequeña pasarela que empieza en la estatua do Cristo Rei desde la cual puede avistarse el Océano Atlántico y a la derecha la Praia do Grajau.
Otro mirador similar a este pero no tan sorprendente en Caniço es a Ponta da Oliveira, la cual consta de unas escaleras hacia la parte de abajo de este pequeño acantilado, en el cual hay unas pequeñas cuevas que se formaron por la erosión de este terreno volcánico con el mar. Además, en esta misma punta, hay un restaurante llamado Atlantis, con unas vistas increíbles al mar, a la Ponta da Oliveira y a las piscinas artificiales al lado del mar del complejo hotelero, en el cual podéis tomaros algo en la planta en la cual hay un bar.
Funchal
Antes de llegar a Funchal saliendo dese Caniço, merece la pena pararse en el mirador Miradouro das Neves, desde el cual se puede ver Funchal desde las alturas, coronado por la famosa iglesia de estas vistas: la Iglesia de Sao Gonçalo.
Una vez en Funchal, os recomiendo que aparquéis fuera del centro, por ejemplo en la calle Av. Santiago Menor, ya que suele haber bastantes sitios para aparcar y gratuitos. A partir de la misma, podéis acceder al centro de la ciudad por la zona vieja, la cual está a escasos minutos andando.
Para mí, la zona vieja de Funchal es lo mejor de la ciudad, ya que en ella se puede ver el verdadero ambiente de la capital pero en calles muy pequeñas y locales. Esta zona vieja está conformada principalmente por las calles de Santa Maria, Rua Portao de Sao Tiago, Rua D. Carlos I y las calles contiguas a las mismas que las unen entre sí. En estos últimos años, estas calles se convirtieron en una zona aún más especial y artística de la zona, ya que varios artistas locales se reunieron para crear el proyecto: Arte Portas Abertas, con el cual se propusieron pintar algunas de las puertas de las pequeñas casas de esta calle.
Si recorremos la Rua Portao de Sao Tiago hacia la costa, nos encontraremos con una plazoleta en el interior del fuerte de Sao Tiago, la cual es gratuita, si queréis entrar en el fuerte tendréis que pagar una entrada.
Si por lo contrario recorréis esta misma calle hacia el interior, os encontraréis con la plaza más concurrida de esta zona vieja en la cual se encuentra a Capela do Corpo Santo.
Si lo que queréis es ver el fuerte desde el exterior, podéis pasar el paseo de Avenida do Mar e das Comunidades Madeirenses hasta llegar a una especie de espigón del puerto desde el cual se puede ver el fuerte y sus pequeñas torres.
Justo en esta última calle se encuentran los Jardins do Teleférico, donde podéis coger el famoso teleférico de Funchal-Monte que os llevará hasta o Jardim Tropical do Monte. Una de las cosas por la cual es famosa Funchal es por sus jardines tropicales, no obstante, creo que no merece la pena pagar la entrada para entrar en uno de estos jardines tropicales “artificiales”, como este mismo o el Madeira Botanical Garden, ya que podréis ver la misma variedad de plantas si andáis por la ciudad, en jardines como a Praça do Pobo, o Parque de Santa Catarina o incluso en otras ciudades más pequeñas de Madeira como Jardim do Mar, del cual hablaré más adelante, en el cual las plantas típicas crecen de forma salvaje.
El teleférico merece mucho la pena, tendréis vistas espectaculares de Funchal y las famosas parcelas de Madeira.
Una vez arriba, veréis a Igreja de Nossa Senhora do monte y los famosos carreiros. En la calle Carreiro do monte, se agrupan los carreiros, los cuales antiguamente se dedicaban a transportar alimentos y otros víveres básicos por la ciudad en su típico carro de mimbre. Hoy en día forman parte de esta atracción de interés turístico, en la cual transportan a la gente en estos carros de mimbre por las cuestas de esta zona de Funchal. El trayecto es de unos 2 km desde la zona de partida hasta Livramento.
Aprovechando que estáis arriba, podéis tomaros algo en la cafetería Café do Parque, la cual tiene vistas increíbles de Funchal y tiene precios asequibles.
Otro encanto de Funchal es pasear por las calles del centro, ya que no hay nada realmente destacable para ver. Calles como a Rua do 5 de Outubro, Avenida do Mar o Avenida Arriaga son algunas de las principales.
Quizás una de las cosas que se podría visitar en el centro es el Mercado dos Lavradores de Funchal, un mercado muy interesante ya que dentro del mismo hay pequeños puestecitos especializados en diversos productos, en su mayoría frutos secos o fruta tropical. También tiene una parte centrada solamente en pescado.
Os recomiendo que lo visitéis pero sin comprar nada de lo que os ofrecen. Aunque parezca un consejo de turista principiante, nosotros caímos en la trampa de los maracuyás; nada más entrar en el mercado, veréis puestos con una gran cantidad de frutas tropicales y variedades de maracuyás diferentes. En cada uno de ellos os darán a probar uno en pequeñas muestras, a las cuales le echan azúcar para que sepan mejor y luego os lo intentarán vender. En resumen, caímos en la tentación de comprar unos 6 de diferentes variedades para probarlos más tarde en casa y nos cobraron 30 euros. Al final no llegamos ni a comerlos todos porque estaban malísimos, nada que ver con la muestra.
Câmara de Lobos
Câmara de Lobos es una pequeña ciudad costera, famosa principalmente porque aquí se creó una de las bebidas más famosas de Madeira: a Nikita, un cóctel hecho a base de cerveza o vino blanco, helado de vainilla y trozos de piña. Otra bebida famosa que encontraréis en casi todos los bares de Madeira es a Poncha, otra bebida alcohólica creada a partir de aguardiente mezclada con miel de caña y zumo natural de limón o naranja. El bar donde probamos estas dos bebidas en Câmara de Lobos se llama Fôrma de Azúcar y nos pareció bien de precio, en una buena ubicación ya que se puede ver el mar desde ahí y un personal amable y simpático.
Otra cosa que podéis hacer en esta pequeña ciudad es pasear por las calles, normalmente adornadas al más puro estilo portugués, como la calle Largo do Poço o Rua da Portada, o acercarse para ver a Baía de Câmara de Lobos, de la cual obtendréis una buena vista desde el Farol de Câmara de Lobos.
Dentro de Câmara de Lobos pero fuera del centro de la ciudad se encuentra uno de los miradores más famosos de Madeira: el mirador de Cabo Girao, en el cual hay una pasarela de cristal sobre la cual puedes ver el fondo del acantilado y a los lados, la pared del acantilado de Faja dos Padres.
Centro
Como ya he dicho en la introducción, Madeira ofrece una gran variedad de escenarios. Los más montañosos y rocosos se encuentran en el medio de la isla, donde el terreno está a más alturas y donde se encuentran los picos más altos de la isla.
Así pues, casi en el centro de la isla al norte de Câmara dos Lobos, se encuentra una pequeña agrupación urbana llamada Curral das Freiras, la cual se sitúa en el medio de dos valles. No merece la pena visitar el pueblo en sí ya que no tiene nada de especial, no obstante, creo que merece la pena verlo desde el mirador Eira do Serrado Viewpoint, ya que se ve perfectamente cómo el pueblo está encajado en medio de estos dos valles. Además, esta imagen es bastante típica de los pueblos madeirenses de montaña o del centro de la isla. En esta zona también hay otro mirador de montaña llamado Miradouros do Paredao, desde el cual se puede ver la ladera de la montaña sobre la cual está asentado, o Pico Ruivo.
Suroeste
En la parte suroeste de la isla, casi llegando a la punta oeste, se encuentra Jardim do Mar, un pequeño pueblo costero asentado encima de un pequeño cabo donde remata la ladera del acantilado de Prazeres. Este pueblo tiene mucho encanto, así que recomiendo pasear por sus calles empedradas en adoquines blancos y negros que recorren las pequeñas casas y locales del lugar; no tienen pérdida.
Estas callejuelas no suelen tener nombre, así que guiaros simplemente por su suelo y dirigiros hasta la parte más alta de la ciudad, donde la podréis ver desde un punto más alto. Os dejo las coordenadas de un pequeño merendero desde el cual podréis tener estas vistas:32°44'21.5"N 17°12'38.5"W.
Además, si queréis acercaros hasta su costa, hay un bar justo al final del paseo que tiene buenas vistas y buena comida a un precio razonable, el Bar do Portinho.
Justo encima de este pueblo se encuentra la zona de Prazeres, desde la cual podéis optar por hacer algunas levadas que os llevarán hasta Jardim do Mar. La más conocida es la levada Prazeres-Jardim do mar, la cual se puede empezar desde algunos puntos de Prazeres. Uno de los puntos más conocidos de esta ruta es el mirador desde el cual se puede ver toda la ciudad y la costa de la misma, el cual no tiene nombre, por lo que os dejo su coordenada: 32°44'42.5"N 17°12'38.0"W.
También en Prazeres empieza otra levada que lleva al pueblo que está al lado de Jardim do Mar: Caminho Real do Paul Do Mar. El mirador donde empieza es increíble, ya que está situado justo en el límite del acantilado. Este se llama Caminho dos pes descalços.
Noroeste
Para llegar hasta esta parte de la isla, es mejor conducir por la carretera que atraviesa el centro de la isla, ya que está en mejor estado y es más ancha que la que recorre la costa oeste. Justo en la punta norte, está el pueblo de Porto Moniz, conocido por sus piscinas naturales. La entrada cuesta solo 1,5 por persona y realmente merece la pena porque están muy bien cuidadas y el agua de las mismas es el agua que les llega directamente del mar.
Justo al lado de este pueblo se encuentra Ribeira da Janela, famosa por su playa. Para acceder a la misma, podéis dejar el coche en el parking que aparece señalado en google maps al lado del Bar do Batista y subir por las escaleras de lo que en maps se indica como Miradouro and beach access. Lo que veréis de frente al subir por la cueva de estas escaleras además de la playa son los islotes Ilheus da Rib e Ilheus da Janela.
No obstante, creo que para tener unas mejores vistas de estas dos pequeñas islas, es mejor verlas desde la carretera VE2, concretamente desde este punto de la antigua carretera nacional:32°51'23.2"N 17°09'20.4"W.
El siguiente punto del noroeste de la isla es Seixal, conocido mayormente por la playa do Porto de Seixal, de arena negra y con unas bonitas vistas de esta fachada norte de la isla, incluida a Ponta do Poiso. Otro lugar conocido en Seixal son las piscinas naturales da Praia da Laje, estas mucho más pequeñas que las del Porto Moniz y gratuitas, situadas directamente entre las rocas y el mar.
A escasos kilómetros de Seixal, se encuentra una de las cascadas más famosas de Madeira: O véu da noiva, la cual se puede observar perfectamente desde o Miradouro do Véu da Noiva. Esta pequeña cascada surge justo encima de la antigua carretera nacional, hoy en día intransitable debido a su deterioro, y cuyo nombre se debe a la imagen que deja el chorro de agua al no llegar a caer en el mar debido a la altura desde la cual sale el agua y el poco caudal que esta lleva.
El último punto que destacaría de esta parte de la isla es Sao Vicente, no por el pueblo en sí sino por un lugar que nos encontramos de camino: A Capelinha de Nossa Senhora de Fátima.
En nuestros planes de ruta no teníamos pensado parar en este punto, sino que nos dirigíamos hacia Seixal y Porto Moniz por la carretera central de la isla, la VE4, cuando de repente en lo alto de una pequeña colina vimos una pequeña capilla peculiar y decidimos pararnos. La capilla en sí no es gran cosa, es simplemente curiosa, pero las vistas desde la misma sí que merecen la pena, ya que se pueden apreciar perfectamente los campos madeirenses dispuestos en parcelas y también el pueblo de Sao Vicente en medio de las dos laderas de los acantilados.
Además, de camino por esta carretera que sube hasta el norte de la isla, podéis hacer una parada en el mirador Chao dos Louros de la Vereda do Chao dos Louros, desde el cual se ve la costa entre los acantilados de las dos formaciones montañosas que lo rodean.
Noreste
La última zona que visitamos en la isla fue el noreste. En ella se encuentra uno de los enclaves más turísticos de la isla: Santana, ya que en ella sigue estando presenta la arquitectura tradicional de las casas de Madeira, por lo que fue declarada Patrimonio Arquitectónico. En el centro de Santana se encuentra una exposición de las típicas casas madeirenses, conocidas como Palhoças, de tejados triangulares y recubiertos de paja y colores llamativos. Si estáis en el centro de Santana, podéis optar por comer en el restaurante A Espiga, el cual ofrece platos tradicionales a buen precio.
Estas casas tradicionales también se pueden encontrar en otras zonas de Santana, como por ejemplo un poco más lejos del centro, al comienzo de la ruta Caldeirao Verde o en la mitad de esta ruta, en el Parque Florestal das Queimadas, donde se encuentra el refugio de Queimadas, cuya construcción mantiene las características de la estructura de las casas más grandes y antiguas de la Santana profunda. Esta ruta, a Levada do Caldeirao verde, es una de las más conocidas de Madeira y he de decir que merece mucho la pena. Esta comienza en el parking Levada do Caldeirao Verde, donde hay carteles explicativos que os indicarán la duración de la ruta, dificultad y los puntos más destacables de la misma. Quizás lo más representativo de esta levada es que atraviesa el Bosque de Laurisilva, declarado Patrimonio Mundial Natural por la UNESCO.
En la costa de Santana, se encuentra el teleférico da Rocha do Navío, famoso por recorrer esta parte de la ladera del acantilado y ofrecer las vistas de esta costa junto con la pequeña isla de Ilhéu da Viúva, también llamada Rocha do Navio. Aunque no os subáis al teleférico, creo que merece la pena acercarse hasta allí, ya que además de ser un bonito mirador, hay una pequeña ruta andando que baja hasta donde llega el final del teleférico.
Justo al lado de Santana se encuentra un pequeño pueblo entre la ladera de una montaña: Faial, al que merece ir si estáis en Santana para observar las vistas desde el Fortim do Faial, ya que desde ahí podréis ver el pueblo desde arriba con la montaña de fondo o también la costa que está del lado opuesto del pueblo: Faja do Mar.
El último punto que visitamos en Madeira es A Ponta de Sao Lourenço, la punta más al este de la isla. Esta zona de la isla es muy distinguible ya que es la más árida, no hay ningún tipo de vegetación, tan solo algunas palmeras.
Para recorrerla, podéis optar por seguir la ruta de Sao Lourenço, que empieza alrededor de la Prainha do Caniçal y sigue por toda esta punta hasta llegar al Morro do Furado, el punto más lejano al que se puede acceder a pie. Si lo que queréis no es recorrer esta punta sino simplemente verla a lo lejos, un punto para poder hacerlo es a Ponta do Buraco, a Ponta das Gaivotas o el mirador de la Punta de San Lorenzo. Esta zona también es visible desde otros puntos más alejados, como por ejemplo en algunos puntos de la levada do Facho, en Caniçal, la cual empieza en un aparcamiento de la carretrera ER109 (32°44'15.7"N 16°45'22.4"W).
Como ya he mencionado al principio, Madeira es una isla pequeña pero con muchos sitios de visitar. En mi caso, no tuvimos tiempo de visitar sitios como o Pico Ruivo y muchas rutas que no pudimos hacer. Así que, antes de ir os recomiendo que os informéis bien de las rutas y miradores que creéis que os pueden gustar para que no os quede nada atrás. El lado positivo es que tengo una buena escusa para volver a uno de los sitios que más me gustaron hasta ahora.
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