Viaje de un día a Gruyères

Hoy he visitado la ciudad de Gruyères, ubicada en el cantón suizo de Friburgo. No puedo expresar con palabras lo increíble que fue el viaje en coche. Cada kilómetro que recorríamos me hacía estar cada vez más segura de que quiero volver a visitar este lugar en el futuro. Los paisajes son espectaculares, los campos estaban cubiertos de nieve y los árboles se esparcían por los alrededores de una manera muy bonita; cuanto más alto estaban posicionados, más nieve tenían encima.

Cuando finalmente llegamos a Gruyères, aparcamos el coche al pie de la colina y subimos hasta la ciudad por un pequeño camino cubierto de nieve. Esta ciudad medieval es realmente un encanto; probablemente sea uno de los pueblos más pequeños que haya visto en Suiza (y posiblemente en el resto de Europa). Se entra por un arco de aspecto medieval e inmediatamente se pueden apreciar unas vistas espectaculares de las montañas. La nieve le da un toque precioso al paisaje. En mi opinión, el invierno es la mejor época del año para visitar este pueblecito porque la mezcla de arquitectura medieval y nieve es realmente algo especial.

Lo primero que hicimos al entrar en Gruyères fue ir a visitar su castillo. Al principio, el Castillo de Gruyères pertenecía a los condes de Gruyères. Sin embargo, hoy en día pertenece al cantón de Friburgo, y se ha convertido en un museo.

Desde el castillo también se puede contemplar una panorámica maravillosa de las montañas suizas, y en particular de la montaña Dent du Chamois. El tiempo se nos pasó volando y ya eran las 14:00, así que paramos a comer antes de dirigirnos a las fabricas. En el pueblo, encontramos un pequeño restaurante llamado Café-Restaurant des Remparts. Era un local tradicional de aspecto adorable que contaba con una terraza interior con vistas a las montañas (¡un restaurante con vistas! ). El olor de la «raclette» y de la «fondue» inundaban el lugar, pero no me molestaba porque me encanta el queso; solo me hacía querer pedir estos manjares. Sin embargo, acabé pidiendo una quiche de queso y mis amigos pidieron un sándwich de queso gruyer con jamón encima. La comida estaba deliciosa, se puede apreciar la autenticidad de los productos regionales, ya que de hecho el queso se había fabricado en una fabrica a tan solo unos pasos de allí. Bajamos la comida con un vaso de vino blanco que nos calentó el cuerpo y nos preparó para soportar el frío que hacía en el exterior. Estábamos a unos -4 Cº, ¡hacía un frío terrible!

Después del almuerzo fuimos a dar un paseo y os juro que no podría haberme sentido más feliz, ya que caminar por la nieve es una de las cosas que más me gusta hacer en el mundo. No podría ser más feliz que caminado por las montañas, me transmite una tranquilidad que no encuentro en ninguna otra parte.

Volvimos al coche y fuimos a echar un rápido vistazo a la fabrica de queso «La Maison du Gruyères». Durante el tour guiado por la fabrica, muy divertido e interactivo, os sumergiréis de lleno en la fabricación del queso y en los métodos tradicionales que existen para fabricar dicho queso.

A continuación, después de la visita a la fabrica de queso, nos dirigimos a «Maison Cailler». No puedo explicar cómo era el olor a chocolate que irradiaba el edificio del interior al exterior, es el olor a chocolate más fuerte que jamás he olido, ¡era genial! «Maison Cailler» es uno de los símbolos principales de Gruyères y la fabrica en sí misma es tan icónica... rodeada de montañas blancas al fondo. Para darle un toque todavía más mágico a nuestro viaje, empezó a nevar. Esto hizo que el viaje entero pareciera un paraíso invernal.

Antes de volver a casa, decidimos volver a una pequeña fabrica de chocolate artesanal ubicada a las afueras de Gruyères llamada la «Chocolaterie de Guyères artisanat et tradition». Al entrar en ella te das cuenta de lo pequeña que es, y esto la hace todavía más intrigante. Pedí un chocolate caliente, y me lo prepararon justo delante de nosotros con polvos de cacao fresco. Mi amigo pidió un chocolate con fruta de la pasión, que consiste en una taza de leche caliente y una barrita de chocolate con fruta de la pasión que él mismo tenía que disolver en la leche. Estaba impresionada. Comparada con «Maison Cailler», esta pequeña chocolatería parecía mucho más auténtica. También compramos unas pequeñas trufas de chocolate que sabían a pedacitos de cielo; el chocolate era tan fuerte y el ver dónde lo habían hecho exactamente hizo que todo fuese mejor. Además, el chocolatero nos contó la historia que hay detrás del chocolate, añadiendo algunos hechos interesantes que me gustaría compartir con vosotros:

• En 1879, la compañía Lindt inventó la primera máquina para hacer chocolate. Esta máquina mejoró mucho el sabor del chocolate.
• Cailler fabricó la primera barrita de chocolate negro. Desafortunadamente, el señor Cailler murió antes de ver la primera barrita de chocolate con leche.
• Nestlé descubrió la manera de fabricar leche en polvo.
• En 1875, Petard (quien trabajó en «Maison Cailler») ideó el primer chocolate con leche de la historia.
• Los mayas fueron los primeros en hacer chocolate caliente. Ellos inventaron la fermentación, el tostado y el secado del grano del cacao para hacer un líquido llamado «Xchokoalt» que se utilizaba como medicina. Los españoles modificaron la receta y trajeron el cacao a Europa. Fue Hernán Cortés quien modificó la receta y quien lo llamó chocolate.

Finalmente, después de nuestro pequeño viaje de un día, llegó el momento de volver a Ginebra. Creo que si algún día venís a Suiza, debéis hacer una escapada de un día a Gruyères, porque realmente os enseñará la Suiza tradicional, la auténtica. Veréis cómo y dónde se hace el famoso queso gruyer y, por supuesto, visitaréis una de las fabricas de chocolate más famosas del mundo abiertas al público y degustaréis el chocolate más delicioso de todos.

Qué hacer en Gruyères:

Castillo de Gruyères

El Castillo de Gruyères forma parte del patrimonio nacional de Suiza y es muy significativo. Es un lugar de mucha importancia cultural y hoy en día alberga el Museo de Historia de Suiza, donde haréis un viaje histórico de ocho siglos de arte, historia y legendas. La reliquia más importante del castillo son las tres capas perteneciente a la Orden del Toisón de Oro. También encontraréis algunas preciosas obras de arte del siglo XIX realizadas por muchos artistas, en particular Jean-Baptiste-Camille Corot y Barthélemy Menn. Además, el castillo cuenta con unos jardines de estilo francés absolutamente maravillosos que merece la pena verlos.

La entrada al castillo cuesta 12 francos suizos para adultos y 8 para estudiantes.

Para más información, visitad la página web del Castillo de Gruyères.

La «raclette» en el Café-Restaurante des Ramparts:

Id a comer a este pequeño restaurante tradicional y disfrutad de una auténtica «raclette» de queso gruyer sentados en su terraza interior, contemplando los prados alpinos.

Las fabricas de Gruyères

En estas fabricas se fabrican alrededor de 48 ruedas de queso gruyer por día.

La entrada cuesta 7 francos suizos para adultos y 6 para estudiantes.

Para más información, visitad este sitio web.

«Maison Cailler»

«Maison Cailler» es básicamente una experiencia tipo Charlie y la fabrica de chocolate en la vida real. Os mostrarán cómo se manufactura el chocolate, llegaréis a entender la historia que hay detrás de esta gran marca de chocolates y, lo mejor de todo, probaréis el chocolate. Aseguraos de echarle un vistazo a su página web antes de ir porque actualmente están renovando la fabrica. Además, ofrecen actividades para niños como demostraciones de cómo se hace el chocolate y visitas gratuitas. Así pues, visitad su página para echar un vistazo a las visitas que ofrecen.

Iglesia de Saint-Théodule

No es fácil encontrar esta pequeña iglesia, pero es un lugar muy agradable de visitar si vais a Gruyères. Cuenta con unos preciosas vidrieras y un interior muy modesto.

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