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Dejándome sorprender por una ciudad pequeña de Alemania


Todo empezó porque Frankfurt (Oder) era la única ciudad alemana que me aseguraba un piso compartido en la residencia de estudiantes sin tener que estar en una lista de espera ridículamente larga. Yo era de ese segmento bastante importante de gente con un presupuesto estrecho al que afferrarse y no podía elegir un destino antes de saber si podré vivir ahí de forma más o menos barata.

Bien, no es el proceso de elección de destino más romántica, pero es un comienzo. La verdad es que la parte de las finanzas siempre fue un punto fuerte del lugar. Pagaba unos 200 Euros al mes por la residencia (con gastos incluidos) y, a pesar de ser algo antigua, era un lujo comparada con las típicas europeas en las que compartes hasta el cuarto. Yo compartía un piso própiamente dicho con otras dos chicas; es decir, compartía baño y cocina.

Siguiendo por el mismo hilo, los demás gastos como la compra del mes y así se podían reducir a 100-200 Euros. La verdad es que era justo lo que buscaba en cuanto a económico. Para lo demás iba con expectativas bajas.

En un primer momento se te hace interesante, no lo niego, el estar en una ciudad tan sumamente pequeña, si no estas acostumbrada a ello. Es algo nuevo y te gusta en su cierta manera. Poco a poco sin embargo, empiezas a echar de menos lo que tu ciudad de España ofrece en cuanto a ocio; sobretodo si llegas en el semestre de invierno y en algún momento se empieza a hacer de noche a eso de las cinco de la tarde y ves que nadie sale a la calle y que todo parece un poco un pueblo fantasma de esos del boom de la construcción. En ese momento es clave comprarte unas lucecitas de navidad y ponertelas por todo el cuarto. Funciona. También los mercadillos navideños levantan los ánimos bastante.

Pasado ese primer shock, generalmente todo va bien. Precisamente por ser una ciudad pequeña, cuenta con un cuerpo estudiantil increíble. The place to be es la residencia de August-Bebel, eso por descontado. Ahí se montan las mejores fiestas que te puedas imaginar en una cocina de unos seis metros cuadrados; o en su defecto, en el sótano, sí.

La verdad es que recuerdo la primera fiesta de ese estilo a la que asistí, pensando ''qué cutre''. Treinta personas ahí metidas. Pero bueno, tenían sus lucecitas de fiesta. Profesionalidad no faltaba. Y seguía llegando más y más gente. Y ya no cabían y se extendía la fiesta por la escalera. Porque así son las fiestas de AB; todos están invitados. Por eso siempre guardaré los recuerdos de ese lugar con ternura. Porque realmente hay una comunidad de estudiantes, gente que pide monedas de lavadora (punto débil; las lavadoras se pagan a dos euros y las secadoras van como quieren) en el grupo de whatsapp y gente que te ayuda a abrir la puerta de tu casa a lo ilegal si te has encerrado fuera. El ambiente de la residencia, de verdad y no sabría cómo recalcarlo más, es increíble. Conoces muchísimas personas en las fiestas y si vas con la mentalidad adecuada, te acabas sintiendo como en una gran familia.

Más allá de eso, la universidad también ofrece bastantes eventos para alumnos de intercambio y en general. Nos han llevado a dos ciudades cercanas de excursión, por ejemplo. Pero para mí el mejor día es International Day. Se trata de un día básicamente montado por los estudiantes mismos. Te mandan Spam a tope para que participes y se trata de que todos los estudiantes internacionales colaboren con los de su país para poner un stand con sus comidas típicas y demás. En resumen, acabas comiendo comida de todos lados, probando cosas increíbles en un ambiente extasiado.

Las clases en sí, son del nivel de dificultad que esperarías en España. Lo que cambia es el calendario escolar. La facultad de economía divide el semestre en dos bloques, con lo que en vez de dos, tienes cuatro sesiones de exámenes. Sinceramente todo tiene pros y cons, pero por lo menos así no tienes que estudiar para muchos exámenes a la vez. Además hay muchas asignaturas de tipo seminario en las que al final presentas un trabajo y no tienes que hacer examen. Esas, sin embargo, vienen con doble filo; por una parte son geniales para aprender a hacer trabajos, cara al TFG y claro, está bien no tener examen, pero por otro lado requieren mucho tiempo. Es decir, no penséis que por no hacer examen va a ser más fácil. Vais a echarle muchas horas de búsqueda de información y demás.

Otra diferencia para mí fueron los horarios. Al ser sistema de bloques, parece que te ves con más tiempo libre. Los viernes no suele haber mucha cosa, se centran las clases a mitad de la semana para la gente que viene de Berlín y que no vive de forma permanente en Frankfurt. Se dan muchos solapamientos también, ya que tú mismo eliges las asignaturas que quieres y no siempre encajan. Sobretodo se solapa el centro de idiomas (tenemos clases de alemán gratis para quien las quiera; mi recomendación personal es aprovecharlas).

En la pequeña ciudad hay pocos eventos durante el año, pero supongo que por eso cuando los hay, los apreciamos más. De todas maneras la diversión y el turisteo está a una hora en tren; en Berlín. Y aquí me toca disipar el mito de lo de una hora. Muy, muy a menudo en Berlín hacen mantenimiento de las vías o construcciones o lo que sea y se tiene que dar un rodeo para llegar. Se llega a tardar tres horas en dichos días. En la aplicación del transporte se puede confirmar siempre si hay alguna anomalía. De todas maneras poder ir a Berlín cuando quieras y viajar gratis con el Semester Ticket que te da la universidad (pagando una tasa de 200 euros aprox. por semestre) compensa estar en una ciudad tan socialmente muerta. De hecho, si no fuera por los estudiantes, el vacío social de la ciudad nos hubiera vuelto locos a todos.

Algo que tenemos ahí para cambiar de aires es Polonia, sí, suena un poco surrealista pero a veces hablas con tu madre al teléfono mientras cruzas el puente en la frontera y le comentas que vas a hacer la compra en Polonia, que te sale más barato (por poco). También se va mucho a Patrol Pizza, donde comes por cinco euros, con bebida incluida y en un sitio aceptablemente bonito. 

En general la facilidad para desenvolverte en otro país al lado te hace pensar en lo bien que lo hicieron con Europa.

Para los que vayan a estar en el semestre de verano, Helenesee va a ser vuestra playa. Es uno de los lagos que hay; el más cercano. También hacen un festival a final del semestre ahí y por lo general, es un sitio agradable.

En general, os instaría a viajar todo lo que podais. Que parece mentira lo barato que es desde Alemania, comparando con España. Flixbus va a ser vuestro amigo para visitar las capitales cercanas, que son bastantes, no como en la península.

En resumen, puntos fuertes: lo inmensamente internacional de la universidad, los estudiantes, la residencia, Polonia y Berlín. Puntos débiles: la ciudad en sí. Suena ridículo, pero yo no cambiaría mi elección. Quizás sea porque el Erasmus es algo tan sumamente extraordinario que te enamora estés donde estés. 


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