¡Frankfurt, una ciudad de gigantes!

¡Frankfurt, una ciudad de gigantes!

Fui a Frankfurt en mi Erasmus ya que los vuelos estaban muy baratos y merecía la pena hacer la visita. Así que reservé vuelos y albergue en habitación compartida para ir en navidades.

Llegada 

Cuando llegamos hacía muchísimo frío, cogimos un autobús por 50 euros hasta la estación de tren. Al llegar allí nos metimos en la estación y vi una máquina expendedora de chocolatinas. Dios, ¡tenía tanta hambre que me daba igual todo! Quería coger algo para ir comiendo por el camino y me compré una chocolatina, con tan mala suerte que se quedó enganchada y no podía cogerla. Al final lo conseguimos después de darle una paliza a la maquinita.

Para coger el billete de metro casi nos volvemos locas, no entendíamos nada. Había un montón de opciones y aún encima se nos acercaba gente pidiendo dinero que nos ponían más nerviosas. Finalmente conseguí averiguar cómo se sacaba un billete simple porque ni a los que preguntamos que compraban sabían que escoger.

Una vez superada la fase transporte, nos dirigimos al albergue donde reservamos. La habitación tenía 6 literas y una cama matrimonial al fondo. Yo dormí en la matrimonial y sin problemas. En las literas dormían unos señores albaneses que estaban allí por temas de trabajo y nos comunicábamos en italiano. Yo me quedé sin champú un día y uno me dijo que me dejaba el suyo (detallazo por su parte) pero claro, el olor que me quedó en el pelo no era muy femenino… Lo que más me gustaba del albergue era la calefacción porque se notaba una diferencia de temperatura bestial, es lo que tiene ir en diciembre a esta ciudad.

Lo que más llama la atención de la ciudad son los rascacielos porque mires para donde mires solo verás gigantes. Estuve un fin de semana pero visité bastantes cosas.

La main tower está muy céntrica y está genial para poder ver las vistas. Pagas abajo en la recepción y ya subes en el ascensor. La altura impresiona bastante y en diciembre notarás más el frío pero es una pasada.

La casa de Goethe también está por el centro y está chulísima por dentro. No es caro entrar y puedes estar el tiempo que quieras.

Al ser navidad había mercadillos por la calle con comida en la zona turística y nos sentamos dentro de la carpa que tenía uno de los puestos para probar la cerveza.  Estaba en la barra decidiendo que cerveza elegir y un alemán nos dio dinero para comprar la cerveza pensando que no teníamos. No sé si por el espíritu navideño pero nos invitó y nos soltó un ¡happy christmas! Había mucho ambiente y muy buen rollito en la plaza Römerberg. Esta plaza es preciosa y estaba iluminada con las luces navideñas. Había puestos de dulces y probé el preztel porque tenían muy buena pinta. Actuaba un coro en un palco pequeño cuando la visité. También tenía un tío vivo en el centro de muchos colores y muy iluminado que cuando giraba te hipnotizaba.

El teatro fuimos a ver este edificio de noche y no decepcionó. Estaba precioso con las luces y las fuentes que cambiaban de color el agua a rosa, verde…

También son muy bonitas las vistas del río Main de noche con los edificios iluminados. Merece la pena pasar un poco de frío para verlas desde el puente cercano a la plaza Römerberg.

La estación de tren  cuando llegamos no lo apreciamos porque ibamos directas al albergue pero la fachada es realmente bonita.

 El transporte

Hay metro, tren, bus, tranvía pero es un poco lioso porque el tranvía, el tren y el metro utilizan las mismas vías y entre eso y que está todo en alemán es una locura. Nos encontramos un español que nos acompañó por la tarde y nos ayudó a movernos por la ciudad.

Salchichas

La verdad que probé las famosas salchichas y a mi me gustan más las españolas. Aunque probé un perrito caliente en uno de los puestos de la calle y estaba bueno igualmente.

También probé las salchichas con verdura un plato típico de allí.