Cuando pienso en el paraíso, me imagino un sitio parecido al de las Cataratas del Iguazú: arcoíris, mariposas tropicales, palmeras e infinitas cascadas, pequeñas y grandes. Las Cataratas del Iguazú, situadas en la frontera entre Argentina y Brasil, son unas de las maravillas más espectaculares de la naturaleza que he visto hasta ahora, y fueron nombradas Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Las cataratas forman parte del río Iguazú, y lo dividen en diferentes niveles.
Si vas a las Cataratas del Iguazú, asegúrate de reservarle al menos dos días, porque hay tanto que ver y descubrir que un solo día se queda corto. El parque nacional se puede visitar tanto desde el lado argentino (desde Puerto Iguazú) como por el brasileño (desde Foz hasta Iguaçu). Resulta que puedes visitar no solo una catarata grande, sino una zona enorme de casi 3 km en la que las Cataratas del Iguazú se dividen en más de 250 cataratas diferentes. Hay buses que te llevan hasta las cataratas y de un extremo a otro, así que, ten en cuenta que tendrás que gastar dinero en transporte, aparte del precio de la entrada al parque nacional.
Hay un montón de caminos por todo el parque nacional que se han construido alrededor de las cataratas, para que puedas verlas desde diferentes ángulos. Las puedes ver de lejos, de cerca, desde abajo y desde la cima... es la forma perfecta de disfrutar de este impresionante espectáculo de la naturaleza. Además, está todo rodeado por la jungla, así que los visitantes pueden ver un montón de naturaleza preciosa y animales exóticos. ¡Ve buscando monos y mariposas tropicales por el camino!
La llamada Garganta del Diablo, es la catarata más alta y de mayor tamaño de todas, y se llega a ella desde el lado argentino. De hecho, la frontera entre Argentina y Brasil pasa justo por la Garganta del Diablo. Se llega a ella con un trenecito y, desde ahí, puedes andar hasta llegar a la misma cima de la catarata. Solo puedo describir la garganta del Diablo como la acumulación de aguas salvajes más ruidosa que he visto en mi vida. Mide más de 100 metros de alto y el agua salpica hasta a 30 metros de altura. Puedes sentir el poder de la naturaleza... ¡no es un sitio en el que me gustaría caerme!
La mayoría de las cataratas (el 80 %) están en el lado argentino que, además, es el lado más bonito (al menos, en mi opinión), pero también tienes unas vistas preciosas desde el lado brasileño. Además, en el lado argentino puedes ver las cataratas tanto desde abajo como desde arriba, ¡es precioso! Todas esas cataratas, apareciendo y desapareciendo por la selva amazónica, atravesando barrancos y creando arcoíris, son unas de las cosas más bonitas y paradisíacas que he visto en mi vida.
Recomiendo muchísimo que hagáis una visita en barco a las cataratas. El barco se desde la zona baja del río del lado argentino, y puedes acercarte muchísimo a las cataratas. Cuesta un extra de dinero, pero ¡merece un montón la pena! Eso sí, llevad cuidado: ¡os vais a empapar! La verdad es que cuando me subí al barco me dio miedo, porque pensaba que las cataratas estaban tan solo a unos metros de nosotros y el barco podría verse arrastrado por la masa de agua que caía. Sin embargo, resulta que los barcos se quedan a una distancia prudente de las cataratas, pero el agua cae con tal fuerza que te empapa aunque estés a muchos metros de distancia de la propia catarata. Fue una experiencia muy intensa pero, a la vez, fue increíble verlas y sentirlas tan cerca.
Por último, solo me queda decir que ¡no os lo penséis y vayáis! La enorme cantidad de agua que se precipita por las cataratas y la belleza de la naturaleza son algo que no podrás olvidar en la vida. Os lo prometo: es una experiencia que llevaréis con vosotros para siempre.
Para acabar, os quiero dar un dato curioso: Las Cataratas del Iguazú son más altas y el doble de anchas que las famosas Cataratas del Niágara. Cuando Eleanore Roosevelt visitó las Cataratas del Iguazú, se limitó a decir: "¡Pobre Niágara! "