Dos días en el Algarve
El Algarve es la región más al sur de Portugal y es famosa por sus preciosas formaciones rocosas y playas soleadas. Es uno de los destinos vacacionales preferidos de mucha gente y no es ninguna sorpresa, ya que esta región tiene una de las playas más tranquilas.
El nombre de la región se lo pusieron los moriscos cuando conquistaron esa parte de Portugal en torno al siglo VIII. La llamaban Al-Gharb, que en árabe significa "el oeste".
Nuestro viaje al Algarve comenzó a mediados de enero. Decidimos pasar allí dos días y visitar todos sus lugares más destacados. Comenzamos en Faro, que es la capital de esta región. Se trata de un lugar histórico pequeño y agradable al lado del mar. También será una de las ciudades donde comience tu viaje por el Algarve, ya que allí es donde está el aeropuerto de la región. Faro tiene un centro histórico muy bonito con calles empedradas repletas de pequeñas casas, iglesias, parques y otros monumentos históricos. La ciudad también tiene un pequeño puerto lleno de barcos preparados para llevarte de viaje por la playa.
También pasamos un día en Lagos, que es una bonita ciudad en la zona oeste del Algarve. Es famosa principalmente por sus acantilados dorados, cuevas y playas.
¿Cuál es la forma más fácil y rápida de llegar al Algarve?
Para ir al Algarve cogimos un avión desde Oporto y el vuelo duró aproximadamente una hora. Fue una forma bastante rápida y cómoda para llegar. El precio del billete fue de menos de 20 euros, así que además fue bastante barato. Sin embargo, si quieres que tu billete sea aún más barato y poder llevarte veinte kilos de equipaje, puedes usar el descuento de la tarjeta ESN en Ryanair.
Si quieres disfrutar de un viaje por el campo de Portugal, puedes coger un tren hasta Faro, que durará unas 10 horas o más, pero seguro que hará que tu viaje sea inolvidable. Por desgracia, los viajes en tren hasta Faro son un poco más caros, si los comparamos con los billetes de avión, por eso nosotras fuimos en avión.
¿Cuál es la forma más sencilla de moverse por el Algarve?
La forma más fácil de moverse por el Algarve es en coche pero alquilar un coche allí es bastante caro y también te piden fianza, así que decidimos usar el transporte público y taxis.
Los trenes en el Algarve son un medio de transporte adecuado y también, son algo más baratos que los billetes de autobús de la compañía local Eva. Además, se tarda lo mismo en llegar de un sitio a otro en autobús o en tren, así que la mejor opción sería usar el tren.
Por último, pero no menos importante, los taxis también son una forma cómoda de desplazarse, sobre todo tu grupo de compone de más de tres personas. En algunas ocasiones, coger un taxi era mucho más barato que un billete de transporte público, así que os lo recomiendo.
Día uno
Faro no es una ciudad grande, pero es encantadora y te divertirás explorándola. El primer día, nos despertamos temprano, fuimos a explorar la ciudad y terminamos en el faro Marina, que es un lugar pequeño y acogedor cerca de la costa. Desafortunadamente, no se veía el océano desde allí, pero aún así las vistas eran increíbles. Pasamos un buen rato allí, en el Cafe Do Coreto, una cafetería agradable con vistas al pequeño puerto.
Después, fuimos andando por el Jardim Manuel Bivar, que está justo al lado del Faro Marina. Es un pequeño jardín agradable, donde los lugareños disfrutan de los días soleados.
Más tarde, decidimos ir a ver la playa de Faro y pasar el resto del día allí. La manera más fácil de llegar a la playa es cogiendo un autobús desde la estación que está al lado del puerto de Faro que nos costó unos 2,30 euros y tuvimos que esperar 20 o 30 minutos. Así que, como eramos seis chicas decidimos ver cuánto costaba un taxi en la ciudad. Encontramos un taxi por 15 euros en Uber y lo reservamos.
Por suerte estuvimos en la playa Praia de Faro en un momento y pasamos el resto del día mirando al océano, recogiendo conchas, charlando, escuchando música y riéndonos. También pudimos ver la bonita puesta de sol del Algarve y disfrutar de la serenidad durante un rato más.
Día dos
Al día siguiente nos despertamos pronto para ir a explorar el casco antiguo de Faro y después ir a Lagos. Nos hicimos con las cosas que una chica necesitaría y nos fuimos. Estuvimos ahí, junto al Palacete Belmarço en un momento. Este fue construido a principios del siglo XX por un rico mercante portugués.
Después bajamos la calle hasta la iglesia Igreja de São Francisco, que se considera una de las iglesias más bonitas del sur. Por desgracia, a esa hora del día estaba cerrada y no había manera de visitarla.
Más adelante siguiendo la carretera estaba Cidade Velha o el casco antiguo de Faro. Para entra en él hay que pasar por el Arco do Repouso, que se cree que es el lugar de descanso de los reyes que derrotaron a los moriscos en el pasado. A su lado estaba la muralla de Faro, que era parte de una fortaleza que había desparecido hacía mucho tiempo y también el Parque Biossaudavel de Faro, que lleva a un bonito camino empedrado que sigue los canales de Faro.
Por último nos sentamos a tomar un café en la cafetería Cafe Do Coreto, que se convirtió en uno de nuestros sitios preferidos, y nos preparamos para el viaje a Lagos. Cuando estuvimos listas nos dirigimos hacia la estación de tren para comprar el billete a Lagos, que nos costó 5,70 euros con un descuento para personas menores de 26 años. Le preguntamos al taquillero qué linea teníamos que coger, ya que había muchas y nos dirigimos a la línea 4.
A continuación subimos al tren a Lagos y empezamos nuestro viaje de medio día. El trayecto duró alrededor de una hora y media y al llegar pedimos un taxi a Ponta da Piedade, uno de los hitos de la ciudad. Nos llevó unos veinte minutos llegar y el viaje nos costó unos 10 euros.
Ponta da Piedade es una formación costera con muchos acantilados de caliza y pilares que se yerguen sobre el océano. Empezamos nuestro trayecto en el faro de Ponta da Piedades, por donde dimos una vuelta. Hay un acantilado que se puede escalar para admirar el océano pero parecía bastante peligroso. Justo debajo había unas escaleras que llevaban al punto más bajo de los acantilados, donde forman una especie de piscina cubierta que tiene al lado una cueva.
Estuvimos merodeando por ahí y admirando la belleza de lo que nos rodeaba durante un rato y después nos dirigimos al camino de madera que había alrededor de Ponta da Piedade. Fue un paseo por la costa del sur de Portugal muy agradable. Sólo se escuchaban las olas rompiendo contra las rocas. Por último, llegamos a Miradouro da Praia do Canavial, donde esperamos para ver la puesta de sol.
A pesar de eso, teníamos que esperar en torno a dos horas para coger el tren de vuelta a Faro, así que fuimos al centro para cenar en el restaurante Adega da Marina, que estaba a unos cinco minutos a pie de la estación. El servicio fue bastante rápido y la comida estaba buena, así que pudimos disfrutar de la cena y llegar a la estación de tren a tiempo.
Galería de fotos
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- English: Two days in the Algarve
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