¿Cómo es Europa y sus generalidades?

Buenas a todos! Antes de empezar con los territorios más importantes del continente Europeo, voy a realizar una síntesis sobre los aspectos que creo que son los más relevantes del panorama Europeo para que os sirva de apoyo prelectura de los artículo que iré escribiendo más adelante. Aunque América sea América, Europa es Europa, y también tenemos cosas impresionantes que dan envidia sana a muchos territorios! Comienzo.

Europa, aunque poca gente lo sepa, es un falso continente (puesto que no es más que el apéndice occidental del auténtico continente euroasiático) constituido por una gran pseudopenínsula, cuyo istmo son las cordilleras de los Urales y del Cáucaso, circundada al norte por el océano Glacial Ártico, al oeste por el océano Atlántico y al sur por los mares Mediterráneo y Negro.

Bajo el punto de vista físico, el continente europeo está constituido por un gran escudo flanqueado al sur por un potente arco de cordilleras alpinas que bordea el Mediterráneo desde Gibraltar al Bosforo (cordilleras Béticas, Pirineos, Alpes, Balcanes) y que penetra parcialmente hacia el corazón del continente con los Cárpatos. Al norte de estas cordilleras el escudo no presenta formas homogéneas. La tectónica ha elevado numerosos bloques que constituyen una vasta gama de montañas, altiplanos, cuencas y fosas, y la acción conjunta de los ríos y el mar ha dado lugar a la formación de grandes llanuras deltaicas y aluviales costeras. Entre las montañas de levantamiento destacan las que constituyen la discontinua alineación que se inicia en el centro y norte de la península Ibérica y se prolonga a través de Bretaña y norte de las islas Británicas, hasta los relativamente altos montes Escandinavos. En el interior del continente destacan los macizos de los Vosgos, Ardenas, Esquistoso Renano, de Bohemia y Sudetes; y en el límite oriental, los Urales.

Los principales altiplanos son, al oeste, la Meseta Ibérica y el Macizo Central francés y, en el centro y este, los altiplanos Bávaro, de Podolia, Central ruso y del Volga. Las grandes llanuras se extienden a orillas del Atlántico y del Báltico y alcanzan una gran expansión entre el Vístula y los Urales.

Por su situación en plena zona templada boreal, Europa presenta una amplia serie de características climáticas dominadas por el carácter templado y de cuatro estaciones, pero con grandes contrastes no tanto por las distintas latitudes como por la posición, orientación y relieve. Las tierras llanas y abiertas al Atlántico presentan climas suaves de tipo marítimo, incluso en latitudes elevadas, gracias al influjo moderador marino; en cambio, las tierras interiores y más o menos elevadas padecen climas duros de carácter continental. Por último, las costas mediterráneas gozan de algunas características climáticas de signo tropical.

Las redes fluviales son complejas y variadas a causa de la diversidad climática y geomorfológica. En el sector occidental los ríos principales tienen su origen en las cordilleras alpinas, como el Ródano, el Rin y el Danubio; o en las montañas y altiplanos periféricos septentrionales, como el Loira, el Sena, el Elba, el Oder y el Vístula. En las vastas llanuras orientales discurren los grandes ríos rusos, que nacen en los altiplanos centrales y en los Urales y se dirigen hacia el sur, al mar Negro (Dniéper, Don) y al mar Caspio (Volga y Ural). Los ríos mediterráneos (excepto el Ródano) son de importancia secundaria y caudal muy irregular.

Las costas son asimismo variadas. En el norte y oeste de Escandinavia e Islas Británicas son altas y recortadas en profundos fiordos debido a que el mar ha invadido las partes bajas de grandes valles glaciares; en cambio, el litoral báltico y del mar del Norte es bajo y rectilíneo, interrumpido tan sólo por los estuarios de los ríos. Las costas mediterráneas son preferentemente altas y recortadas a causa de la torturada orografía alpina ribereña.

En Europa viven unos 709 millones de habitantes, lo que representa casi la sexta parte de la población mundial. Este factor, unido a la exigüidad de su territorio, hacen que la densidad del continente sea el doble de la densidad media de la Tierra. En Europa se hablan más de 60 idiomas y conviven numerosos grupos étnicos y lingüísticos diferentes.

La tipología de la población de origen europeo puede dividirse en tres grandes grupos: los nórdicos, como los noruegos, que se caracterizan por ser robustos, de tez muy blanca y de cabellos rubios; los dináricos, de cabeza redonda y negros cabellos, como los rumanos; y los mediterráneos, de estatura más bien baja y tez oscura, como en España.

La distribución de la población es muy desigual y depende de factores geográficos e históricos. Los países más septentrionales tienen menos de 15 habitantes por km2, como ocurre también en la Meseta española, los Pirineos, los Alpes, y, en general, las áreas situadas a más de 1.800 m de altura. Las más altas densidades rurales se dan en las tierras bajas, especialmente a lo largo del Atlántico, en los valles de los grandes ríos y en ciertas zonas del litoral mediterráneo como Cataluña o Campania.

Las mayores concentraciones de población están asociadas a los yacimientos de carbón y a la industria. Tal es el caso de la región Ruhr-Westfalia, con más de 10 millones de habitantes, el campo carbonífero de Sambre-Mosa, o el Nord-Pas de Calais. En la Europa oriental, el pequeño yacimiento carbonífero de Sajonia, al este de Alemania, el de la Alta Silesia, en el suroeste de Polonia, y los del oeste de la República Checa, poseen todos ellos numerosas ciudades industriales. Otras zonas de alta densidad están asociadas a puertos marítimos como Rotterdam, Amberes, Hamburgo, Góteborg, San Petersburgo, Barcelona o Nápoles, o bien a capitales de países, como Londres, Moscú, Madrid, París y Atenas.

El movimiento migratorio del campo a la ciudad ha sido constante en Europa desde la segunda mitad del siglo XIX y es debido al más alto nivel de vida y a las mejores perspectivas sociales de las ciudades. En estas últimas, existe en la actualidad un serio problema de vivienda que, a veces, se vio intensificado por la entrada, en los países más ricos del norte, de millares de trabajadores extranjeros, procedentes sobre todo de países mediterráneos en los que había menos empleos o estaban peor pagados.

A partir de los años setenta, esta mano de obra barata se ha ido sustituyendo paulatinamente por gentes procedentes de otros países en vías de desarrollo, principalmente de las antiguas colonias, y de ciertas zonas de Asia y Latinoamérica (como Filipinas o la República Dominicana). Un fenómeno de muy reciente aparición es el de los trabajadores procedentes de los países que formaron parte del bloque socialista. Según el Banco Mundial, el número de trabajadores emigrados existente en la Europa comunitaria en 1990 era de 14 millones. La mayor concentración correspondía a Francia y Alemania con unos 4,5 millones cada uno, seguido de Gran Bretaña, con 2,5 millones. El crecimiento progresivo de la emigración y la marcada diferencia cultural y étnica de los nuevos emigrantes están generando serios problemas de orden económico y social, que tanto los gobiernos como las instituciones europeas intentan afrontar en busca de una convivencia más justa.

Por lo que a las creencias religiosas se refiere, hay que decir que la historia de Europa y la evolución del cristianismo están estrechamente relacionadas. Roma se convirtió en el centro de la Iglesia católica universal, cuyo sumo pontífice, el Papa, todavía gobierna desde la Ciudad del Vaticano; y fue en Constantinopla, la actual Estambul, donde tuvieron sus comienzos las Iglesias ortodoxas orientales. Alemania fue la cuna de la Reforma, de la que surgieron diversas religiones protestantes.

La religión predominante hoy en día en Europa es la cristiana, aunque hay también más de 4,5 millones de judíos y unos 21 millones de musulmanes (Balcanes y emigrantes). Aproximadamente el 50% de los cristianos son católicos y tienen el mayor arraigo en la Europa occidental y meridional. En la Europa central y del norte el protestantismo tiene mayor fuerza, y las Iglesias ortodoxas dominan principalmente en el este y suroeste del continente.

La explotación del suelo europeo se remonta a la colonización del hombre primitivo que ocupó primero las tierras altas de yeso y caliza, donde cultivaba pequeños campos cuadrados limitados por caballones de tierra. El traslado a suelos de marga más cultivables, como los del sureste de Inglaterra o los del oeste de Europa central, se produjo a finales de la Edad del Hierro. El trigo y la cebada se cultivaban ya antes de que los romanos introdujeran nuevas plantas, como la vid y los árboles frutales, así como nuevos métodos de cultivo, como el arado simple que todavía persiste en algunos países. La conquista a gran escala de las tierras bajas del oeste de Europa y Renania vino con la introducción del arado tirado por bueyes. La Edad Media vio la difusión del sistema de campo abierto centrado en el feudo, pero el terreno cercado, gran innovación para las modernas normas agrarias, empezó antes de que terminara el periodo feudal.

Hoy, las fincas más prósperas de la Europa occidental se encuentran en las regiones de grandes cultivos del norte y centro de Francia, con altos rendimientos en la producción cerealística, cárnica y láctea, así como en Gran Bretaña (sobre todo en East Anglia y al este de Escocia), Bélgica, los Países Bajos y Dinamarca. Las únicas zonas comparables en cuanto a cultivos a gran escala y ganadería rentable se encuentran en la región de Borde (Alemania), en Hannover y en Brunswick.

En la Europa oriental, los eslavos crearon una agricultura mucho más primitiva, arrancando sus campos de cultivo de zonas boscosas, o recuperando tierras pantanosas, especialmente en la cuenca del Vístula y alrededor de Moscú.

Los suelos pobres, a menudo de origen glacial, sólo eran apropiados para el centeno y la avena. Los pastos esteparios al sur del bosque mixto fueron durante largo tiempo el reino de los pastores nómadas. Hasta el siglo XIX no se vio que estas ricas tierras del oeste eran especialmente aptas para el cultivo. Hoy, las vastas granjas de Ucrania cultivan principalmente cereales, remolacha azucarera, forrajeras, girasoles y, a veces, algodón.

En las latitudes mediterráneas, los cultivos básicos son prácticamente los mismos que en tiempo de los griegos y los romanos: vid, olivo, trigo y cebada, aunque en los últimos años se ha desarrollado una agricultura muy tecnificada que produce frutas y hortalizas incluso fuera de temporada. El trigo se cultiva en grandes fincas de Sicilia y en la Meseta española, mientras que en otros lugares se alterna con la cebada y con plantas forrajeras como la alfalfa y el trébol. Las zonas de regadío, como las huertas del Levante español, famosas por sus agrios, la costa Conco d' Oro, al norte de Sicilia y la llanura de Nápoles, están cultivadas con mayor intensidad. Grecia posee relativamente pocos terrenos de regadío. En los deltas del Po (Italia), del Ródano (Francia) y del Ebro (España) se cultiva arroz. Los árboles frutales cubren las faldas de los montes en muchas zonas mediterráneas, y los olivos de las vertientes inferiores dan sombra a los cultivos de guisantes y judías, especialmente en la Toscana y en Provenza.

La agricultura más intensiva y productiva se localiza en Gran Bretaña, Dinamarca, Países Bajos y la cuenca de París. Dinamarca es una gran productora de mantequilla, tocino y huevos. Francia es famosa por sus quesos, carne y frutas, así como por sus vinos. En el Macizo Central destaca el desarrollo de la ganadería.

Los Países Bajos producen quesos, hortalizas invernales, flores y frutas para la exportación. En Alemania, la agricultura está demasiado compartimentada, aunque en los últimos años se está tendiendo a una ordenación más rentable del cultivo. En España, la producción agrícola se centra principalmente en el trigo, la vid, el olivo, los agrios y todo tipo de frutas y hortalizas.

La fauna de las costas europeas es muy variada. Las aguas poco profundas del mar del Norte han sido durante mucho tiempo uno de los lugares de pesca más ricos del mundo. Las principales zonas tradicionales de pesca se centran en Dogger Bank, a medio camino entre Gran Bretaña y el sur de Noruega, así como en aguas noruegas y del Atlántico norte, frente a las costas islandesas. El botín consiste principalmente en bacalao, róbalo, platija, lenguado y arenque. La pesca es la actividad principal de los puertos noruegos de Bergen y Stavanger, así como de Svolvaer, en las islas Lofoten, y el apoyo primordial de puertos británicos como Yarmouth, Lowestoft, Grimsby, Hull y Fraserburgh. Mantiene su importancia en Aberdeen. La flota pesquera holandesa ha declinado desde que se recuperó Zuiderzee, si bien Groningen, al igual que el puerto alemán de Wilhelmshaven, consigue parte de las capturas en el mar del Norte. Islandia, que depende casi por completo de su industria pesquera, ha tratado de evitar el exceso de capturas mediante la ampliación de sus aguas territoriales de 12 a 50 millas, decisión que ha provocado disputas con Gran Bretaña y Alemania. La pesca de marisco es importante en las aguas templadas de la Europa atlántica, en el Cantábrico y también en el Mediterráneo.

Las flotas pesqueras de España (la cuarta de Europa) y Portugal capturan, entre otras especies, grandes cantidades de sardina y atún que originan una industria conservera con gran proyección en los mercados internacionales. También se capturan atunes en el Mediterráneo, junto con otras muchas especies, pero la pesca excesiva y la progresiva contaminación de las aguas constituyen una auténtica amenaza para este mar.

Europa tiene importantes yacimientos de hierro y coque bituminoso. En el siglo XIX la industria siderúrgica estaba ubicada en los principales campos carboníferos, tales como el Ruhr. Pero hoy en día es más importante el acceso al mineral de hierro; por eso antiguos centros de industria pesada se encuentran ahora en desventaja con respecto a otros situados en la costa y que reciben el mineral por vía marítima. Los países de alta producción siderúrgica son: Países Bajos, Francia, Italia y España.

Suecia posee grandes depósitos de mineral de hierro de muy buena calidad en Laponia y también en el sur, donde se produce acero muy especializado. En el este de Europa hay pequeños depósitos de mineral de hierro en Silesia, en el sur de Polonia y en Ucrania.

Entre los minerales no férricos figuran el cobre, que se extrae en varios países, pero principalmente en España, donde se da asociado al cinc; el mercurio, en forma de cinabrio en Almadén (España); el plomo y el cinc en Polonia; la bauxita en Francia, Hungría y la antigua Yugoslavia; y el cromo también en esta última región. El carbón está perdiendo importancia debido al creciente peso del petróleo, el gas natural y la energía nuclear. En países como Suecia, Noruega y Suiza, la fuente principal de energía es la hidroeléctrica. Los yacimientos más importantes de carbón están en la zona del Rin Westfalia y en Sajonia. El mayor depósito francés de carbón, en la región del Nord y Pas de Calais, es una continuación del yacimiento Sambre-Mosa en Bélgica. Más importantes para Bélgica son, sin embargo, los depósitos ocultos a lo largo de la frontera holandesa, en Kempen.

España extrae carbón en Asturias, e Italia posee depósitos pequeños en Cerdeña. Polonia posee la mayor parte de los depósitos de la Alta Silesia, mientras que al oeste de los Urales, el principal campo carbonífero radica en la cuenca del Don y el Donetz en Ucrania, donde ha originado un gran complejo industrial.

Con el descubrimiento de petróleo y gas natural en el mar del Norte, Europa se ha convertido en importante productor de estos productos energéticos, aunque todavía recibe suministros de Libia, Oriente Medio y Latinoamérica. En tierra firme, se ha descubierto petróleo en Bremerhaven y a lo largo del valle de Ems, en Alemania, y también se producen pequeñas cantidades en Holanda, España y Austria. En la Europa oriental, la producción de petróleo ha disminuido en el sur de Polonia y en los Cárpatos rumanos, si bien el gas natural adquiere una importancia cada vez mayor. Polonia, Alemania, la antigua Checoslovaquia y Hungría reciben petróleo de Rusia a través del oleoducto Druzhba (Amistad).

La Europa occidental posee muchos complejos portuarios que importan y refinan petróleo. Entre ellos figuran Marsella-Lavéra, Burdeos-Parentis, Le Havre-Rouen, Europoort-Botlek-Parnis y Hamburgo-Harburg. Hogares e industrias consumen una cantidad cada vez mayor de gas natural. En la Europa continental los principales yacimientos se encuentran en: Lacq, en el sur de Gascuña (Francia) y en Slochteren, en el norte de los Países Bajos. Este combustible de fácil transporte ha permitido crear nuevos complejos industriales y las instalaciones petrolíferas han estimulado la petroquímica en Estrasburgo, Lavéra y Feysin (Francia), Karlsruhe (Alemania) y Marghera (Italia). Por último, la energía nuclear se encuentra irregularmente distribuida en el continente y, aunque su producción representa a veces hasta el 40% de toda la producción eléctrica, su implantación provoca un rechazo social más o menos acentuado, dada su potencial peligrosidad.

Europa es un continente privilegiado en el campo de las comunicaciones, ya que ningún otro dispone de tan densas redes de carreteras, ferrocarriles, rutas fluviales y comunicaciones aéreas. Autopistas rápidas surcan en todos los sentidos Europa, donde los ingenieros han conquistado barreras tan formidables como los Alpes. Se han practicado túneles de gran longitud, como el del Mont Blanc, que enlaza Francia con Italia y mide 11,6 km, o el túnel de Simplón, abierto para el ferrocarril, y que con sus 19,8 km es el más largo del mundo. Por último, cabe mencionar el túnel bajo La Mancha, que comunica Gran Bretaña con Francia por ferrocarril y carretera.

Las líneas ferroviarias cubren todo el continente y, aunque en el pasado sufrieron duramente la competencia de la carretera y las líneas aéreas, al principiar la década de 1970 hubo indicios de que los ferrocarriles europeos distaban mucho de ser una forma de transporte moribunda. La Unión Internacional de Ferrocarriles está racionalizando los servicios transeuropeos y estableciendo líneas de alta velocidad a través del continente. El 75% de la navegación mundial está en manos europeas. Grecia, Gran Bretaña y Noruega poseen las mayores flotas mercantes en cuanto a tonelaje, en tanto que Francia, España, Alemania, Países Bajos y Dinamarca son importantes por su tráfico marítimo.

Espero no haberos aburrido! Aquí una fotito! Saludos peña!

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