Primer día de locura transitoria

Después de haberme pasado un mes entero despidiéndome de lo que hasta ahora había sido mi emocionante vida y de la gente que se había ganado mi cariño durante años, sin apenas ser consciente de lo que el día me deparaba, preparé las maletas (no sin antes calcular la media ponderada del peso de cada una, no fuera a ser que tuviera exceso de equipaje). Aquí fue cuando mi viaje comenzó de la manera más surrealista: en Santiago con dos amigas muy especiales, de fiesta en un karaoke.

Después de todo el cansancio que el aeropuerto conlleva, sumado a una noche sin dormir, el vuelo a Barcelona se me hizo bastante llevadero, a pesar de que mi subconsciente luchaba por no roncar en el vuelo. He de decir que soy una persona que atrae situaciones absurdas, y de Erasmus no va a ser menos: que un guardia de seguridad se quiera venir de Erasmus con nosotras está bien, ahora, si ese guardia es clavado a Victor Valdés la cosa cambia, y más aún si te caes de culo en medio del aeropuerto, si haces colas que no necesitas, o si no sabes salir del aeropuerto... Torpe en España, el Cachuli se va a Turquía.

Después de coger un vuelo de 4 horas a Turquía empiezo a asimilar que realmente me voy, a un país completamente distinto, que nada tiene que ver con mis costumbres y mi forma de asimilar la vida. El día de hoy se lo debo agradecer a Gokce, una estudiante de enfermería turca que nos vino a recoger al aeropuerto y se pasó más de una hora esperándonos. He de decir que si ya soy torpe en cualquier aeropuerto, cuando llegué a Estambul fue el apogeo. Te sueltan allí como cabras, y no sabes para dónde tirar... ni qué hacer... sólo sigues la manada y preguntas como te las arreglas.

Gocke nos esperaba con una pancarta rosa y nuestros nombres en ella, un alivio increíble haberla tenido ahí. Pero no fue hasta la salida del aeropuerto cuando me empecé a preguntar dónde me había metido: una fila sinsentido de personas de toda índole esperando un autobús. La ley del más fuerte, sobrevive o mueres. No existe el orden, Darwin estaría totalmente asombrado.

Después de esperar 3 autobuses porque se ve que nuestro ADN no es el superviviente álgido, una hora después llegamos al centro de Taksim, donde el padre de Gokce, todo un caballero, nos coge las maletas y nos lleva a la residencia que habíamos cogido (no sin pasarse una hora buscándola). Digamos que la residencia no era lo que nosotras esperábamos: hora de llegada, sólo cocina los domingos... pero mañana será un día nuevo y podremos buscar alguna otra alternativa más cómoda.

Si con algo me he quedado de hoy es principalmente con dos cosas:

• Istanbul es una ciudad que te pone los pelos de punta nada más pisarla. Sabes que estás en un mundo completamente distinto, en una intersección de culturas increíbles y totalmente diferentes, pero que unidas forman una ciudad asombrosa. Estambul= inmensidad, imponente... Una mezcla de lo clásico con lo innovador. Verlo para entenderlo.
• Su gente es increíble. Sencillos e increíblemente amables y dados a ayudar. Envidia siento de cómo son, de cómo disfrutan ayudando...Se nota que es otra forma de pensar y realmente me gustaría en parte ser como ellos. Una muestra son Gokce y el padre, nos ayudaron durante toda la tarde, pusieron de sus medios, nos invitaron a cenar, nos cuidaron y nos compraron fruta para el desayuno de mañana. Sin conocernos de nada, sin pedir nada a cambio. Awesome.

No asimilo aún en dónde estoy, qué me depara...

Sólo se que quiero saber cómo acaba esto, y compartirlo :)