Mezquita de Alabastro

Sin duda uno de los lugares más sorprendente de esta enorme ciudad. Parece mentira que una ciudad tan caótica como El Cairo - cuya mortalidad en accidentes de tráfico es la mayor del mundo, es una locura, os lo aseguro- pueda tener en el seno de su ciudad una maravilla arquitectónica como esta. La mezquita de Alabastro, mandada a construir por Muhamad Ali. A pesar de que he leído que se construyó en honor a su hijo fallecido, a mi en aquel lugar me dijeron que se construyó en honor a su esposa.

La mezquita tiene un tamaño espectacular, e incluso se puede ver desde muchas partes de El Cairo. Está situado justo al lado de una carretera, y en sus inmediaciones, se ve rodeada por un cementerio, hoy en día ocupado por familias que viven alli en convivencia con los fallecidos. Estos panteones han sido ocupados por familias sin recursos que han adaptado a mejor las condiciones de estos panteones. Una de las cosas más sorprendentes de esta ciudad.

La mezquita está recubierta por piedra de alabastro, una de las más cotizadas de Egipto, que es trabajada por talleres de artesanos con frecuencia y que con gran facilidad encontraremos por los bazares de esta ciudad. La magnitud del edificio hace que el gobierno invierta una gran dinero en la conservanción y el mantenimiento de este monumento, que es una de las principales atracciones de la ciudad, también para el turista interior.

Los jardines que rodean el edificio están muy bien cuidados, pero los edificios colindantes se encuentran derruídos por un incendio acontecido años atrás. Lo primero que nos llama la atención en el minarete, sobre todo por su gran altura. Dejando atrás las puertas de la fortificación - y habiendo pasado un largo camino lleno de columnas y lámparas- nos encontramos con un centro de abluciones. Para la religión islámica, esta zona sirve de purificación, y es donde las personas antes de entrar a orar limpian sus pies y sus manos, para entrar purificados a la oración.

Cuando entramos dentro lo primero que llama la atención es la bóveda de la mezquita, recubierta por un gran número de lámparas como podreis comprobar en las fotos que adjunto. Es maravilloso sentarse a contemplar el techo pintado con sumo cuidado con motivos del corán o sus lámparas. Las alfombras que recubren el suelo, también de alabastro, son remendadas cuando se estropean para mantener el encanto del edificio.

A pesar de que parece que lo más alucinante se queda dentro de la mezquita, a sus afueras tiene un precioso mirador donde podemos hacer una bonita panorámica con vistas al Cairo.