San Juan de Gaztelugatxe, Rocadragón en Juego de Tronos

¡Hola otra vez! Hoy vengo a hablaros de un lugar que ha ido ganando una buena fama estos últimos años. Se trata de San Juan de Gaztelugatxe, una pequeña isla que está conectada a través de puentes empedrados para que el acceso sea posible. La isla, cuyo terreno es irregular, tiene en la cima una ermita. Cuenta la leyenda que si tocas la campana de esta ermita tres veces y pides un deseo, se hará realidad.

Si por algo se ha hecho muy conocido este lugar, localizado en Bermeo, en el País Vasco, es porque ha sido la ubicación de varias escenas de la famosa serie Juego de Tronos. Concretamente, en la serie lo llaman Dragonstone, “Rocadragón” en español. Cualquiera que haya estado en San Juan de Gaztelugatxe, podrá identificar las trazas originales que quedan de este lugar en la escena de la serie. Para adaptar este lugar a la gran pantalla, la edición convirtió la pequeña ermita en un gran castillo, obviando el pequeño detalle de que también incorporaron dragones que revoloteaban alrededor de todo el islote. Aun así, se ha mantenido fiel a la realidad el gran paseo de piedra que hay que atravesar para llegar al punto más alto. Lo que más destaca de este paseo es su forma de zigzag, por donde pasan personajes tan importantes como Tyrion o Khaleesi. Teniendo todo esto en cuenta, no es de extrañar que muchos de los turistas que visitan este lugar sean fans de Juego de Tronos.

No encontraría un momento mejor que este para citar la siguiente frase: la realidad supera a la ficción. Lo cierto es que San Juan de Gaztelugatxe es mucho mejor en persona, en vivo y en directo. Las fotos y los vídeos no son fieles a la realidad. Ni siquiera esta pequeña ermita ambientada en un mundo de fantasía donde existen los dragones, gigantes, caminantes blancos y brujas puede superar a su versión real y auténtica.

Yo tuve la suerte de poder venir aquí cuando volvía a Galicia en coche de mi viaje a San Sebastián. Ese día no hacía buen tiempo. Las nubes eran de color azul oscuro, llovía y llevábamos chaqueta y pantalón largo, a principios de septiembre. Aun así, creo que San Juan de Gaztelugatxe gana mucho más con mal tiempo. El paseo imperfecto hasta la punta más alta donde se encuentra la ermita, el Cantábrico golpeando con fuerza, el paisaje rocoso de alrededor y la naturaleza verde que envuelve toda esta escena se lucen mucho más en este ambiente tan salvaje. Un detalle que me gusta mucho de este lugar es que en uno de sus extremos la roca forma dos pequeños arcos por los que pasa el mar con mucha fuerza. No sería descabellado decir que algunos de estos paisajes recuerdan a algunas zonas de Islandia.

Caminé hasta arriba del todo mientras me mojaba la lluvia. Llegué bastante cansada y empapada, pero no importaba. Las vistas valían mucho la pena: un horizonte infinito. Además, gracias al mal tiempo había muchos menos turistas y solo nos quedamos allí aquellas a las que no nos importaba mojarnos.

Para llegar hasta San Juan de Gaztelugatxe, aparcamos nuestro coche en un aparcamiento que está mucho antes de la ermita. Hay que caminar mucho y un error que cometí fue guiarme por Google Maps. Como sabéis, Google Maps no conoce todos los caminos posibles así que nos llevó a pie por una carretera larguísima y tardamos muchísimo en llegar, lo que fue frustrante porque no íbamos bien de tiempo. Después de visitarlo y tocar la campana tres veces, nos fijamos que había una especie de sendero recto, totalmente cuesta arriba por el que subía y bajaba mucha gente. Es un atajo que Maps no reconoce. Hay que fijarse bien para encontrarlo pues si no llega a ser por las personas que caminaban por él, no hubiésemos dado con él porque estaba tapado por los árboles. Acorta muchísimo el camino y te deja justo donde aparcas el coche. La única parte mala es que con la lluvia, la tierra se convirtió en barro y nuestros zapatos (los míos eran nuevos, blancos y relucientes) cuando llegaron a su meta ya estaban para darlos de baja. Por lo tanto, el consejo que os doy a partir de ya, es que si vais, hagáis el recorrido por este atajo ya que se gana mucho tiempo y el terreno es mucho más virgen.

Al llegar, ya era algo tarde, alrededor de las cinco. Teníamos mucha hambre así que fuimos a un restaurante que estaba por allí para pedirles si nos podían dar algo de comer. Nos dijeron que la cocina estaba cerrada así que no era posible prepararnos nada. Finalmente nos dieron los pintxos que les habían sobrado y como los postres ya los tenían preparados, pues nos pusimos las botas con los que tenían en la nevera. Tras una caminata tan exhaustiva necesitábamos llenar el estómago.

En definitiva, San Juan de Gaztelugatxe me encantó y espero volver, más pronto que tarde. Las vistas desde este lugar y a este lugar son impresionantes. La subida es un poco dura así que si no estás en forma, te recomiendo hacer unas buenas sesiones de cardio para practicar y darlo todo en este camino serpenteante. Tendrás que subir muchísimos escalones y las partes donde la cuesta es hacia arriba son un poco demoledoras. Si quieres, tómatelo con calma. No lo visites en las horas donde haga más calor y así, podrás disfrutar de este lugar como realmente se merece. En conclusión, otro paisaje inigualable que hace que tengas ganas de visitar el resto del Norte de España. Cada vez creo más en lo de “no hace falta irse muy lejos…”.

Y hasta aquí la entrada de hoy. Podéis dejarme en los comentarios vuestras opiniones sobre el contenido, las fotos, el lugar, etc. Espero que os haya gustado. Gracias por leerme. 

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