Dusseldorf
¿Qué te pide el cuerpo tras un viaje por varias ciudades? ¿Descanso? Pues a nosotras lo que nos pedía era fiesta. Hablando con varias personas de mi entorno, todas concluían en lo mismo: Dusseldorf es el destino perfecto.
Es una ciudad que culturalmente hablando, no es de las más bonitas donde he estado. Es una ciudad muy nueva, industrial a tope. Pero no cuentas con la parte buena: una calle entera de bares, tanto para comer o tapear comida típica alemana, como para tener una buena noche de fiesta.
Llegamos a nuestro hostel, que estaba bastante alejado del centro. ¡Pero no pasa nada! Es una ciudad donde está permitido el botellón, por lo que mi consejo es que agarres una cerveza bien fresquita y te dispongas a llegar a la calle Altstadt. Las cervecerías se amontonan por la calle, y las terrazas apenas dejan sitio para pasar. Decidimos entrar en una de ellas, no recuerdo muy bien por qué, supongo que estaba algo menos abarrotada que las del alrededor. En la cervecería Im Fusche nos tomamos una jarrita bien fría de buena cerveza alemana, así como degustamos algunos de los platos típicos alemanes.
Para continuar la fiesta, decidimos cambiar de calle. Realmente casi era continuación una de la otra. La calle más de fiesta, como podemos llegar a entender nosotras, era la calle Königsallee o Kö. Dedicimos echar un vistazo por las discotecas de la zona, y tras tomar algo en aunos de los pubs, entramos en Chekers, que tenían descuentos para estudiantes.
Es de gran importancia señalar que allí muchas discotecas llevan un sistema de pago diferente al que conocemos. Tras entrar, te dan una especie de tarjeta que tienes que enseñar en la barra cada vez que consumas. Con cada consumición, harán una marca en la tarjeta, con lo que no tienes que pagar nada en el momento, sino cuando salen y te recogen la tarjeta. ¡Mucho cuidado con no perderla! Ya que si lo haces, a la salida te cobrarán la tarjeta como si hubieses tomado todas las consumiciones.
Es muy típico encontrarte con despedidas de solteros y solteras. Suelen llevar un bote de dinero, con el que al tener al novio o novia disfrazado o disfrazada, te piden monedas para que te hagas fotos con ellos o ellas. ¡Son el alma de la fiesta! La verdad es que están como regaderas, te les encuentras en todos los bares y discotecas de la zona y agradeces que entren, porque animan la noche según entran por la puerta.
También hacen una cosa muy curiosa con los chupitos: en vez de servirlos en vasitos pequeños, como estamos acostumbradas a ver, suelen servirlos en pequeñas botellas que nos recuerdan a las del minibar o de los aviones. Tras beber el chupito, los lugareños tan amables que se beben el chupito contigo, utilizan el tapón de la botella como "nariz de payaso" y te lo colocan en la nariz de tal forma que se queda sujeto y no se cae hasta que sudas un poco o con el roce.
En general, la cerveza es bastante barata, pero las copas dejan que desear. Estamos acostumbradas a una copa bastante cargada de alcohol, con lo que las de allí se quedan bastante cortas ya que echan menos que lo que te ponen como chupito. Así que ya sabes, ¡a darle a la cerveza!
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