Aventuras parisinas (I)
Veamos, cuando organizamos el viaje a París, vimos que el aeropuerto de Charles de Gaulle ofrecía un servicio de autobuses ; directos; a la capital.... no hagáis caso ¡los franceses con tal de vender, hacen lo que sea! el caso, nosotros muy monos, recién llegados al aeropuerto nos dirigimos al punto de información (que hay que buscarlo, porque lo tienen bien escondido), y les pregunté por ese maravilloso servicio: la verdad es que la atención al público es muy buena, y las chicas me escribieron el número del autobús y todo, porque vieron que mi francés, no era demasiado bueno.
Segunda llamada de atención: del punto de información al la parada, hay un paseo! así que no os desesperéis ni critiquéis a la madre francia antes de tiempo, que al final, aunque parezca ya imposible, APARECE!. Para más datos, al menos en aquella época, estaba al lado de la parada de los buses que van a Disneyland, por lo que no debería tener pérdida.
Por tanto, al final llegamos, y nos dispusimos a esperar (y como ya habréis oído), quien espera desespera.... nos hartamos a ver autobuses con el logo de Disney, Micky Mouse y compañía, y allí no llegaba el autobús prometido.... además, lleváos algo de protección, solar o paraguas (no penséis mal), porque aquello está al aire libre, y si se te ocurre esperar dentro del aeropuerto, son capaces de no parar por ti.
Despúes de hora y media, apareció el autobús prometido: chicos, menuda cafetera.... será que aquí estamos mal acostumbrados y la limpieza de los asientos y zonas comunes la llevamos demasiado lejos, pero aquello no tenía nombre..... gusanitos, restos de periódicos, bolsas (del Carrefour, McDonalds... ), y demás aparejos.... y creo que el tacto rasposo de los asientos no se debía precisamente a que no habían lijado bien la pintura! :S
El caso es que zarpamos, y primera parada: otra terminal de vaya a saber usted qué, donde se subió peña extraña (dícese, aquella que no habla español-cristiano). Eso no me asustó, curada estoy ya de espanto: lo que me dejó sin habla fue la ruta;turística; que describió: me metió por barrios industriales, barrios residenciales de extra, extra radio, autopistas, carreteras radiales.... etc, donde se subían personajes de toda índole, que miraban muy raro a mi pequeña maleta, que poca culpa tenía de lo que pasaba; al final, ¡victoria!, creí reconocer la Gare du Nord, no porque lo avisaran por megafonía (para qué? ), sino porque yo ya había estado por París, y me sonaba de haberla visto de lejos, y porque en el plano de metro viene como un punto gordo que parece importante; así que no lo dudé y me bajé corriendo.
Conclusión, después de 2 horas de paseo, os recomiendo que paséis de este sistema, porque no merece la pena. hace poco me enteré de que nuestro autobús pasó por los barrios de St Denís y demás! y que si vais de noche, mejor no los piséis, que no merece la pena tentar a la suerte....
CONTINUARÁ....
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