Dunkerque es una ciudad llena de historia sobre todo de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los lugares más interesantes que merece la pena visitar en la ciudad es el Fort des dunes.
El Fort des dunes es una fortificación que data del siglo XIX que tenía como objetivo proteger la ciudad de Dunkerque y su puerto de las invasiones. En específico, tuvo un papel muy importante durante la batalla de Dunkerque de la Segunda Guerra Mundial contra los alemanes.
Actualmente, el lugar, que se encuentra cerca de la playa de Leffrinckoucke, cuenta con un museo y con exposiciones que narran la historia de esta fortificación. Además, hay audioguías para hacer el recorrido de las dunas y de las fortificaciones, cuyo acceso es gratis.
Durante el recorrido, que va hacia hasta la playa, pasaremos por las dunas desde las que tenemos una vista panorámica de la playa y del mar.
A medida que avanzamos iremos encontrando diferentes fortificaciones a las que se puede entrar. Por desgracia, estas fortificaciones no parecen estar muy bien conservadas y la mayoría están llenas de grafitis y en malas condiciones, por lo que es aconsejable tener cuidado si decidimos visitarlas por dentro.
Sin embargo, merece la pena visitarlas por dentro, ya sea con audioguía o por nuestra cuenta.
Al llegar a la playa podremos ver la batterie de Zuydcoote o batterie de l'Est, que, al igual que el Fort de dunes, forma parte del système Séré de Rivières, que engloba el conjunto de fortificaciones construidas en las costas francesas durante el siglo XIX y que servirían para ambas guerras, tanto la Primera Guerra Mundial como la Segunda Guerra Mundial.
Un poco más adelante podremos ver otra fortificación, pero esta es más curiosa que las anteriores. Es obra de un artista llamado Anonyme, que en 2014 empezó a cubrir el blockhaus con pequeños trozos de cristales logrando convertirlo en un símbolo del lugar.
Un sitio muy recomendable e interesante para visitar. Una pena que no esté muy bien conservado ni cuidado.