Hogmanay en Dubái
El vuelo y la diferencia de horarios fueron matadores
Decidí ir a visitar a mi hermana en Dubái tras haber pasado la Navidad en la ciudad de Saigón; necesitaba ver ya a la familia
Kirsty estaba trabajando, así que tenía el día entero para mí. Tenía planeado levantarme temprano y visitar la ciudad, pero no fui capaz de levantarme de la cama ni con las muchas alarmas que programé. Al final me levanté sobre las 13:30. Cogí el metro desde el Burj Khalifa y me dirigí a la Marina de Dubái. El tiempo era ideal, unos 20 grados centígrados y el sol brillaba; mucho mejor que la humedad de Saigón y el frío de Hanói.
Estuve una hora o así pasando por la marina, mirando los yates y los inmensos rascacielos. Desde ahí, me dirigí a Jumeirah Beach Residence, una playa pública donde me senté un par de horas y observé a la gente que pasaba y cómo el sol se ponía. La puesta del sol fue preciosa y relajante. Sobre las 18:00, volví al piso y calenté la cena que mi hermana me había preparado mientras veía una película con un chocolate caliente, en un apartamento lleno de decoraciones navideñas. ¡Era como estar en casa!
Volví a la cama temprano, puesto que seguía cansada por el vuelo. Me levanté el domingo a las 9 para abrirle la puerta a Kirsty. Estaba cansada de haber trabajado en un vuelo de noche, así que la dejé dormir mientras yo fui a la piscina y al gimnasio de su edificio. Me pasé la tarde tomando el sol hasta que se despertó.
Año Nuevo:
Estuvimos de relax en el piso y nos pusimos al día de lo que había pasado desde la última vez que nos habíamos visto algunas semanas atrás. Su novio, Jamal, vino al piso mientras decidíamos qué hacer por el Año Nuevo. Dubái es un caos en estas fechas, puesto que el 1 de enero es la Fiesta Nacional, así que nadie trabaja. Las calles ya estaban abarrotadas a las 17:00 y había vayas en todos sitios para controlar el tráfico de peatones. Los restaurantes estaban llenos y eran muy caros, por lo que decidimos salir para ver el ambiente. Estábamos dando un paseo hacia uno de los principales rascacielos, así que decidimos parar a tomar algo y disfrutar de las vistas. Resultó ser que el bar en la azotea era solo para gente que había reservado previamente, así que nos fuimos a un restaurante tailandés, donde bebimos unos cócteles.
Tras una hora o así, volvimos al piso de Kirsty, aunque tuvimos que dar un inmenso rodeo por culpa de la aglomeración. ¡Paramos a comprar pizza! Cuando llegamos, nos pusimos a hablar y a beber Buck’s Fizz para entrar en calor. A las doce menos veinte, bajamos a ver el espectáculo de luces del Burj Khalifa. Acabó siendo bastante anticlímax, ya que apenas hubo cuenta atrás. Miré mi teléfono y vi que eran las 00:00; ni siquiera me di cuenta de que había comenzado el Año Nuevo. Casi todos los años, el Burj organiza un espectáculo de fuegos artificiales, ¡pero tuve tan mala suerte de estar allí justo el año que decidieron poner un espectáculo de luces rarísimo!
Kirsty, Jamal y yo volvimos arriba y pusimos música típica del Hogmanay (Año Nuevo) escocés para enseñarle a Jamal cómo lo celebramos en casa. Después, pusimos música cursi de cuando éramos pequeños y bailamos como idiotas. ¡Fue una noche divertida y acogedora, rematada por comida a domicilio libanesa!
¡Decidimos pasar el día de Año Nuevo en el desierto! La amiga de Kirsty y su hermana también estaban en Dubái, así que los cinco fuimos juntos. El tour lo organizó una empresa llamada EaglesTours. Nos recogieron y nos llevaron en coche hasta el desierto. Cabalgamos las dunas en un 4x4, subiendo y bajando por ellas como si estuviésemos en una montaña rusa, ¡menos mal que ninguno teníamos resaca!
Hicimos una parada en una de las dunas para probar el sandboard; yo, por supuesto, me caí. Después, tuvimos tiempo para sacar fotos de la increíble puesta de sol sobre el desierto árabe. Era precioso, tan tranquilo y lleno de paz en comparación con el agitado centro de Dubái. Luego, fuimos en coche hasta un campamento donde pudimos probarnos ropa tradicional, subirnos a un camello, hacernos tatuajes de henna y disfrutar de un espectáculo de danza tradicional. ¡También había una barbacoa con comida riquísima y una shisha! El tour duró desde las 15:30 hasta las 21:00 y costó unas 40 £ por persona. Fue una forma increíble de comenzar el Año Nuevo.
Cuando volvimos a casa estábamos cansadísimos. Al día siguiente, Kirsty yo decidimos levantarnos tarde y disfrutar de un último día más relajado. Fuimos a comer juntas al The Reform Social & Grill en The Lakes. Era un como un típico pub inglés que vendía fish and chips y hamburguesas, ¡fue genial!
Desde allí fuimos al The Miracle Garden, ¡un parque lleno de esculturas hechas de flores!
Después de eso, fuimos en coche hasta la playa, a un nuevo resort llamado La Mer. Aún no está acabado, ya que muchos de los restaurantes aún no habían abierto. No obstante, fue agradable pasear por allí durante la puesta de sol, acompañadas de la calma del mar.
A la hora de cenar, nos invitaron a casa de Jamal y su madre nos cocinó un menú tradicional libanés. Me encanta comer comida casera, ¡así que fue un verdadero lujo!
Cogí un vuelo de vuelta a Vietnan a las 3:30, así que tenía que estar en el aeropuerto a la 1:30. Nos dimos prisa para llegar a casa, hice mi maleta y fui directa al aeropuerto. Fue un fin de semana increíble, ¡un descanso del trabajo que parecía una vuelta a casa, aunque siguiera de vacaciones!
Galería de fotos
Contenido disponible en otros idiomas
- English: Dubai for Hogmanay
¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?
Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!
¡Quiero crear mi blog Erasmus! →
Comentarios (0 comentarios)