Toma de decisiones y primera impresión de Dresden
¿Por qué este viaje?
Pérdida. Simplemente pérdida. Después de un Grado, un Máster, cursos de idiomas, conferencias, prácticas…Te preguntas ¿Y ahora qué? Entonces comienza el abismo de los denominados “millennial”, el replanteamiento de todo el trabajo realizado hasta el momento, la ansiedad ante un futuro incierto, el miedo a no encontrar “tu lugar”…Podría relatar los sucesivos acontecimientos que me empujaron a tomar esta decisión, los buenos y los no tan buenos, las semanas entre el Sí y el No, las voces internas que gritaban: ¿Por qué no?. Y cómo en todo gran cambio en nuestra vida, ya sea de pensamiento o de acto, hay un punto de inflexión. El mío fue una canción de Sabina“¿Qué estoy haciendo aquí? ¿De quién es esta vida? Insulsa y repetida…”
Dos días después, la solicitud estaba enviada. Si no sabía que iba a ser de vida en los próximos años, por lo menos tomaría las riendas de ella los próximos meses. Y quien sabe si en ese camino hacía nuestra propia búsqueda encontramos una sombra en la que descansar unas horas. Aunque traté de convencerme a mí misma que ir a una ciudad Alemana a llevar a cabo un Proyecto de Investigación era una gran oportunidad profesional, tenía claro que esto iba mucho más allá, quizás las profesionalidad era la punta de la iceberg, era más bien un salir huyendo, la necesidad de hacer las maletas y empaparte de otras culturas, sabores, olores.
Y bien aquí estamos. Menos de una semana en Dresden, y el sentimiento de llevar toda una vida aquí, en esta ciudad, cuyo ambiente musical y artístico te abraza nada más cruzar su maravilloso Elba, cuyas aguas discurren con tranquilidad, como si los años no pasaran por ellas, como si se hubieran quedado estancadas en una partitura de Wagner del siglo XIX. El río, te recibe al llegar a la ciudad, separando la Neustadt (Ciudad Nueva) y Altstadt (Ciudad Vieja). A través de numerosos puentes se conectan ambas partes de la ciudad, pudiendo cruzarlos a pie o en tranvía. Imprescindible una llegada a Dresden en tren, cuyos railes cruzan el río por uno de sus puentes.
Vista de uno de los puentes que cruza el Elba
Tranvía que conecta la Altstadt con la Neustadt
Un poco de historia…
Dresden, perteneciente al Estado de federal Sajonia, es una ciudad del sureste de Alemania llena de historia y con uno de los ambientes más alternativos de Europa. La ciudad se fundó en 1173 pero no fue hasta 1694 con el comienzo del reinado de Federico Augusto I ( “El Fuerte”), cuando tuvo su período de mayor esplendor. A partir de esta fecha comienza una época de gran crecimiento de la ciudad, aumentado su territorio y población.
A pesar de haber sido bombardeada y casi desaparecer del mapa europeo durante la segunda guerra mundial, Dresde es hoy toda una postal monumental, gracias a una reconstrucción meticulosa emprendida una vez finalizado el conflicto bélico. La conocida como la Florencia del Elba, Florencia de Alemania o Ciudad del arte ofrece más de 800 años de historia junto con su espíritu artístico y alternativo, que se deja entrever en los numerosos eventos musicales y festivos que se realizan en todas las épocas del año. Esta mezcla de historia, cultura y arte consigue dejar embelesado a cualquier visitante.
Vista de la ciudad vieja
Río Elba
Seguramente cualquier nuevo visitante en Dresden, de la misma forma que me pasó a mí, se sentirá atraído por las decenas de bicicletas que cruzan el rio Elba a cualquier hora, cómo muchas de ellas, descansan a orillas del río, mientras sus dueños, tumbados sobre improvisadas mantas y con el calzado a un lado, devoran una novela, beben unas cuentas pintas alemanas, ríen con amigos, o simplemente, disfrutan de una panorámica espectacular. Y es precisamente, en ese instante, cuando estas allí, cuando te recuestas en el césped, miras hacia la ciudad vieja, cuando por fin entiendes porque en todos los autores o músicos que se han referido a Dresden, en cualquier libro de viaje, foro de viajeros, postales… la describen simplemente como “La Florencia del Elba”.
Leyendo una novela en la orilla del Elba
Era imposible comenzar un relato de Dresden sin darle al río Elba el protagonismo que se merece. El río Elba nace en las montañas de Krkonošy, atraviesa parte de la zona Norte de la República Checa, llegando ya a la ciudad alemana de Dresden. Finalmente desemboca en el mar del Norte cerca de Hamburgo, donde forma un delta. Tras la Segunda Guerra Mundial, debido a la gran industrialización que se llevó a cabo, el Elba, fue considerado uno de los río con mayor contaminación de Europa, se decía que el río estaba muerto. Ésta consideración se prolongó como tal hasta 1990. Desde esta fecha, se han adoptado importantes medidas para el tratamiento de sus aguas y se han introducido leyes medioambientales. Esto ha conseguido que antiguos habitantes del Elba, como el salmón, hayan aparecido entre sus aguas. Sin embargo, la recuperación es lenta, lo que hace que los habitantes de Dresden puedan disfrutar de sus vistas y de la vegetación que crece a su alrededor, pero aún son reticentes a sus aguas. Esto ha hecho que una de las principales atracciones de la ciudad sean los numerosos paseos en barco a lo largo del río. En verano, es muy común ver multitud de turistas haciendo cola por un tour en barco e incluso pequeños barcos-restaurantes en los que disfrutar de una comida con vistas impresionantes.
Los cruceros turísticos en Dresden por el Elba son llevados a cabo en barcos de vapor cuidados al detalle, propiedad de la Sociedad Sajona de barcos de vapor. Entre las opciones que te ofrece la compañía, puedes bien hacer sencillos cruceros panorámicos por los alrededores de Dresden o por la cercana ruta vinícola de Sajonia.
También puedes llegar en barco d zonas más lejanas de la ciudad, como el Parque Nacional de la Suiza Sajona, muy conocido por los aficionados a la montaña, ya que la escalada es muy práctica en él.
Sin duda, otra de las atracciones que me llamó la atención durante mi primera visita al Elba fue el cine de verano instalado desde hace apenas unos días en sus inmediaciones. Y como ocurre en todo evento alemán, se han instalado múltiples puestos donde comprar unas pintas de cerveza, palomitas, helados, etc. La buena temperatura en esta época y el ambiente idílico dan lugar a sillas ocupadas durante las tardes-noches que se emiten películas. Sin embargo, solo emiten en alemán, lo que reduce las posibilidades de visitantes ajenos a la cultura alemana.
Espero que haya conseguido mostraros mi primera impresión de esta bella ciudad alemana y os sea útil.
Galería de fotos
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