Una de las partes más sorprendentes de mi viaje a Túnez fue la visita a los poblados bereberes situados en la parte más desértica y apartada. Estos hablan una lengua y tienen una cultura diferente, construyen sus casas en el desierto. Estas casas estan construidas aprovechando la estructura del desierto, lo que provoca que sus casas sean más calentitas en invierno y esten frescas en verano.Tienen una estructura matriarcal donde la madre es la que llevaba adelante a la familia, mientras que el hombre se dedicaba a la agricultura y a la ganadería.
Estas excursiones - aunque pueden parecer muy típicas- en mi opinión sirven para acercarnos a la cultura bereber, bastante desconocida y apartada, a pesar de que sus asentamientos están extendidas por gran parte del medio oriente. Las casas estaban enterradas en mitad del desierto y excavadas en la piedra caliza, cuyas paredes son amarillas.
Aquí tendrás la oportunidad de ver cómo viven estas familias y probar su gastronomía típica. En especial un pan típico de la zona hecho de cereales que ellos mismos trituran durante días para finalmente conseguir harina y llegar a conseguir la masa del pan. Esta masa se prepara y amasa durante días, y se dora en hornos especiales. Se sirve acompañado de miel normalmente.
Todo esto te lo ofrecen en estas casas, siempre acompañado de un té con piñones, típico de Túnez.
Puede acompañarse también de leche de camello o de cabra; esta es fácil de encontrar ya que los bereberes dedican parte de su vida a la ganadería. Podemos ver los camellos dentro de sus casas e incluso darles de comer. Estas familias o al menos las que están acostumbradas al turismo, suelen ser muy simpáticas y agradables, siempre ofrecen un tentempié compuesto de lo que he descrito anteriormente. En el mundo árabe es de mala educación no tomar lo que te ofrecen.
