La costa de plata portuguesa

Uno de los viajes más bonitos que he hecho en mi vida fue cuando fui con una amiga a pasar unos días a la Costa de Plata portuguesa.

Era en el mes de julio y entre la gente que tomaba el sol había media docena de bueyes enormes, de color miel, y junto a ellos un montón de personas que por su aspecto se veía que eran pescadores.

Dentro del mar había una barca de mediano tamaño que poco a poco se iba acercando a la playa. Cuando llegó engancharon el extremo de una maroma que traía a los bueyes y estos empezaron a tirar de la maroma ayudados por los pescadores, entre estos muchas mujeres y niños.

Después de por lo menos una hora tirando de aquella cuerda llegó una red repleta de peces que saltaban sobre la arena. Fue una experiencia preciosa que recomiendo a quien lea esto a que en alguna ocasión acuda a esa zona de la costa atlántica portuguesa a presenciar esa técnica de pesca.

Imagino que no tardará mucho en desaparecer (si no lo ha hecho ya) sustituida por otras formas de pescar más mecanizadas.