Descubriendo la maravillosa India
Nueva Delhi
27 de diciembre, 2016.
Llegamos al aeropuerto de Delhi a las 6 de la mañana tras más de 12 horas de viaje desde el aeropuerto de Barcelona y una escala de 3 horas en Estambul. Una vez allí, nos recibe un hombre hindú, muy simpático. Se presenta como el futuro guía de nuestro viaje. Nos mete dentro de un autobús con un conductor y su acompañante, un hombre que se dedica a vendernos agua cuando la necesitamos y a ayudarnos a subir y bajar las escaleras del vehículo.
Empezamos la aventura en las carreteras de Delhi. Miro por la ventana y sólo veo cerdos, monos, cabras, ratas, ardillas, chabolas, basura, mucha basura, coches, motos, bicicletas y personas, todo por en medio de la carretera. Sí, las personas también. De repente, el autobús pega un frenazo. Ante nosotros se ha parado un coche blanco. Le adelantamos. Miro por la ventana y veo que el conductor, con toda la tranquilidad del mundo, se ha parado en medio de la carretera tras haber recibido una llamada. Prefiere centrarse en su móvil.
Nosotros seguimos nuestro trayecto. La gente de fuera mira el autobús, sonríe y nos saluda. Miradas y más miradas. Por fin llegamos al hotel. La habitación está en el piso 19. Cogemos fuerza en el desayuno y todo seguido nos adentramos por las abarrotadas calles de la ciudad.
Una vez sumergida, me pregunto si ésta es la ciudad más grande en la que he estado o son las personas las que aumentan su tamaño. Es increíble. Nunca antes había visto tantas personas juntas en un mismo lugar. Es imposible sentirse sola.
Visitamos Jama Masjid, una de las mezquitas más grandes de este inmenso país. Una obra de arte maravillosa. Millones de detalles en cada uno de los centímetros de la gran mezquita. Luego hacemos un pequeño tour en bicicleta. Un hombre flaco y con aspecto cansado es quien pedalea. Mi tía y yo estamos sentadas. Me siento bastante mal, la verdad. El hombre nos lleva ante el gran Fuerte rojo para poder observarlo desde fuera. Aquí, me siento más pequeña de lo que soy. Todo es demasiado majestuoso. No hay palabras suficientes para describir todo lo que ven mis ojos. Me hubiera gustado visitarlo por dentro. Sin embargo, debemos continuar nuestra ruta.
Volvemos al autobús. Ahora nos vamos a dirigir a la parte de Nueva Delhi para visitar el Raj Ghat, un monumento en memoria a Mahatma Gandhi, el padre de la Índia. Un lugar muy agradable y cargado de emociones. A continuación, nos dirigimos hacia Humayun's Tomb, considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sinceramente no sabía lo que me esperaba. Bajamos del autobús y seguimos un camino rodeado de jardines y diferentes edificios pertenecientes a la arquitectura mogol.
Una vez más, Delhi me deja con la boca abierta y sin respiración. Así ha sido el primer día en la India. He visto ya demasiadas cosas que no esperaba ver. Se me han puesto muchas veces los pelos de punta. La gente mira, vuelve a mirar y regalan sonrisas. Muchas personas se acercan y piden fotos con nosotros. Algunos, incluso, te agarran la mano y la besan como muestra de gratitud. Otros, mientras te haces una foto, intentan que sus hijos pequeños salgan en ella para luego pedir dinero. Está claro que llamamos la atención. Pero lo que no saben es la inmensa atención que les estoy prestando también yo a ellos. Demasiado chocante, demasiado contraste. Mucha riqueza y demasiada pobreza. Sin embargo, no borran la sonrisa de su rostro. Y eso, es algo que me sorprende y a la vez, me tranquiliza de alguna manera. Mañana nos esperan 7 horas en un autobús para llegar hasta un pequeño poblado, Mandawa. A ver que nos depara...
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- English: Discovering the marvellous India
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