Polonia. Día 2: Old Town y Barrio Judío de Cracovia
¡Hola, chicos!
Hoy ha sido el primer día de visita “oficial” a Cracovia, ya que ayer vimos entre poco y nada. Nos hemos despertado prontito y después de desayunar, nos hemos dirigido al punto de encuentro de nuestro free tour: entre La Barbacana (os hablo de esto más abajo) y la Puerta de San Florián (también os doy más detalles si seguís leyendo). Aquí os adjunto el link para que podáis reservar el tour, ya que os adelanto que merece mucho la pena: https://toursgratis.com/cracovia/free-tour-cracovia-imprescindible?aid=13isQb.
Free tour, parte primera: Old Town (Casco Antiguo) de Cracovia
La Barbakana
Como podíais haber intuido, nuestro free tour parte de la Barbacana (barbakan en polaco), que se utilizaba como punto de vigilancia. Se trata de una fortificación circular, que está rodeada por un foso y es contigua a las murallas que defendían la ciudad. Tiene unas ciento treinta saeteras, que es como se denominan las ventanas desde donde los soldados de la Barbacana vigilaban y disparaban a los enemigos. Desde este punto, también vigilaban la entrada a La Puerta de San Florián (os explico más abajo). El estilo de la Barbakana es gótico y se puede visitar por dentro. De hecho, la entrada incluye acceso a las murallas, así que, teniendo tiempo, puede merecer la pena. Y, por cierto, con la Krakow Tourist Card el acceso es gratuito.
Foto 1. La Barbakana (vista frontal).
Puerta de San Florián
La Puerta de San Florián es la puerta más emblemática de la ciudad de Cracovia. Es una puerta con mucha historia y antiguamente estaba conectada a La Barbakana mediante un pasadizo. Desde la Puerta de San Florián se accedía al Camino Real que conducía a los ciudadanos hasta el Castillo de Wawel.
Según nos ha contado nuestro guía, en el siglo XIII, decidieron construir una muralla alrededor de la ciudad para proteger la villa medieval de los enemigos. ¡Y eso que ya estaba suficiente protegida gracias al río o la colina de Wawel!
Más adelante, las autoridades tomaron la decisión de derrumbar la muralla y sustituir ese espacio por un parque circular. Sin embargo, muchos ciudadanos se opusieron a lo que consideraban que era “destruir la historia de la ciudad polaca”. Es por esto que se conservan hoy en día La Puerta de Florian y, colindando con esta puerta, partes de la muralla medieval.
Foto 2. Puerta de San Florián.
Lo que más me llamo la atención de esta puerta es el altar a la Virgen de la Arena, que según nos contó el guía, fue rescatado del pasadizo que os he mencionado entre la Puerta y la Barbakana.
Foto 3. Vista pasando por debajo la Puerta de San Florián.
Market Square
La Market Square o Plaza del Mercado es una de las plazas más majestuosas de la ciudad de Cracovia. Es muy amplia (con 40000 metros cuadrados, la plaza medieval más grande de Europa) y está abarrotada de puestos de comida, ¡qué alegría para el cuerpo! Asimismo, la plaza está rodeada por la diminuta Iglesia de San Adalberto (es tan pequeña que, seguro que ni os dais cuenta, ¡así que preguntad!), la Basílica de Santa María (os doy más detalles más abajo) y la Torre del Antiguo Ayuntamiento.
Foto 4. Calle que conecta la Puerta de San Florián y la Marque Square.
Atendiendo a las explicaciones del chico del free tour nos quedamos atónitos al descubrir que antiguamente los ciudadanos tenían la mala costumbre de verter toda la basura y demás excrementos en la plaza. Por esto, las autoridades la cubrían de arenilla. De hecho, antes de pavimentarla, la cubrieron entera de arena.
Foto 5. Amplia Plaza del Mercado.
El gran descubrimiento que hacemos en esta plaza, además de los puestos de comida, obviamente, es la denominada “Lonja de Paños” (Sukiennice). Si os soy sincera, no llego a entender qué función tenía esta lonja antiguamente. Para no dejaros con la intriga, lo he buscado en google y he descubierto que en el siglo XIII era como un centro comerical de puestitos diversos. Hoy en día (y esto puedo confirmarlo de primera mano pues tuvimos la oportunidad de entrar), está a tope de puestos de artesanía, ¡todo hecho a mano!
Basílica de Santa María
Es un templo religioso de estilo gótico, y, al mismo tiempo, uno de los edificios más emblemáticos e importantes de la ciudad de Cracovia.
Lo más característico de la misma es que tiene dos torres de diferente altura. La más alta tiene el nombre de “Hejnalica”. Antiguamente, utilizaban esta torre tan alta para informar sobre la apertura y cierre de las puertas, tales como la de San Florián, e incluso de los incendios.
Nosotros hemos subido a la basílica, y, personalmente, creo que merece mucho la pena. Cuesta como entre dos y tres euros por persona (50 slotis los cuatro de nosotros), y, si llevas el carnet de estudiante, son solo cuatro slotis, es decir, ¡un ero! Las vistas son impresionantes.
Lo más curioso de la Basílica es la historia que hay detrás del bombero que cada hora sube y toca con una trompeta la canción “hejnal”. Este bombero pertenece a la Orquesta de Bomberos de Cracovia y cada en punto, entona la sinfonía durante un minuto. Sin embargo, nunca termina esta melodía en honor al bombero y trompetista asesinado en esa misma torre mientras tocaba la trompeta. Según el guía, esto ocurrió durante la invasión tártara a la ciudad de Cracovia y es una tradición vigente desde entonces.
Foto 6. Basílica de Santa María.
Foto 7. Vistas desde arriba de La Basílica de Santa María.
La Universidad de Cracovia o El Collegium Maius
En sus años, fue una de las mejores universidades de ciencia de Europa, ¡incluso el célebre y conocido creador de la astronomía moderna Nicolás Copérnico estudió en esta facultad! De hecho, compitió durante años con la Universidad de Varsovia por el puesto a la mejor universidad de Polonia. Hoy en día, la Universidad se utiliza mayoritariamente para actos o reuniones de amplio abarque y de gran importancia. Yo os recomiendo muchísimo que entréis. Nuestro guía nos explicó todo muy bien e incluso nos sentamos en los asientos como si nos estuviera impartiendo una clase en aquella época.
Foto 8. Interior de la Universidad de Cracovia.
Colina de Wawel
Después de una caminata de aproximadamente diez minutos, llegamos al punto más alto de la ciudad: La Colina de Wawel. Los edificios más importantes que forman la Colina son el Castillo Real, la Catedral de Wawel y la Guarida del Dragón.
Foto 9. Castillo de Wawel.
La Guarida del Dragón se encuentra a los pies de la colina y sugiere al guía la oportunidad de oro para contarnos la leyenda que aseguraba la presencia de un dragón que se comía a los ciudadanos de Cracovia. Según esta leyenda, el entonces rey de Cracovia ordeno la matanza del dragón a cambio de una recompensa muy golosa: su propia corona y la oportunidad de coronarse como rey. Sin embargo, a pesar de esto, ningún soldado era capaz de matar al dragón que tenía a la población polaca amenazada. Por esto, el rey cambió su discurso y aseguró a los ciudadanos que quien tuviera la osadía de terminar con la vida del dragón, podría pedir la mano a su hija. Entonces, un humilde Zapatero tuvo una brillante idea. Pensó que, si cogía las tripas de una oveja, las vaciaba e introducía sal y azufre en ellas y posteriormente lanzaba la oveja al dragón, este último agonizaría de sed después de ingerir la oveja (pues el azufre da muchísima sed). Así fue. Y cuando el dragón, muerto de sed, se acercó al río que rodeaba la ciudad, el zapatero le empujó y el dragón termino ahogado. Así, el humilde zapatero terminó casándose con la hija del rey. La Guarida del Dragón se recorre en cinco o diez minutos y al salir de esta, te encuentras de frente con un dragón que cada 5 minutos saca fuego por la boca.
Por su parte, La Catedral de Wawel es donde en la antigüedad eran coronados los reyes de Polonia. Dentro, según nos comenta el guía, también están las tumbas de los monarcas polacos desde el siglo XVII.
Por último, está el Castillo Real o Castillo de Wawel. Este imponente edificio tiene un estilo mixto con fragmentos románicos y elementos góticos. A pesar de ser uno de los símbolos más importantes de la ciudad polaca, nosotros tomamos la decisión de no visitarlo, pues la entrada no es gratuita. Por esto, no podría juzgar si la visita merece la pena o no.
Foto 10. Castillo de Wawel.
Foto 11. Castillo de Wawel.
Free tour, segunda parte: El Barrio judío o Kazimierz
Old Synagogue o Sinagoga Vieja (conocida en polaco como Stara Boznica)
Se trata de la sinagoga más antigua de Polonia. Según el chico del tour, durante la Segunda Guerra Mundial, fue utilizada como almacén para el ejército nazi, y, por lo tanto, quedó destruida. Por culpa de la restauración interior, decepciona un poco el interior de la misma.
Foto 12. Foto de la Sinagoga Vieja, de lejos.
Los Zopikanke del barrio judío
No sé exactamente cómo se llamaba esta plaza, pero está justo al lado de la Sinagoga Vieja. Sin embargo, no podía dejarla sin mencionar, ¡pues está plagada de puestos que venden Zopikanke! Y, pensaréis, ¿pero que es el Zopikanke? Pues se trata de una baguette partida por la mitad, con queso fundido, ¡y rellena de los ingredientes que tú elijas! A nosotros nos cobraron tres euros por cada uno de los Zopikanke.
Foto 13. Los Zopikanke de aceitunas con mayonesa y de carne con salsa barbacoa.
El puente Bernatek
Este puente es el que une el barrio judío con el gueto judío, más conocido como Podgorze (os explico más abajo).
Foto 14. Vista del río desde el puente Bernatek.
Podgorze o el gueto judío
Sin lugar a duda, este lugar es el que hasta ahora más me ha impactado. Se trata de un gueto que crearon los naiz durante la ocupación para, en sus palabras, limpiar la ciudad de Cracovia de los judíos. Así, el gueto se convirtió en un auténtico “hormiguero” de judíos sin derechos y el lugar idóneo para la trasmisión de enfermedades.
Lo que más os recomiendo al visitar el gueto, es que identifiquéis los restos del muro que rodeaba el gueto. ¡Los pelos de punta!
Foto 15. Restos del muro.
Plaza de los héroes o plaza Bohaterów
Si el gueto ya es escalofriante, esta plaza y la historia detrás, ¡son impactantes! Se trata de la plaza donde reunían a los judíos que llevarían a los campos de concentración.
Lo más llamativo en esta plaza es el Monumento de las Sillas, de Roman Polanski, en homenaje a los judíos que tuvieron que abandonar sus casas y llevar sus pertenencias a cuestas. No recuerdo bien si cada silla representa a mil o a diez mil judíos.
Foto 16. Monumento de las sillas.
Asimismo, también es un símbolo de la plaza la Farmacia del Águila, la única farmacia existente en el gueto en aquella época. La farmacia era de un polaco, que con la creación del gueto (donde recordemos que solo había judíos) tuvo la oportunidad de abandonar su negocio y reabrirlo fuera del gueto, y, sin embargo, decidió quedarse. La Farmacia fue vital para los judíos, pues es donde, además de medicinas, obtenían sedantes para huir de la cruda realidad a la que tenían que enfrentarse día a día. Para poder quedarse, advirtió a las autoridades de que, en caso de epidemia, su farmacia era clave para que la misma no se propagara por toda la ciudad.
Fábrica de Schindler
¿Habéis visto la película de la Lista de Schlinder? Si la respuesta es no, y tenéis la oportunidad de hacerlo antes de venir, yo os lo recomiendo mucho, pues, aunque dura tres horas y pico, merece mucho la pena y os ayudará a entender mejor la historia detrás de La Fabrica de Oskar Schilder.
Sin duda, este edificio es también una visita obligada en el gueto judío. Según nos ha contado el guía, durante la ocupacón nazi, Oskar Schindler, abrió una fábrica de ollas. Como la mano de obra alemana era muy cara, decidió contratar a judíos que se encontraban en el campo de trabajo de Plaszow. A medida que conocía la historia de sus trabajadores y las barbaridades que sufrían por parte de los nazis, tomó conciencia y decidió utilizar su fábrica como cobijo para estar personas. Así, logró salvar en torno a mil doscientos judíos, que estaban destinados a morir en los campos de exterminio.
Como podéis leer en este post, el primer día en Cracovia ha sido un espectacular, y escalofriante, en ocasiones, repaso por la historia de Polonia. ¡Mañana os cuento más cosas!
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