CRACOVIA V (mina de sal)

La segunda excursión que realizamos fue a la Mina de Sal de Wieliczka. La excursión tenía comienzo a las 16:00 por lo que tuvimos que llevar un bocadillo en la mochila y aperitivos porque solo tuvimos veinte minutos de descanso entre una excursión (Auswich) y la otra (mina de sal). Llegamos empapados porque no llevamos paraguas y al volver estábamos bastante calados así que nos fuimos al centro comercial que se encuentra a menos de cinco minutos andando del punto de salida y llegada del autobús, y fuimos a los baños a utilizar el secador para secarnos la ropa.

Una vez entrados en temperatura y comprado un chocolate calentito para que el calor también fuera interno, regresamos al autobús. Allí se volvió a repetir el mismo proceso que en la excursión a los campos de concentración: recuento de gente, reparto de pegatinas identificativas y algunas instrucciones sobre el viaje. El trayecto dura aproximadamente 45 min, dependiendo del tráfico que haya en la ciudad porque hay que atravesarla, la mina se encuentra a 10 km desde el centro de Cracovia. Si quieres ir en autobús urbano el número 304 te llevará hasta allí.

En la mina de sal de Wieliczka no hace frío, ni tienes que llevar paraguas (obviamente) pero vete abrigado también en verano porque hay zonas que tienen menos temperatura (de 14 a 16 grados es la temperatura constante independientemente de las estaciones del año), además lleva un buen calzado porque la caminata es bastante larga, casi tres kilómetros andando y bajando escaleras. Si te puedo dar un consejo, vete al baño antes de entrar porque hasta pasados 45 min de la caminata no hay ningún baño y salir de allí es imposible si no quieres subir treinta pisos de escaleras.

Los horarios para las visitas libres son de 7. 30 a 19. 30 exceptuando algunos días festivos. Los turistas individuales no necesitan reservar la visita pero los grupos turísticos sí y también deben llevar siempre un guía.

A continuación os hablaré un poco de la mina. Esta mina es una ciudad subterránea que se extiende en nueve niveles bajo tierra, un lugar de más de dos mil cámaras unidas por galerías que llegan a 240 km de los cuales solo recorrimos tres en la excursión. Esta mina se convirtió en 1978 en Patrimonio de la Humanidad y desde entonces recibe más de un millón de turistas al año.

A más de 125 m bajo tierra podemos encontrar cosas realmente sorprendentes como por ejemplo una iglesia, un hotel de cuatro estrellas, un restaurante que organiza banquetes… Además de esto también se organizan conciertos, conferencias, bailes, reuniones de negocios. La verdad impresiona que tras más de diez minutos bajando escaleras (ver la profundidad en la foto anterior) haya tantas cosas y que sea tan seguro.

El microclima especial del que dispone la Mina se aprovecha para el tratamiento de, por ejemplo, enfermedades de vías respiratorias, el asma y varias alergias. Las estancias curativas en la Estación Terapéutica, a 135 m bajo tierra, ayudan a recuperar la salud y relajarse.

Después de bajar más de cuatrocientos escalones llegamos a la propia mina pero si esos no fueran pocos todavía nos esperaban otros cuatrocientos repartidos por toda la visita. Durante la visita pudimos ver excavaciones con unas vistas sorprendentes: lagos de salmuera, cámaras increíbles como la de la foto, esculturas de sal… Además también vimos diferentes tipos de máquinas que se utilizaban para sacar la sal y ver cómo la maquinaria iba cambiando con el paso del tiempo. Una de las cosas que más nos sorprendió fue el uso de caballos a tantos metros ya que parece imposible bajarlos hasta allí, como dato curioso sabemos que el último caballo de la mina fue sacado en el año 2003. Otro de los datos curiosos con los que nos encontramos es con que antiguamente la ruta se podía hacer en una barca pero esto se dejo de hacer cuando un grupo de personas se murieron porque iban borrachas y se les volcó la barca, al tener una salinidad tan grande (más que el mar muerto) los pasajeros quedaron atrapados debajo de la barca y murieron ahogados.

Antes de salir pasamos por un bar que sorprendentemente disponía de Wi-Fi y también por una tienda de souvenirs en la que había postales y correo propio. La señora me intentó timar con los sellos así que no pude mandar ninguna. Finalmente subimos en un ascensor que parecía una atracción de parque de atracciones porque subía a una velocidad increíble. Le preguntamos al guía si podíamos subir por las escaleras pero no nos dejaba y nos contó que una vez se fue la luz en la mina y al no funcionar el ascensor, los visitantes tuvieron que dar toda la vuelta al recorrido y subir por todos aquellos escalones del principio.

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