A Cracovia

Ahora que lo pienso, cuando regresé de mi Erasmus no escribí aquí de lo que fue volver. El shock de adaptarse a tu país de nuevo, a las viejas rutinas, a las nuevas rutinas que formaron tus amigos y tu familia sin tí, cómo fue adaptarme a esta nueva sensación de estar extrañando siempre algo. Pero sobre todo, no le agradecí a la ciudad que fue mi hogar. No le dediqué ni dos líneas a Cracovia.

Cuando vuelves de tu Erasmus, todos te preguntan cómo te fue, si te gustó la ciudad. ¿Y qué puedes decirles? ¿Por dónde empezar? Lo más facil es decirles que sí, que toso muy bien, que la pasaste genial. Entonces te ven con cara de que eres un imbécil que no aprecia la oportunidad que tuvo y te siguen bombardeando con preguntas: Pero, ¿y la cultura? ¿qué tal vivir en Polonia? Debe ser muy frío eso y la gente muy diferente ¿es bonito?

A Cracovia

Entonces pienso en los paisajes de Cracovia, en las calles viejas y pequeñas, cubiertas de nieve o bañadas por el sol -elige tú uno, que siempre se veía bien- Cracovia es acogedora, es encantadora, como de cuento de hadas. Da la sensación de ser una ciudad orgullosa, porque se sabe hermosa, y también se sabe subestimada por sus vecinos Europeos, excepto cuando la quieren invadir. A pesar de que sí que tiene Starbucks, Hard Rock Cafe, hoteles grandes y todo lo demás, no da para nada la sensación de ser una metrópolis. La gente camina lento por sus calles, sin prisa. Puede incluso estar llena de turistas, pero cada día que pasas allí tienes la sensación de que tú fuiste el que saltó en la corriente de vida de los polacos, de la ciudad. Y es marvilloso que, al hacer turismo, puedas sentirte parte de la vida del sitio al que vas. Y es que el espíritu polaco está tan arraigado que no se te olvida ni por un momento que estás en Polonia -como si puede pasar con Barcelona, Madrid, NY u Orlando- Así deberían ser las capitales, no? Con la esencia del país, pero normalmente pasa lo contrario: mientras más importante la ciudad, más cosmopolita, más cultural. Esa era una de las cosas que más me gustaban de Cracovia. Que rompías por completo con tus raíces, al menos por un tiempo, y te sumergías en la ciudad, y eso es lo que ayuda a adatarse más rápido y más facilmente a un nuevo lugar. 

A Cracovia

En el Museo de Historia de Cracovia leí unas palabras que la definen:

"... Poles even from the most distant lands come here, to breathe in a gulp of the national spirit, to inhale that historical atmosphere, to revive their native traditions within themselves, and to gather strength to preserve in their tough struggle. To a Pole, every stone here speaks up in a powerful voice, telling the story of his nation and its former greatness and glory."

Esas palabras dicen más de lo que yo nunca podría decir de la ciudad en la que viví diez meses.

Y es que esa es la cuestión de Cracovia, su genuinidad. 

A Cracovia

Su gente pareciera querer conservar esa esencia, ese carisma, esa identidad polaca que se encuentra en cada piedra de la ciudad. Tal vez por eso algunos eran tan cerrados con los extanjeros, tan ariscos a los idiomas diferentes. Por supuesto, habían polacos que eran totalmente entregados, gentiles y serviciales. Como si fuera todo o nada. Cuando me cambié de edificio, no tenía ni un solo amigo en el DS7, y eso que dejaba la puerta abierta para poder hablar con mi vecina cuando llegara, o acercarme al baño cuando escuchara gente -sí, así de patéticos fueron mis primeros días- Así que no sentí ningún tipo de nostalgia al dejar el cuarto que me recibió en ese país. No nostalgia, pero sí molestia y preocupación al ver la cantidad de cosas que iba a tener que mudar yo sola. Y asi, de la nada, apareció por fin me vecina. Después de todo ese tiempo intentanto comunicarme con alguien, ella sale de repente y me pregunta que por qué me estoy mudando. Que de dónde soy, que si necesito ayuda para mover las cosas. Hizo varios viajes conmigo llevando maletas y bolsas, y ni siquiera nos habíamos presentado! Esto marcó mi percepción de los polacos de allí en adelante: fríos, tal vez de pocas palabras, pero ayudándote cuando lo necesitabas.

A Cracovia

Entonces, aquellos que me preguntaron tantas veces por la ciudad, por la cultura, por la gente... 

"Here everything is Poland, every stone and every little thing. Whoever enters it, becomes himself a part of Poland, part of its construction. Here we add a measure to this body -and only now, within this walls, are we Poland ourselves".

A Cracovia


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