Sri Lanka

Sri Lanka II

Hoy os traigo más anécdotas de Sri Lanka:

Las ciudades de Sri Lanka no eran nada del otro mundo. Kandy era una de las mejores. Estuvimos allí dos noches, fuimos a algunos restaurantes, paseamos y seguimos con nuestro viaje. Pensé que no me gustaría estar en el centro, que preferiría estar todo el rato cerca del mar. ¡Pero he de admitir que el centro de Sri Lanka también estaba genial! Por ejemplo, subimos a la famosa gran roca. De hecho, había dos. No recuerdo cómo se llamaba la primera, pero fuimos a la de Sygiria. Nos dijeron que las rocas eran prácticamente iguales, solo que para subir a la primera había que pagar. Obviamente, no quisimos pagar y fuimos a la que era gratis. Fue una excursión muy guay. Escalamos y cuando llegamos a la cima, disfrutamos de unas vistas impresionantes. Nunca había vivido algo así. Lo único que nos rodeaba era pura naturaleza, nada más. Era impresionante. Fue una experiencia inolvidable.

Viajamos sobre todo en tuctuc, pero para distancias más grandes íbamos en bus o en tren. Lo del bus es gracioso en Sri Lanka. No hay rutas fijas para los buses. Cuando queríamos usarlo, íbamos a la estación y le preguntábamos a cada conductor a dónde iba. A veces hasta nos pasaba que nos decían la dirección mal para no tener que llevarnos. Una vez que dábamos con el bus correcto, no sabíamos a qué hora saldría. Por tanto, nos subíamos o esperábamos delante. Dentro no había aire acondicionado. Se estaba fatal. El bus salía cuando al conductor le parecía. Por supuesto, nosotros esto no lo sabíamos. Fue una sorpresa bastante desagradable. Como éramos turistas, siempre nos cobraban más que a los habitantes de allí. Una vez le preguntamos a un hombre de allí cuánto había pagado y era mucho menos que lo que pagamos nosotros. No tenían ningún cuidado con nuestras mochilas y las tiraban donde podían. Ir en bus siempre era una aventura.

Con el tren era al revés. No tenía puertas. Si encontrabas un sitio junto a la única puerta, podías sentarte con las piernas fuera y contemplar el paisaje. Sentarse ahí y verlo todo era una experiencia increíble. Por otro lado, también nos pasó que estuviera lleno de gente y tener que estar de pie tres horas, lo cual era horrible. El tren tenía tres clases disponibles. No era como en la República Checa, donde la primera clase significa mejor servicio. Aquí a veces la única diferencia era la cantidad de gente y de puertas. Nunca sabíamos cuál comprar. Después de todo, lo que nos interesaba era ir en el vagón grande porque éramos siete y allí íbamos más cómodos.

Desde el primer momento quería ver elefantes salvajes en su hábitat. Habíamos oído de un sitio en el que podías darles de comer o verlos bañarse. Sin embargo, la amiga de mi amigo dijo que no estaba tan bien porque cuando fue los elefantes estaban en cautividad. Estaban atados y no se parecía nada a lo que anunciaban. Por eso en vez de ir a ese sitio, buscamos otro. Pensaba que los elefantes irían libres y sin cuerdas, pero no era así. Durante una de nuestras excursiones, el conductor del tuctuc nos recomendó un sitio en el que podíamos montar en elefante. Así que fuimos a mirar. No estuvo tan bien como puede parecer. Hacían 30 ℃ y el elefante tenía que llevar una cesta para 6 personas y andar con ellos encima. Se veía claramente que no le gustaba. Lo peor es que si no hacía caso, le pinchaban en la pata. Cuando lo vimos, no quisimos montar. Después de mucho pensarlo, algunos acabamos montando. No me gustaba hacer daño al elefante, pero la cosa era que incluso si no montábamos, le iban a seguir haciendo daño. Al final fue una gran experiencia.

Vivimos muchas cosas así durante el viaje. Otra fue en el pico más alto de Sri Lanka, el Pico de Adán. Desde el principio, estábamos empeñados en subir a esa montaña. En Internet habíamos leído muchas cosas buenas, como que la vista es tan impresionante que merece la pena verla. También decían que el mejor momento para subir era de madrugada porque así puedes ver amanecer y la vista es impresionante. Por tanto, mis amigos dijeron que podríamos ir a las 2:00 para estar allí a las 5:00. Yo no estaba de acuerdo, pero como tampoco me quería quedar sola, fui con ellos.

He de decir que fue la peor idea de la historia. Como a esa hora hacía mucho frío, tuvimos que abrigarnos. ¡Qué horror oír la alarma! No quería levantarme, quería seguir durmiendo. Me decía a mí misma: «Estás en otro país. Tienes que vivirlo al máximo». Y nos dirigimos a la cima. Por desgracia, hacía mucho frío y encima empezó a llover nada más echar a andar. Normalmente, me gustan las excursiones así, pero esta fue diferente. ¡No esperaba tener que subir escalones todo el rato! Era increíble. Era la primera vez que veía tanto escalón. Básicamente estuvimos todo el rato subiendo escalones. No terminaba. Estaba desesperada. Después de unos minutos, me dolían las piernas. Iba contando los escalones, pero no ayudaba. Al principio tenía gracia, pero dos horas después era horrible. Si hubiera hecho mejor tiempo, habría sido mejor, pero hacía un tiempo horrible y no me gustó nada. Estaba congelada, los escalones no terminaban, todo estaba mojado y estaba oscuro. Al menos íbamos a ver amanecer.

Sin embargo, cuando subimos era demasiado temprano. Eran las 4:30 y el amanecer era a las 5:30 o 6:00. No llegaba el momento. Estábamos congelados esperando. Había muchísima gente. ¡Para mí fue horrible! ¡Quería estar en un sitio cerrado para entrar en calor! Lo único bueno es que para calentarnos no parábamos de abrazarnos. Creo que hasta me dormí de pie. Después de dos horas, reconocimos que no íbamos a ver amanecer. Era una decepción, se suponía que iba a ser precioso, pero con el mal tiempo no se veía nada. Luego me dolía todo el cuerpo.

En resumen, ¡Sri Lanka fue épico y sin duda voy a hacer más viajes así!