Piscine Carola

Toda mi infancia, de junio a agosto, la he pasado en esta piscina al aire libre, la mejor para mí, seguramente porque está en mi ciudad. Tiene una piscinita menos profunda donde podías jugar a la pelota cuando eras pequeño, acostarte en un flotador o divertirte hundiendo a tus hermanos. Acoplada a esta, te encontrabas con la piscina grande en la que podías nadar largos de 25 metros o saltar desde los trampolines de uno, dos o cinco metros para los más valientes.

Cuando no hace mucho calor o si ha llovido los días anteriores, el agua puede bajar hasta los 20/21 grados. El agua un poco fría, la verdad, pero cuando hace buen tiempo puede alcanzar los 24 grados. Como tienes que ducharte obligatoriamente antes de entrar, te acostumbras fácilmente a la temperatura, y tras unos cuantos largos todo va mejor. En el piso inferior, al que accedes también por la entrada, están los vestuarios y las duchas (siempre limpias). Un terreno de 5000 m² permite jugar al voleibol, baloncesto o fútbol, o simplemente puedes broncearte en el césped y hacer un pícnic.

Los más pequeños se bañan en la piscina infantil de al lado.

Los más curiosos pueden espiar a los que se tiran del trampolín o a los que nadan por estas ventanillas redondas.

Este año se ha llevado a cabo una ingeniosa iniciativa nueva: la creación de un buzón de lectura, es decir, coger un libro mientras estás en la piscina y devolverlo al final para que todo el mundo lo disfrute. Desde hace años puedes reservar también clases de fitness y aquagym.

Esta piscina me ha parecido siempre el mejor lugar para descansar en verano, sobre todo cuando llegaba a las 10 de la mañana, en cuanto abría, y no había nadie. Siempre era un privilegio tirarse la primera al agua en calma. El ticket cuesta solo 1'60 euros si eres estudiante, y puedes comprar un abono ilimitado de 30 euros. Además, puedes acceder fácilmente a esta piscina estival (con parking): en la carretera de Bergheim, a la entrada de Ribeauvillé viniendo del pueblo que lleva el mismo nombre que la calle.