Mi primera semana en Saigón

Tras graduarme, decidí empaquetar mi vida y mudarme a Vietnam.

En resumen, la primera semana fue un infierno, pero es lo de siempre. Cada vez que me mudo a un país nuevo, la primera semana es pura confusión, estrés y barreras lingüísticas inevitables. Mudarse a Saigón no fue distinto a eso, solo que, esta vez, la barrera lingüística inicial fue mucho peor.

my-week-saigon-772b7b40a8ff167597ac6b271

Antes de llegar:

Me preparé un poco antes de llegar a la ciudad, conocida desde 1975 como Ho Chi Minh. Tras haber decidido mudarme con mi amiga, sin domicilio, sin trabajo y sin un plan, esta aventura sufrió un giro inesperado cuando descubrí que estaría sola debido a un cambio de circunstancias, digamos. Mudarme a esta ciudad tan caótica por mí misma, sin ningún plan real o seguridad, decidí que buscarme un trabajo antes de ir me ayudaría a pasar las primeras semanas.

Después de enviar muchos CV y solicitudes de trabajo a distintas empresas de enseñanza por todo Vietnam y tras algunas llamadas incómodas por Skype, me ofrecieron un contrato de 8 meses en Vinalearn como profesora de inglés a tiempo completo. Tuve suerte porque la empresa me ayudó con mi visado de negocios, mi permiso de trabajo, me recogieron en el aeropuerto y me pagaron un salario decente. Así que no tenía que sufrir ese estrés de intentar organizarlo todo antes de irme.

my-week-saigon-c8fb8043c289a19ce7ec17f14

Mudarme sola a un país completamente distinto debería haber sido una experiencia aterradora y emocionante, pero los vuelos desde Glasgow hasta Dubái y luego hasta HCMC fueron tan calmados que casi me sentí indiferente. Tendría que haber estado nerviosa, pero la reserva de última hora no me dio suficiente tiempo para que apareciesen mis verdaderos sentimientos.

my-week-saigon-35cc2a2728de2c23258f6b9cb

Dieciséis horas más tarde, llegué al aeropuerto de HCMC; el proceso de solicitud del visado fue largo pero, 40 minutos más tarde, ya me encontraba inmersa en el húmedo aire nocturno y me recibieron dos compañeros acompañados de un letrero donde se leía LINDSAY BRAND – VINALEARN. Eso nunca me había pasado; ¡me sentí como una mujer de negocios importante!

El "alojamiento gratuito":

Tras un trayecto de 20 minutos en coche, ya estaba en el hotel donde nos alojaba la empresa hasta que encontrásemos nuestro propio piso. ¡Era horrible! En mi habitación había restos de cigarrillos por todas partes, pelos en el baño y parecía que no le habían quitado el polvo en meses. No dormí la primera noche.

Hora de explorar:

A la mañana siguiente, sentí que tenía que salir del hotel. Con la ayuda de Google Maps y de una guía turística, comencé por el Distrito 1. La guía tenía razón cuando decía que "solo los turistas caminan en Saigón". Todo el mundo iba en moto, scooter, coche, bus o en cualquier otro transporte a motor; yo era la única que caminaba por las calles bajo ese sol tan abrasador.

my-week-saigon-b298eaaea22d4b532b141da0c

Unos 40 minutos de paseo más tarde desde el hotel, en D3, llegué a la famosa, mochilera zona de D1. Cuanto más me acercaba al centro de la ciudad, más gente veía caminando por las calles; más o menos un 80 % eran extranjeros. Caminé durante horas viendo los famosos monumento, mercados y centros comerciales con aire acondicionado para sobrevivir al sol de la 1 de la tarde.

my-week-saigon-fbf0b5b2bc0e343681b1e4c61

Después de estar fuera unas 5 horas, volví al hotel. Descubrí que, en realidad, había otros tres profesores de Vinalearn alojados en el hotel. Me sentí mejor al instante; ya no era la única que vivía allí. Todos nos reunimos para ir a cenar y nos quejamos juntos del desastre de hotel, el cual sería nuestro hogar durante los próximos 5-7 días. Encontramos un pequeño restaurante donde comimos Pho, la típica sopa de fideos de Vietnam. Unas Tiger Bias más tarde volvimos al hotel para pasar otra noche sin dormir.

my-week-saigon-c415c1cecedd992ff765e3e27

Semana uno:

Los primeros 3 días en HCMC fueron duros para mí. Odiaba donde dormía, lo que me hizo cuestionarme si había tomado la decisión correcta o no. Me sentía muy culpable por haber dejado a mi madre, a Iacopo y a otros amigos en Escocia.

my-week-saigon-ab42cd8a3622897c496462ae0

No quería volver, pero quería tenerlos conmigo. Las llamadas de Skype solían acabar en lágrimas, lo que me hacía cuestionarme aún más mis decisiones. Pero sabía que la situación mejoraría. La primera semana de mudanza en un país nuevo siempre es un poco desastre: se tarda un poco en encontrar el alojamiento adecuado, algunas semanas para acostumbrarse mi horario de trabajo tan cambiante y, además, en encontrar un grupo de amigos y una rutina. Sabía todo esto, pero no cambió el hecho de que mi primera semana en Saigón fuese una mierda.

La enseñanza:

Aún vivíamos en el hotel cuando comenzaron nuestros primeros días en el colegio. Cogimos muchos Uber y GrabCar para ir y venir del trabajo.

my-week-saigon-d609908c8f07294af968711bd

La primera semana también era una 'Semana de Introducción'. Explicado de otra forma, tuvimos que pasar una hora y media presentándonos y jugando a juegos para establecer el nivel de inglés de los alumnos. Fue horrible y se solía perder el control cuando los niños se emocionaban en exceso y se ponían a gritar. Pero sabía que la segunda semana sería mejor, una vez que tuviésemos los horarios y las clases planificadas.

my-week-saigon-a8689007b75581b53d370b8da

Mis clases de los viernes eran las peores. Tenía cuatro clases, todas con una duración de 1 hora y 30 minutos, con un descanso de 2 horas para comer que pasaba sola. Estaba acostumbrada al sexto curso. Sin embargo, las dos últimas clases del viernes eran de 2º de la ESO, con niños de 13 y 14 años; es decir, niños que no quieren aprender inglés. Mi ayudante no servía para nada; estaba casi todo el rato en el móvil y ni siquiera intentaba calmar a los niños de ninguna forma. Estaba impaciente por que acabase la última hora, incluso pensé en irme de clase puesto que los niños no me escuchaban, gritaban y estaban siendo francamente maleducados. Pero acabó, finalmente.

my-week-saigon-dbbb1e57e6f357ab77b4d1e94

Estaba más que lista para beberme unas cuantas copas con los otros profesores en nuestra primera noche de viernes, pero en su lugar me encontraba viendo IT, la nueva película de Stephen King. Odio las películas de miedo, pero era o eso o quedarme sola en el 'hotel'. De nuevo, otra noche sin dormir; pero, esta vez, no era por culpa del hotel.

Día de la mudanza:

¡El sábado era el día de la mudanza! Dos profesoras canadienses y yo habíamos mirado algunos pisos para mudarnos juntas, ya que trabajábamos en colegios cercanos. Cogimos un piso en el Distrito de Tan Phu, cerca de nuestros colegios en D12, a años luz del centro mochilero. El piso está en un complejo enorme llamado Celadon City. Una ciudad amurallada, llena de parques, estanques, un gimnasio y una piscina.

my-week-saigon-cee9c988e3fdc40d16c5674ed

Hay otros 15 profesores de Vinalearn en esta zona, así que no estábamos completamente solas. Encontramos bares y restaurantes guays, de ambiente vietnamita más tradicional, alejados de las trampas turísticas. Fue un día largo puesto que tuvimos que desplazar todo nuestro equipaje durante la hora punta. Nos pasamos el resto del día deshaciendo maletas e investigando la zona.

my-week-saigon-e7de78631a1a80fb3bb6eac45

Vivimos al lado de un centro comercial inmenso llamado Aeon Mall, que está repleto de tiendas muy monas y un supermercado genial donde podemos comprar comodidades para el hogar más occidentales, así como comida asiática riquísima. Pasamos la noche del sábado moviendo un colchón al salón con los 3 compañeros de piso y viendo varias películas en un portátil que se conectaba a la TV.

Hora de unirse a los atascos:

Y lo era. La primera vez que me incorporé a una carretera principal, perdí el control de la bici y me estrellé contra un par de bicicletas cuyos conductores se limitaron a mirarme y no me ayudaron en absoluto. Debí haber tirado del acelerador antes que del freno, puesto que la bici se me escapó hacia adelante. No me hice daño puesto que no iba rápido, pero me entró el pánico y ya estaba asustada. Recogí la bici y me fui en busca de mis nuevos amigos profesores. Tras haberme calmado, planeamos la ruta y nos dirigimos al D3, donde nuestro amigo vivía y trabajaba.

my-week-saigon-bdddc9f2a17c8c3420130d457

Parábamos cada 10 minutos para asegurarnos de que seguíamos el camino correcto. Tras un par de giros dudosos, paradas y de repostar, por fin llegamos. El Distrito 3 es increíble. Hay canales y vías del tren por las calles. La zona donde vive nuestro amigo está llena de pequeños comercios y cafeterías.

my-week-saigon-2d103e54d06b69275140f4f58

Después de un par de horas, ya tocaba que mi nueva compañera, Kaytlyn, y yo volviésemos a Celadon City. No miento cuando os digo que, nada más subirnos a las bicis, empezó a llover. Cuanto más avanzábamos, más llovía. Es temporada del monzón después de todo. Sin ponchos alguno como todo el mundo, seguramente estábamos ridículas montando el bici con nada más que unos pantalones cortos y un chaleco. La lluvia no ayudó con Google Maps, ya que las enormes gotas caían sobre la pantalla táctil y era imposible usarlo.

El camino a casa:

Una vez supe más o menos dónde ir, nos pusimos en marcha, pillándole poco a poco el truco a la bici, cómo girar en curvas cerradas y cómo evitar otros vehículos. Conducíamos a una velocidad normal por una rotonda que tenía semáforos. Yo iba delante de Kaytlyn puesto que sabía el camino. Justo me di cuenta de que el semáforo se había puesto en rojo, así que paré de forma un poco abrupta. Sin embargo, Kaytlyn tardó un poco en darse cuenta de que había parado. Esta parada repentina de todos los vehículos que estaban a su alrededor junto con las calles resbaladizas y la lluvia hicieron que le entrase el pánico. Apretó el freno delantero y salió volando de su bicicleta. El mar de motos a mi alrededor soltó un grito ahogado y muchos empezaron a bajar de sus motos para ir a ayudarla. Se levantó tan rápido como pudo, ya que el tráfico había comenzado a moverse. Cogió su bici y se puso detrás del semáforo conmigo. Dijo que estaba bien, pero sus heridas eran evidentes. Solo queríamos que volviese a casa tras todo el trauma con nuestras bicis y el tiempo.

¡Por fin llegamos a casa y Kayt estaba bien de verdad! Tenía un par de moratones y rasguños, pero nada serio. Nos alegramos de que alguien de Vinalearn nos acompañara a clase el lunes por la mañana.

En realidad es cuestión de cuándo te acostumbres a la bicicleta; el punto de la "mordida", la velocidad y el peso. Un par de días más tarde, definitivamente me sentí más cómoda y comencé a reconocer las carreteras, de manera que mi trayecto al trabajo se hizo mucho más corto.

Para concluir:

En resumen, mi primera semana en Saigón fue bastante de locos. El calor, el inmenso número de bicis en las carreteras, el monzón y los niños locos fueron un verdadero shock para mi cuerpo. A pesar de esto, me encanta el ambiente de la ciudad. Es un lugar concurrido y hay tanto que hacer que es difícil aburrirse.

my-week-saigon-2b17dde8cd8d01b8a6ad4e606

Por supuesto que todo resulta aterrador al principio, pero, en una semana, ya siento que estoy más acostumbrada a todo: sumergirme en la cultura, comida y forma de vida. Mientras esté aquí, quiero probar cosas nuevas; montar en scooter la primera, pero quizás, además, comenzar un deporte nuevo, como nadar, un nuevo estilo de baile, clases de cocina... la lista es infinita. El siguiente paso será aprender vietnamita, un reto que recibo con los brazos abiertos.

my-week-saigon-c25d48cb77ce3e4acb8c76a28

Saigón, estoy lista.

my-week-saigon-d4b4617814364bc0872a26c47


Galería de fotos



Contenido disponible en otros idiomas

Comentarios (0 comentarios)


¿Quieres tener tu propio blog Erasmus?

Si estás viviendo una experiencia en el extranjero, eres un viajero empedernido o quieres dar a conocer la ciudad donde vives... ¡crea tu propio blog y cuenta tus aventuras!

¡Quiero crear mi blog Erasmus! →

¿No tienes cuenta? Regístrate.

Espera un momento, por favor

¡Girando la manivela!