Donde mi alma descansará (según lo ideado)
Ya se que parece un poco macabra esta sitauación, pero toda mi vida he pensado en ese momento indeseado en el que me tenga que marchar de esta vida, probablemente no sea la única persona rara que piense en eso, pero si lo soy, lo siento.
En fin, en las inmediaciones del hermosísimo Ciudad Guzmán, ubicado al sur del estado de Jalisco, es donde yo nací. Un abril vine a dar al mundo y a ese específico lugar de entre los muchos que hay en el universo. Un nuevo ser habitaba la vida terrenal.
"Nadie nació sabiendo que morir también es ley de vida"
Por más terrible que me parezca la idea, algún día deberé dejar el mundo, y si lo hago, imagino que mi cuerpo sin alma descanse en las tierras que me vieron nacer, mi sueño es ser consumida por la tierra que tantos años alimentó mi vida, mis sueños, mi eco en el mundo.
Los panteones, que es como llamamos a los cementerios, son lugares llenos de paz, llenos de solemnidad y respeto hacia la vida y la muerte, ese lugar que con adornos específicos llenamos para dar honor al ser que habitó este mundo y llenó de luz nuestras vidas... En el cementerio de Ciudad Guzmán es posible disfrutar de un ambiente tan lleno de paz, que me hace feliz.
No es que acostumbre andar de visita por los cementerios cada semana, pero cuando lo hago, disfruto del pasearme entre lápidas y flores, imaginando las vidas felices que se pudieron haber llevado, ahora dormitando en la tierra y disfrutando del segundo plano en el que se encuentran las almas.
El cementerio tiene muchos árboles de gran tamaño, aclimatan el espacio, le dan luz tenue y un sonido único del viento golpeando sus hojas...
Supongo que sí, es raro hablar de esto, recomendar este lugar, pero a pesar del dolor que causa la muerte, también es necesario conmemorar la vida, este lugar permite la introspección, y no le temo, ya que personas que eran parte de mi vida, de quien soy y gracias a las cuales existo están ahí.
Un lugar lleno de historias, lleno de jacarandas y primaveras que en la estación del mismo nombre, llenan de flores de colores el lugar, un espectáculo vivido por pocos y disfrutado por muchos.
Vamos que, si he de morir, que me entierren en mi México, en mi Ciudad Guzmán, junto a mi abuelita que tanto amé, y que en tradición, disfrutemos juntas de nuestro ponche de granada.
