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Voluntariado en el extranjero


Todos queremos cambiar el mundo. En mi caso, aspiro tanto a conocerlo mejor como a cambiarlo para mejor. Por otro lado, siempre me ha gustado el trabajo social además de viajar. Así que me pregunté: ¿por qué no juntar ambos?

Así es cómo decidí ir en 2015 a Ciudad del Cabo, Sudáfrica para enseñar inglés a niños de barrios humildes. Pasé un mes entero y sin duda aprendí más de lo que llegué a enseñar yo misma. Fue una experiencia increíble que todo el mundo debería de vivir al menos una vez.

Mi trabajo

Si sabes algo de Sudáfrica, puede que te estés preguntando por qué demonios enseñaba inglés a sudafricanos si el inglés es uno de los idiomas oficiales. Si bien es cierto que el inglés es un idioma oficial, hay muchos otros idiomas oficiales. Uno de ellos es el xhosa, un idioma completamente distinto que data de antes de la colonización europea.

En Masiphumelele, la barriada donde llevé a cabo mi voluntariado, el xhosa era el idioma más hablado. Los niños apenas hablaban inglés, por eso les enseñaba. Para poder ir a la escuela, conseguir un trabajo o comunicarse con el resto de la gente fuera de su barriada necesitaban manejar un poco de inglés.

Al final mi trabajo principal no era el de enseñar inglés, sino más bien el de cuidar de niños de entre 3 a 5 años durante la mañana y la tarde mientras sus padres trabajaban. Entre 4 voluntarios teníamos que ocuparnos de 30 críos. Difícil, pero muy divertido. Organizábamos actividades como dibujo, canto, talleres de Lego y, a veces, incluso les llevábamos al parque o la playa de al lado. También nos encargábamos de darles de comer y prepararles para la siesta.

Ver a los niños cómo eran felices a pesar de sus condiciones de vida fue algo muy bonito. Vivían en casas de hojalata y las calles no tenían ni agua corriente ni calzada. Además el barrio era de difícil acceso y no podían ir a la guardería. La mayoría de ellos no tenían suficiente ropa y a veces ni comida en sus casas. A pesar de todo vivían felices. Fue muy inspirador.

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La organización para la que trabajé se llamaba Ubuntu y también organizaba otras actividades para mejorar las condiciones y la unidad de la comunidad de Masiphumelele. Cada día cocinaban una gran cantidad de comida para repartirlo entre los niños y adolescentes del barrio. También ofrecían un lugar libre para estudiar o jugar y de vez en cuando organizaban eventos culturales. Cada año reúnen una gran cantidad de comida y donaciones para distribuirlas a todo el mundo por el día de Nelson Mandela. Gracias a la atmósfera de unidad que reinaba pude aprender un montón sobre la cultura local.

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Lo que aprendí

Vivir cuatro semanas en un lugar así me hizo darme cuenta de lo poco que se necesita para ser feliz y de que podemos ser felices tan solo con la sonrisa de otra persona. En Sudáfrica tienen un dicho que da nombre a la asociación: Ubuntu, que significa yo soy porque tú eres. Esta palabra resume a la perfección el sentimiento de ayudar a otra persona y sentirse parte de la comunidad. ¡Uno para todos y todos para uno!

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También me di cuenta de que no hace falta hacer mucho para cambiar el mundo. Si llegas a hacer a una persona feliz cada día, ¡ya lo estás cambiando! A veces vivimos en una burbuja en la que tan solo actuamos para nuestro propio beneficio o el de las personas que conocemos. Pero si entregas un poco de tu tiempo cada día a hacer algo por los demás o por la comunidad o por el mundo en general, estarás cambiando el mundo. Puede ser reciclar, ser simpático con un desconocido, donar dinero a la caridad o prestarte como voluntario para una organización. Cualquier cosa tiene el poder de este mundo un lugar más feliz.

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Estate preparado

Creo sinceramente que todo el mundo debería vivir una experiencia como esta. Pero antes de hacerlo, tienes que tener en cuenta algunas cosas. No será fácil, si lo fuera el mundo sería mucho más alegre. Habrá momentos en el que te sentirás cansado, echarás de menos tu hogar y, en definitiva, te sentirás como el culo.

Se requiere de mucha energía para mantener la sangre fría, estar feliz y ser proactivo al mismo tiempo. Sobre todo en un país donde la gente necesita tu ayuda todo el tiempo. Tampoco puedes estar preparado para ver sufrir a otra gente, te llega directo al corazón. Es por eso que recomiendo a la gente hacer voluntariado en su país antes de ir al extranjero.

Por último también deberías informarte bien de la cultura y la historia del país a donde vas. Si no lo haces puede verse como algo poco cortés o darte problemas a la hora de hacer voluntariado. Cuando vas a un lugar diferente tú eres el diferente, así que al que le toca adaptarse es a ti. Tendrás que respetar a la otra cultura.

Aparte del voluntariado

Además de ser voluntaria, también tuve la ocasión de viajar y salir de fiesta durante mi tiempo en Sudáfrica. Tenía tiempo libre prácticamente cada fin de semana. Por eso tuve el tiempo de visitar el centro de la ciudad, salir de fiesta, escalar la montaña de la Mesa, ir a la playa de Boulders, al Cabo de la buena esperanza e, incluso, de viajar a otras ciudades. Fue fantástico.

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La compañía que organizó todo por mí fue You2Africa. Además de organizar viajes, reclutan a gente de todo el mundo deseosa de participar como voluntario en África.

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