Páv

Mi nuevo amigo de República Checa me enseñó a decir pavorreal en su idioma. Cuando me dijo el nombre de su país le dije "claro, claro, lo conozco" y llegando a casa, como toda buena milenial, lo googlee. La verdad es que mi cultura general es, por no decir algo peor, pobre.

Por cierto, es inevitable sentirse pobre cuando llegas a Europa, especialmente si tu moneda está tan devaluada como la nuestra y la comida de un día aquí cuesta lo mismo que la comida de toda la semana en tu país. Nunca olvidaré mi primera comida en el aeropuerto de Madrid, un bocadillo de queso de €6.50 y sin bebida. Recuerdo que Hilde (mi mejor amiga) pidió uno igual, teníamos prisa por tomar el autobús rumbo a Cartagena así que ella no terminó el suyo, cuando se levantó de la mesa y se dió la vuelta tomé su plato y terminé lo que quedaba de su bocadillo, no me juzguen, no estaba dispuesta a desperdiciar ese pedazo de pan de 120 pesos mexicanos. Ahora que lo recuerdo me hace gracia.

Con sólo 6 días en Cartagena he dejado de sentirme así, con mis amigos de México voy a Mercadona, a Lidl y hasta a Carrefour y podemos comprar lo que se nos antoje y dividir los gastos entre tres. Me encanta. Me gusta sobretodo el yogur griego que venden aquí y el zumo de melocotón con uva, también he aprendido a tomarle cariño al pan, aunque al principio me parecía infame la cantidad de panaderías que hay en cada calle. Digo a manera de broma que es más fácil encontrar pan que encontrar mis ganas de bañarme hoy. 

Ayer sí que me bañé y me puse mis mejores garras (prendas) para ir al orientation day de la UPCT, al que como buenos mexicanos llegamos tarde y en el que conocí a Honza, el checo. También nos llevaron de tour por el centro, conocimos gente de quién sabe cuántos lugares, escuchamos quién sabe cuántos idiomas y finalmente vimos un pavorreal, esa fue la mejor parte.

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