La vida es dulce

He descubierto dos cosas importantes sobre Cartagena,  la primera es que los sábados son de café y tarta. Como ya he dicho antes, abundan las cafeterías, panaderías, confiterías, pastelerías o como prefieras llamarles. Los escaparates son un verdadero desfile de colores y formas, por lo que merengues, trufas, bombones, 'quitapenas' empanadas y bizcochos te dejarán con el antojo más de una vez al día, pero no, aquí la gente no se queda con el antojo, va a por su bolsa de papel y la llena de cosas dulces, como debe ser, por dios que aquí no le tienen miedo a la diabetes.

EL sábado pasado mis compañeros y yo fuimos a Kuss, la que por cierto no sé si es local o franquicia. Elegimos el lugar las chicas y a mis compañeros no les quedó más remedio que acompañarnos, aunque tal vez a ellos les apetecía más una caña servida en cualquier bar con pipas de cortesía (traducción: cerveza y semillas de girasol). Ya en la mesa, pasado un buen rato, nos dimos cuenta de que éramos los únicos jóvenes ahí, el resto de los clientes seguro tenían más de cincuenta años. En contraste, el local contiguo estaba lleno de chavales, ya adivinan qué lugar era: claro, una cervecería.

Me causó algo de gracia descubrir que tengo gustos de señora pero las tartas estaban demasiado buenas para detenerme a pensar en esas cosas. Como pedimos todos algo diferente tuve oportunidad de probar al menos cuatro tartas. Sin duda la de zanahoria es la reina. 

Mis gustos de señora, que ahora agradezco tanto, también me llevaron el otro día a lo que voy a llamar "mi noche ideal en Cartagena", que es algo tan romántico como el título mismo, un denso cielo de chocolate caliente con estrellas de azúcar refinada y media docena de cometas fugaces cruzando, si te ha gustado la metáfora barata de la noche estrellada, puedes pedir un deseo: que los churros nunca terminen. 

Ah si, se me  estaba olvidando, la segunda cosa cosa que descubrí sobre Cartagena es que aquí todos los días es sábado. 

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