Experiencia en velero en Cabo de Palos

¡Hola a todos! Por fin ha llegado el verano y toca disfrutarlo. La Región de Murcia es una región preciosa para disfrutar del verano, porque tiene muchas playas y ofrece muchas actividades acuáticas divertidas. Si os gusta el mar y hacer cosas diferentes, continuad leyendo.

Hoy os vengo a hablar de mi experiencia en un velero por el mar mayor en Cabo de Palos.

Como os digo, la región ofrece diversas posibilidades a los amantes del mar, y una de ellas es el alquiler de un barco velero en el puerto de Cabo de Palos.

Experiencia en velero en Cabo de Palos

Para quien no lo sepa Cabo de Palos es un cabo de España en aguas del Mediterráneo y pertenece al municipio de Cartagena. 

En el puerto de Cabo de Palos se pueden alquilar muchos barcos, botes y barcas, pero lo especial del velero que alquilamos, es que incluye al capitán. Es decir, no hace falta que nadie sepa manejar el barco, ni tener permisos, ni nada. Simplemente hace falta muchos amigos y ganas de divertirse.

Os explico lo que hice yo:

Contactamos con el chico que se dedica a esto y le dijimos el número de personas que éramos para que nos reservara un velero. Así que una mañana llegamos al puerto de Cabo de Palos y allí no esperaba el chico. Nos dio unos tickets que eran necesarios para demostrar, en el caso de que nos parase la policía marítima, que nosotros montábamos en ese barco como “inquilinos”, y que solo iba a ser durante un día.

El chico que manejaba el barco nos hizo una pequeña en ruta para que observáramos las diferentes costas cercanas a Cabo de Palos. No obstante, dependiendo del día y del viento podía hacer una ruta u otra, o incluso no hacerla. Ya que con el viento en contra y mucho oleaje podría resultar peligroso para las personas del barco, que a lo mejor, no saben ni nadar.

Después de hacer la ruta, ancló el barco cerca del faro y de la playa de Cabo de Palos, para darnos la oportunidad de refrescarnos, bañarnos y lo que quisiéramos.

Asimismo, nos ofreció lanzar al agua tablas de paddle surf para poner a prueba nuestras habilidades, ya que no había mucho oleaje.

Además, el precio incluía bebidas ilimitadas, como por ejemplo, cerveza, cocacolas, fantas, agua, aquarius, sangría, etc…

Eso sí, la comida la pusimos nosotros. Lo que hicimos fue encargar unas cuantas empanadillas y saladitos en una panadería, para poder comérnoslas en el barco cuando nos entrara hambre.

Y el hambre no tardó mucho en aparecer, porque como ya sabréis, el mar cansa y después de pegarnos el primer remojón ya estábamos hambrientos. 

Llevamos un pen drive con algunas carpetas de música, y allí en el barco, en la parte de dentro había un reproductor de música con altavoces donde lo pusimos. 

Experiencia en velero en Cabo de Palos

En la parte interior del barco también había un baño por si se necesitaba, y también se podían dejar todas nuestras pertenencias como móviles, bolsos, cámaras,etc. En todo momento, podíamos bajar para coger las cosas.

Del precio no me acuerdo exactamente, pero sí sé que fue bastante caro. Éramos como diez personas y aunque como digo, no me acuerdo de cuanto pagamos, yo diría que más de veinte euros cada uno seguro. Incluso más. En total estuvimos una mañana entera, y no se nos hizo ni largo ni corto, más bien el tiempo perfecto.

Yo que suelo marearme fácilmente en todo este tipo de cosas, y que me da miedo casi todo, tengo que decir que aunque pensé que no me marearía, al subirme al barco sí que me dio un poco de sensación así que me tomé una biodramina.

A la vuelta, sí pillamos algo de viento y fuerte oleaje, y aunque en alguna ocasión sí que me sentí un poco mal, nunca sentí que el barco fuera a volcar o algo así.

En definitiva, diría que fue una buena experiencia, que me lo pasé muy bien y que repetiría, sin duda, en alguna ocasión especial, aunque no como algo que se haga muy a menudo, ya que fue bastante caro. 

Lo que más me gustó fue poder bañarme en las calas tan preciosas de Cabo de Palos, pero a una distancia lo suficientemente lejos para que no hubiera otros bañistas por allí. Es decir, que se disfrutaba de la tranquilidad de las mejores calas solo para nosotros. 


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